El Real Zaragoza, acorralado

Los movimientos en torno a la entidad resultan desconcertantes y mezclan singulares intereses.

Los nuevos propietarios, en Madrid
El nuevo Real Zaragoza da la cara

El paso de los días acorrala a un Real Zaragoza a quien el avance de las horas arrebata un pedazo de suelo en su batalla por huir del precipicio, por agarrarse a la supervivencia. Hace tiempo que Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, advierte de los peligros de la delicada situación de la entidad blanquilla. Y su discurso adquiere mayor dramatismo, de acuerdo con las circunstancias, conforme se desgasta el mes de junio. El último no pudo ser más explícito: “El Real Zaragoza se encuentra en alerta roja”.


Sin embargo, la Liga no es neutral con el Real Zaragoza; no le dan igual sus movimientos. El organismo que dirige el oscense Javier Tebas no es un espectador desinteresado de lo que ocurre en el seno del club. Por un lado, no puede permitirse abandonar a su suerte a un club de la trayectoria, prestigio -por mucho que lo haya gastado- y raigambre de la escuadra aragonesa.


Tal vez por eso, no quiere dejar a su aire al equipo. Y tal y como hizo ya con Jesús García Pitarch, la LFP quiere tener bajo su control al nuevo Real Zaragoza, por lo que juegan la baza de Mateu Alemany.


Acorralados se encuentran, como la propia entidad, los recién llegados propietarios, para los que todo parece hacerse demasiado grande. Su desembarco estuvo primero vinculado a la llegada de una inversión que el tiempo fue dilatando hasta que viró hacia una singular propuesta mexicana. El anuncio del preacuerdo del pasado viernes, pendiente sólo de la negociación definitiva con Hacienda, era la tabla de salvación para dueños que no ocultaron su voluntad de llevar a cabo un inmediato traspaso accionarial.


Y el Real Zaragoza, mientras tanto, se desangra ante la mirada impotente de sus seguidores, que ven desesperados cómo el desarrollo de los acontecimientos impulsa hacia el abismo a la entidad blanquilla. Porque ya ni siquiera la alternativa mexicana, envuelta en mil incógnitas e incertidumbres, brinda demasiada luz al proyecto zaragocista.


Seguramente habrá que esperar al anunciado acuerdo con la Agencia Tributaria para conocer la realidad del desembarco de los que serían los nuevos gestores y sus verdaderas inquietudes. En muy buena parte -en su mayor parte, en realidad-, el futuro del Real Zaragoza está sujeto a esta vía de inversión, con ramificaciones en diversos países del mundo. Porque, ¿es posible augurarle futuro a un Real Zaragoza en manos de los actuales propietarios…?