Real Zaragoza

Lanzaro vuelve a tocar balón

Algunos jugadores de la primera plantilla realizaron un entrenamiento voluntario en las instalaciones de la Ciudad Deportiva.

Día de trabajo voluntario en el Real Zaragoza. Tras tres victorias consecutivas, la plantilla zaragocista gozó de un día extra de fiesta en el que, sin embargo, algunos jugadores acudieron a la Ciudad Deportiva para entrenarse por decisión propia. Fueron los casos de Paredes, que se ejercitó en el gimnasio, Micael, Dujmovic, Álvarez, Leo Franco, Ortí y Kevin.


Todos ellos realizaron una rutina destinada a la recuperación física. Aspecto que se vislumbra clave en el final de temporada. La próxima semana, que comenzará con el complicado duelo ante el Barcelona, volverá a contar con tres encuentros, incluida una difícil salida a Sevilla el jueves. El acopio de fuerzas podría marcar las diferencias, motivo por el cual el descanso y el fondo se prevén vitales.


Además, el lesionado Lanzaro también volvió al trabajo. El italiano, que combinó el gimnasio con el terreno de juego, realizó algunos cambios de ritmo de gran exigencia y, además, tocó algo de balón en el tramo final de la práctica. Tras haber causado baja en Gijón debido a un edema en el sóleo de la pierna derecha, el defensa parece encarar la recta final de su recuperación para poder estar próximamente a las órdenes de Manolo Jiménez.


Pequeños aficionados


La nota simpática del día la pusieron unos niños procedentes de un club deportivo de Ejea de los Caballeros. Los pequeños aficionados, que llegaron provistos de un póster con todos sus ídolos y preguntando por Roberto, se sobrepusieron a la ausencia de su ídolo haciéndose notar con gritos de ánimo a los futbolistas blanquillos que allí estaban. Especialmente a Lanzaro, el cual se entrenaba a parte del grupo.


Como muestra de agradecimiento, al término de la sesión todos ellos se acercaron para firmar autógrafos y hacerse algunas fotos. Momento en el que los chicos aprovecharon para darles ánimos para la recta final del curso. Una muestra de felicidad en un equipo que, finalmente, encuentra algún motivo para sonreír.