Opinión

El fondo y las formas

El Real Zaragoza ultima para el mes de diciembre el cambio en el organigrama del club. El problema, sin embargo, es más profundo y afecta a la propiedad, a Agapito Iglesias.

Agapito Iglesias y el nuevo director general del Real Zaragoza, García Pitarch
Habemus director general
OLIVER DUCH

 Afronta el Real Zaragoza su crisis de cada diciembre. La Junta General debe resolver la sucesión en la Presidencia de Fernando Molinos. La cuestión resulta comprometida tanto por el perfil de quien ha de ocupar el cargo como por las funciones que asumirá la nueva cabeza visible de la entidad blanquilla.


Agapito, y con él el nuevo director general, Jesús García Pitarch, han vaciado de contenido zaragocista a la entidad. Hoy es complicado encontrar referencias del Zaragoza real, del de verdad. Y más aún después de la primera decisión del actual máximo ejecutivo: la destitución de Aragón, Solana y Garitano en la tarea formativa de la entidad. Tan contundente como sorprendente.


Pero el zaragocismo, en una situación de crisis profunda, no va a permitir que Agapito Iglesias elija una figura representativa como un mero florero, sin tarea, labor ni peso específico en la entidad. ¿Cómo lo casa con García Pitarch?


Porque todavía más complicado resultará saber qué va a hacer el nuevo presidente. En una institución desordenada, descompuesta, con una herida profunda entre la masa social y la propiedad, resulta muy complejo elaborar una línea de trabajo.


La profunda fractura afecta a todos los ámbitos del club y se extiende a los aficionados –a todo el zaragocismo- y a las relaciones de la entidad con otros organismos e instituciones. Agapito Iglesias puede cambiar la forma, mutar el rostro de quien ocupe la cabeza en el organigrama directivo del club. Pero como él mismo sabe, el problema está en el fondo. Y solo se resolverá cuando él mismo encuentre una salida, su salida del Real Zaragoza.