Real Zaragoza

Al fondo, el Villarreal

Las declaraciones de Manolo Jiménez y las numerosas ausencias por compromisos internacionales han marcado la preparación del encuentro contra los castellonenses.

Partido de la 25 jornada de Liga
Málaga - Real Zaragoza_9
EFE

Semana corta, extraña, convulsa. Debido a sus males deportivos, el Real Zaragoza vive inmerso en un clima de excepcionalidad. Alejado de la competición, el conjunto blanquillo se encuentra ensimismado en su propio dolor. Mirándose las heridas producidas tras la decepcionante derrota encajada en Málaga, en la que el equipo bajó los brazos antes del pitido final y fue castigado con una soberana goleada.


Ya no hay discurso de remontada. Los jugadores y el cuerpo técnico han amoldado su palabras a la realidad de la tabla. Tras el palo de La Rosaleda, desde el vestuario zaragocista se limitan a prometer honra a la camiseta que visten cada fin de semana. La realidad que parecían querer evadir les ha estallado en la cara, canalizada a través de las explosivas ruedas de prensa ofrecidas por Manolo Jiménez. El andaluz, con su ya célebre “siento vergüenza”, trazó una nueva marca en la temporada. Un antes y un después que, finalmente, no supuso su salida, según comentó en un programa nocturno de radio Agapito Iglesias le pidió expresamente su continuidad. Queda pendiente ver si se refleja de alguna manera en cuestiones deportivas.Convocados

La celebración de compromisos internacionales han alterado, todavía más, la percepción del equipo. A pesar de ser el colista de Primera División, el conjunto aragonés posee siete jugadores convocados con sus respectivas selecciones. Postiga, Micael, Pintér, Obradovic, Da Silva, Barrera y Dujmovic han vivido la crisis concentrados con sus combinados nacionales. Además, Lanzaro, que ha gozado de un permiso del club por asuntos familiares, tampoco ha permanecido en la capital aragonesa. Por ello, en los entrenamientos realizados hasta la fecha, dos en total, el grupo se ha visto reducido hasta su mínima expresión.


Este jueves, a las 17.00, en horario no habitual, está previsto que el equipo pueda trabajar unido. Será el momento de comenzar a pensar en el Villarreal, próximo rival en visitar La Romareda y que, curiosamente, es el conjunto que marca la línea del descenso. Los amarillos están viviendo un curso muy complicado, aunque no tanto como el de los zaragocistas, claro. Tras comenzar el año disputando la Liga de Campeones, el cuadro amarillo sufrió varias lesiones que calaron su arranque. Tras la destitución de Garrido y la llegada de Molina, la escuadra castellonense pareció emprender el vuelo pero las últimas jornadas le han devuelto a los puestos de abajo.


La distancia entre los dos contendientes es de 11 puntos. Todo un mundo como para pensar que, de ganar, el Real Zaragoza podría acercarse mínimamente a tener una opción de salvarse. Sin embargo, si que podría suponer un acicate para recuperar el honor perdido. Así lo reconoció Roberto en rueda de prensa quien, prudente, si que dejó ver que el partido es la última oportunidad para lograr, al menos, presentar una cierta batalla. “Estamos en una situación muy difícil. Reversible, porque hay puntos en juego para que lo sea. Entonces, lo vamos a intentar hasta el final”, señaló.