Opinión

Señas de identidad

El fútbol es un estado de ánimo donde las rachas, inercias y trayectorias a veces juegan un papel fundamental.


El Real Zaragoza se encuentra en estos momentos bajo esa aura de resultados positivos que afortunadamente le permiten ver el futuro desde una perspectiva optimista. No sólo ha encauzado la competición liguera fruto de sus últimas victorias, sino que ha comenzado la competición copera de la misma forma y no debemos olvidar que el Real Zaragoza siempre bebió de la Copa del Rey sus mejores tragos de la historia


Pero aparte de los últimos resultados positivos, considero igual de importante las sensaciones que el equipo transmite con el paso de las jornadas; sobre todo, en lo que concierne a que se va engendrando un modelo y un estilo del que antaño se carecía y se va perfilando poco a poco unas “señas de identidad”.


El mundo del fútbol siempre ha encontrado la forma de desmentir a los más pesimistas; si algo destaca en él es su carácter contradictorio, rasgo que acentúa los análisis agresivos simplistas y urgentes.


El último resultado puede con el penúltimo. Por esta simple razón, debemos de tener los pies en el suelo, seguir en esta línea de coherencia y de humildad ya que ésta es la fórmula que lleva a conseguir el éxito.


En lo referente a nuestro próximo rival, durante décadas el Madrid se caracterizó por su máximo nivel de exigencia y por la firmeza frente a los problemas. Ahora, en cambio, todo es drama y ruido, hasta cierto punto, en algunas ocasiones, de parodia; siempre hay algo en torno al club merengue que discernir y si no lo hay, ya se preocupa “alguno”, desde dentro, de crearlo: le afecta cualquier episodio desfavorable y no se responde con la firmeza, autoridad y confianza necesarias.


Este Madrid es cierto que bate récords en competición liguera, pero cuando se eleva el nivel de exigencia en Europa, el equipo muestra sus carencias, dejando al descubierto que hacer un equipo de leyenda no es sencillo. No olviden que no será la primera ni la ultima vez que el pez chico se come al grande. ¿Y por qué no el Real Zaragoza puede pescar en las aguas revueltas que bajan por Chamartín?