La necesidad del rearme moral del equipo

Después de ocho años de desprestigio, el equipo aragonés precisa una profunda rehabilitación.

Imagen clásica de las protestas contra la gestión de Agapito Iglesias
La necesidad del rearme moral del equipo

Apuntalar la parcela económica, diseñar un sólido proyecto deportivo, recuperar la unidad del zaragocismo y rehabilitar la desprestigiada imagen del Real Zaragoza. Una cuestión clave de los nuevos gestores es, sin duda, devolver a la entidad blanquilla su prestigio institucional.


La terrible gestión de Agapito Iglesias ha pasado factura en todos los órdenes de la entidad blanquilla, pero, de forma muy singular, en su prestigio. La repercusión es muy clara en el ámbito deportivo: La Romareda se ha convertido este año, en Segunda División, en un estadio fácil de asaltar, en donde los empates y las derrotas superan a las victorias logradas por la escuadra zaragozana.


El Real Zaragoza ha pasado de ser un equipo poderoso, grande de España, con nombre en Europa, a convertirse en una escuadra que ha deambulado sin pena ni gloria por la Segunda División, tras el descenso consumado la campaña pasada. Ha habido una pérdida de nivel, un declive deportivo impropio de una institución como la que representa a la ciudad de Zaragoza.


Pero la marca 'Real Zaragoza' está muy tocado también en otros ámbitos: está en el punto de mira de la UEFA ?por el caso Matuzalem-, de la FIFA ?con Estrada-, de la Federación y la Liga de Fútbol Profesional: Javier Tebas reconoce la profunda preocupación del organismo por la situación por la que atraviesa el club.


La mala gestión de Agapito Iglesias y su entorno ha dilapidado el respeto que siempre había generado el cuadro de La Romareda tanto en el aspecto económico como en el deportivo.


Sus deudas y la falta de seriedad en los pagos han convertido al Real Zaragoza en un destino poco apetecible para los futbolistas. La entidad acumula deudas y denuncias; e incluso, si no afronta los pagos a los que ha de hacer frente e finales del próximo junio -cuestión principal de los nuevos gestores-, corre el riesgo de un descenso administrativo a Segunda B.


El paso por el concurso de acreedores, la ruptura de relaciones institucionales y el más serio enfrentamiento con la afición son cuestiones que ha de recomponer el nuevo equipo gestor del Real Zaragoza.


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