Real Zaragoza

Manolo Jiménez cambia el paso

El entrenador zaragocista decreta puerta cerrada para intentar recuperar al equipo de cara al crucial choque ante Osasuna.

Manolo Jiménez, entrenador del Real Zaragoza
Jiménez cambia el paso

Las cartas escondidas y la tropa concentrada. Manolo Jiménez ha llamado a reclusión para preparar el partido ante Osasuna. Tras la mala actuación realizada en Anoeta, el técnico sevillano continúa buscando los métodos de trabajo que consigan recuperar a su grupo para la lucha. Cambios y modificaciones en la rutina que terminen con la dinámica de un equipo que salta al césped como si tuviese el marcador en contra. Un grupo que ya no responde ni a estímulos que hablan de honor personal o profesional.


Es complicado adivinar en qué coordenada se sitúa el fondo del Real Zaragoza esta temporada. A pesar de las tímidas reacciones mostradas en momentos puntuales, el cuadro aragonés no consigue desarrollar una actitud correcta que le lleve a, por lo menos, asomar la cabeza del pozo. Volviendo siempre a la senda de la derrota. Toda una dolorosa condena para una afición ya harta de ver su escudo por los suelos.Trabajo en la intimidad

En sus intentos por revertir la corriente, Manolo Jiménez ha cerrado filas para trabajar en la más absoluta de las intimidades. Si antes de viajar a Málaga el de Arahal organizó una pequeña concentración en Mijas, que lamentablemente vino seguida de una trágica derrota, en esta ocasión ha decidido ejercitarse a puerta cerrada con sus jugadores. Una práctica que comenzó ayer, que continúa hoy y que, si nada cambia, se extenderá hasta mañana, como es habitual en los días previos al encuentro.


Paradójicamente, el preparador blanquillo si que dejó observar la práctica del martes, en la que realizó un pequeño partido de entrenamiento en el que solo intervino al descanso para dar algunas instrucciones. Ejercicio que, hasta la fecha, nunca había permitido presenciar y en el que se le pudo ver poner en práctica algunas variantes de las que puede tener en la cabeza de cara al choque ante Osasuna, como la vuelta de Mateos al centro de la defensa, posiblemente acompañado por Paredes.Batalla psicológica


Desde su llegada a la capital aragonesa, Manolo Jiménez ha tenido que lidiar con la falta de autoestima existente en el equipo. La mala racha protagonizada en la era Aguirre, que se extendió en sus primeros partidos, destruyó el ánimo competitivo de los zaragocistas. Algo que ni el entusiasmo existente en la figura del nuevo entrenador, cuya energía inundó las primeras sesiones, ni la llegada de hasta cinco compañeros nuevos, ha podido paliar.


En su última maniobra, el de Arahal estalló públicamente en una llamada a la atención desesperada. Aquel quejido, realizado desde la sala de prensa de La Rosaleda con el ya célebre “siento vergüenza”, pareció activar a los futbolistas, que mostraron cierta ambición frente al Villarreal. Sin embargo, el golpe de efecto tuvo un recorrido más corto de lo que cabía esperar, diluyéndose inexplicablemente un partido después. Consciente de que aquella era una bala de un único uso, Jiménez emprende otra vía. Unido a su tripulación, hasta el final.