Opinión

Un clásico por Aspanoa

 Julio Bernad, Manuel Fontela, Miguel Angel Bustillo, Pepe Díaz, Severino Reija, Manuel González, Enrique Porta, Luis Costa, Rafael Teresa, Darcy Silveira Dos Santos (Canario), Juan Señor, Juan Carlos Bernad...


¿Os suenan estos nombres? Estoy persuadido de que, aun cuando el tránsito del tiempo, haya borrado en la memoria de los aficionados jóvenes su trayectoria futbolística, en los que somos mayores queda aún bien vivo su recuerdo. Nos hicieron disfrutar tanto en el estadio cuando estaban en activo que nos es imposible olvidar sus nombres.


Con todos ellos almorzaba yo días pasados y, juntos, zarandeados por la nostalgia, evocábamos lances del juego, arbitrajes, goles, decepciones, victorias, cientos de anécdotas.


Algunos de ellos son gloria imperecedera del Real Zaragoza y todos, buenos atletas, pusieron en su día a contribución su esfuerzo, su talento y su cariño en la defensa del equipo de esta tierra. Con ellos me reuno una vez al mes en el acogedor “Choco” de Pepe Díaz. Aseguro que, para mí, que sobrepaso con creces en años su veteranía, son una horas impagables de alegría y de buen compañerismo.


Hoy viven entre nosotros y, bien desde su dorada jubilación laboral, bien todavía desde la honradez y competencia de su trabajo profesional, siguen siendo iconos ciudadanos vivos, retazos de tardes inolvidables en La Romareda, ejemplo generoso de sensibilidad social.


Son los Veteranos del Zaragoza que el próximo domingo, 18 de este mes de noviembre, van a protagonizar en La Romareda no una contienda competitiva a la búsqueda del triunfo en un campeonato, sino el más hermoso espectáculo deportivo-infantil en el afán de clavar un nuevo y espléndido gol en las complicadas y tensas redes del cáncer de los niños.

Estamos, ya lo habran adivinado mis lectores, ante una cita tradicional, ante el gran festival de la solidaridad, ante un verdadero “clásico”. Estamos, nada más y nada menos que ante la llamada de Aspanoa (Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón). Ahora solo falta que, como de costumbre, responda el público.


La causa es tan noble, humanitara y hermosa que bien merece un lleno en La Romareda.