Agapito acelera la venta del Real Zaragoza

El propietario del Real Zaragoza ha dado instrucciones para dinamizar la venta de la entidad.

Agapito Iglesias, con Fernando Molinos y el consejero José Guerra
Agapito acelera la venta

Agapito acelera. El propietario del Real Zaragoza, que hace tiempo que tiene decidido deshacerse de las acciones de la entidad, ha solicitado a sus colaboradores directos que aceleren las gestiones para concretar la venta de la sociedad anónima deportiva. Y estos, a su vez, lo han transmitido a quienes pueden estar interesados en la adquisición de la entidad.


El dueño del Real Zaragoza, en un comprometido momento profesional y judicial, hace tiempo que se ha desmarcado de la gestión directa del club, que había dejado en manos del director general Jesús García Pitarch. Agapito es consciente de que buena parte de su actual situación y de su desgaste vienen derivados de su condición de dueño del club y ya ha tomado la decisión de salir de allí.


La operación no es sencilla en los términos en los que la quiere cerrar Agapito Iglesias. El empresario soriano aspira a vender a lo que considera un buen precio –mucho menor de lo que pretendía hace apenas cuatro meses-; y hacerlo a alguien que le brinde confianza, que garantice un nuevo periodo de estabilidad que nada tenga que ver con el gobierno que él mismo ha llevado a cabo.


Son varios los frentes que manejan los asesores de Agapito Iglesias. En principio, García Pitarch quemó sus naves –y sus aspiraciones- con el órdago que lanzó en público a Agapito. Este, acogotado entonces por las cuestiones judiciales, se sintió defraudado por la actitud del ejecutivo y descartó la opción de venderle el club. Más tarde, fue Pitarch quien públicamente retiró su oferta. De todas formas, su propuesta llega avalada por la Liga de Fútbol Profesional.


Tampoco parece adquirir forma la opción que lideraba el exdirectivo Javier Láinez, en colaboración con un presunto empresario mexicano. Ha mantenido contactos con instituciones y entidades e, incluso, con Javier Bazaco, hombre de confianza de Agapito, pero la iniciativa no acaba de explotar. Sólo la aparición del dinero resolvería el caso.


Mucho más lento es el deambular de otras propuestas: alguna de ellas buscada por el propio constructor, que tiene claro el perfil de los que deben ser los nuevos propietarios. Sin embargo, la incertidumbre envuelve la operación de venta y la premura de tiempo con la que ya se mueve Agapito dificulta algunas alternativas.


Porque a la cantidad que solicita Agapito Iglesias habría que sumar un porcentaje, a plazos, de lo que él estima que ganaría el comprador con el equipo en Primera -en donde el Real Zaragoza logrará beneficios- y el pago de una importante cantidad de dinero a finales del mes de junio, tanto en fichas de jugadores como en otros gastos. Al carecer de ingresos –los pocos que generan las taquillas van a Romaric-, es preciso que los nuevos gestores realicen una inversión notable.


Aclaradas las condiciones que pide el propietario, las próximas semanas son decisivas para el futuro del Real Zaragoza. Agapito tiene su preferencia, pero las dudas y sombras que rodean la operación -así como la dificultad para encontrar alianzas que den solidez económica al proyecto- ponen trabas a su cierre definitivo.


¿Hasta cuándo puede aguantar Agapito? Es otro de los frentes abiertos. El soriano no está dispuesto a vender a cualquiera; sabe que el Real Zaragoza es hoy una pieza apetecible para mercaderes que aspiran a lucrarse del fútbol. Ha puesto un muro para evitar su desembarco. Pero algunos de ellos –a los que se les ya se les ha vinculado con supuestas propuestas d compra- son muy insistentes. Y el precio del club se ha hecho asequible. De momento, esta opción está descartada. De momento.

El tiempo apremia. Y así se lo ha hecho saber Agapito Iglesias a sus más cercanos.


Pero también es consciente de las dificultades de cerrar el acuerdo. Sigue manteniendo en la recámara la alternativa de ceder sus acciones a un hombre cercano y del fútbol. Aunque surge de nuevo en este caso cuál sería el papel del constructor y su alargada sombra; y, sin duda, la posibilidad de que volviera en el caso de que las circunstancias cambiaran, algo que rechaza por completo todo el zaragocismo.


La época de Agapito Iglesias en el Real Zaragoza avanza hacia su término. Se acelera el final de la cuenta atrás.


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