Opinión

La dinámica inversa

En una trayectoria como la que lleva el Real Zaragoza, el fútbol condena siempre al entrenador. ¿Puede haber alguna excepción? Manolo Jiménez ha hecho méritos, sin duda, para estirar su crédito... siempre que mantenga las convicciones.

 Dice Manolo Jiménez que la receta sigue siendo la misma de siempre: trabajar para salir de una espiral endiablada e incomprensible, que ha mandado al Real Zaragoza a los infiernos después de 11 partidos consecutivos sin ganar. Es el discurso de quien cree que debe seguir adelante, pelear para salir de una dinámica insoportable, que de forma asombrosa –porque es de verdad asombroso- no ha ubicado todavía al Real Zaragoza en los puestos de descenso.


La ley del fútbol señala, sin duda, al entrenador sevillano. Nadie puede aguantar en un banquillo después de despeñarse por un cortado bárbaro, en el que acumula 4 puntos de 33 posibles. Porque semejante batacazo conduce, de forma casi inexorable a la pérdida de categoría.


¿Ofrece excepciones? A nadie le cabe duda de que si alguien la merece, ese es Manolo Jiménez. El entrenador de Arahal recogió el año pasado un equipo desahuciado desde todos los puntos de vista –deshecho y muerto- y lo rescató en el último instante para conservar su hueco en la élite del fútbol español.


A Manolo Jiménez le empujaba entonces su convicción y su ánimo inquebrantable. La seguridad de que la resurrección era posible; tenía las fuerzas suficientes para tirar del carro del equipo y la afición para sacar el proyecto adelante.


Hoy, en una dinámica inversa, es preciso cuestionarse si, como el técnico asegura, es capaz de llevar las riendas de la escuadra blanquilla hacia el territorio de la tranquilidad. Y si esa seguridad personal cuenta con el respaldo de la entidad, de la plantilla y de todo el zaragocismo. La unidad es la base sobre la que se asientan la seguridad y la confianza.


Hay que ganar de una vez. Había que haberlo hecho en Getafe, con el Granada, en Sevilla… Ganar, porque ya no hay hueco para el discurso de las excusas.