Real Zaragoza

3, 2, 1... pretemporada

La plantilla del equipo aragonés está convocada este jueves para iniciar la preparación de la nueva campaña. Y, desde el sábado, en Navaleno.

Foto de archivo de la pretemporada del año pasado en Navaleno
3, 2, 1... pretemporada
HERALDO

Ya está aquí. Los jugadores del Real Zaragoza están citados en la mañana de este jueves, 5 de julio, para someterse a las pruebas médicas e iniciar la puesta en marcha de la nueva campaña. El conjunto de Manolo Jiménez cumple con los requisitos previos de una temporada en la que el conjunto aragonés debe romper con la tónica demoledora mostrada en las últimas campañas.


El reto, desde luego, ha de estar por encima de esa agónica salvación a la que nos tiene acostumbrada la formación blanquilla en las últimas temporadas. No lo merece ni la entidad, ni la ciudad, ni la afición. Para ello, resulta fundamental que quienes han estado al mando del Real Zaragoza se aparten de verdad para permitir el trabajo de los nuevos gestores.


Ya no están los responsables de la Secretaría Técnica: ni Pedro Herrera –que acumulaba una larguísima estancia en la entidad blanquilla- ni Antonio Prieto, un director deportivo sometido a los designios de Agapito Iglesias. Y la escuadra ha de articularse bajo la batuta de Manolo Jiménez –como mánager de la formación- y de Fernando Molinos, que toma la gestión directa del Real Zaragoza.


Aunque a todos queda claro que la cuestión principal será el papel que desempeñe el propietario, Agapito Iglesias. Su obligación moral, en vista del desarrollo de los acontecimientos de los últimos años, es dar un paso atrás –o algunos más-. Por ese camino se enciende la luz del futuro del Real Zaragoza.


La voluntad de Jiménez era contar ya con un perfil bastante avanzado de la plantilla con la que aspira a competir la próxima campaña. Pero el proceso ha ido dilatándose y  la lista de los comprometidos con el proyecto es bastante reducida.


Es natural, por tanto, que surjan las dudas. Porque si la remodelación institucional se adivina contundente, el proceso estrictamente deportivo está repleto de incógnitas. El convenio suscrito por el Real Zaragoza para salir del concurso obliga a una política de restricción, pero la sociedad posee recursos suficientes para confeccionar una iniciativa atractiva.


Vistas ya las orejas al lobo –y la boca, y los dientes…-, el zaragocismo exige un proyecto sólido de verdad, en el que las aspiraciones no se queden en la orilla de la salvación y la entidad ofrezca bastantes más alicientes que la mera supervivencia.


El nuevo Zaragoza echa a andar, bajo la supervisión de un zaragocismo que ya no admite más tropiezos. Y desde el sábado, en Navaleno.