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Hasta siempre, capitán

Zapater se despide este viernes del Real Zaragoza en el último partido de la temporada, contra el Tenerife. La Romareda se llenará para homenajear al ejeano, convertido en leyenda del zaragocismo

Alberto Zapater posaba ayer para HERALDO en el túnel de vestuarios de La Romareda.
Alberto Zapater posaba ayer para HERALDO en el túnel de vestuarios de La Romareda.
Guillermo Mestre

Hoy se cierra una etapa. Con Alberto Zapater se marcha el último gran icono del zaragocismo. El capitán se despide para siempre de su Romareda. Cuando esta noche se apaguen los focos tras el sentido homenaje que se le va a ofrecer, quedará convertido en leyenda. En una leyenda nacida en Ejea de los Caballeros (1985) que defendió como pocos el escudo del león.

«Se ha visto que un aficionado puede llegar a ser futbolista del Real Zaragoza», dijo en su última comparecencia oficial. Fue la perfecta explicación de lo que ha sido su carrera. Puro sentimiento. El corazón que le ha llevado a mantenerse casi dos décadas a pesar de todo.

Zapater ha estado en las buenas y en las malas. En el triunfalismo en que empezó, con la conquista de la Supercopa de España que coincidió con su debut de la mano de Víctor Muñoz (2004), y en la adversidad de este interminable periplo sobre los infiernos de la Segunda División.

Entre tanto, un descenso (2008) y un inmediato ascenso. También una aventura por el fútbol internacional (Genoa, Sporting de Portugal y Lokomotiv de Moscú) que le deparó experiencias que ahora, tras su anunciada salida del Real Zaragoza, podría volver a probar.

El cincovillés no tiene claro si seguir, ni de qué forma. Tendría que ser una «experiencia especial» para su familia. Algo consensuado con su esposa María tras sentir el vacío, tan temido entre los deportistas de élite, que le llegará a partir de mañana.

Hoy, de momento, se centra en esta noche. En acabar como es él. Esforzado en que el sentimentalismo no abstraiga al equipo de la importancia de cerrar la temporada sumando tres puntos ante el Tenerife.

El mayor reconocimiento que le pueden ofrecer sus compañeros es la victoria. Pero una victoria de verdad. Entregada. Correosa. Alentada por una grada repleta, en la que estará presente el presidente de la entidad, Jorge Mas.

Noche de emociones

Acudirán todos los que, en un momento u otro, formaron parte de su vida. Esto es el zaragocismo al completo. Porque el Real Zaragoza ha sido la vida de Alberto Zapater. De aquel mozo de las Cinco Villas que ingresó en la cantera hace 25 años y acabó siendo el referente de cuantos vinieron detrás.

Los chavales de la cantera, los que este miércoles pudieron escuchar los últimos consejos públicos del centrocampista en esa emotiva rueda de prensa de despedida, también acudirán en masa a un partido que comenzará con un mosaico gigante en el fondo norte –compuesto por cerca de seis mil piezas blanquiazules– y concluirá con el homenaje oficial del club.

Habrá muchas sorpresas. Muchas emociones concentradas en un epílogo que contará con la presencia de familiares, amigos, excompañeros y entrenadores. También con la de otras leyendas zaragocistas anteriores a un Zapater que dirá adiós con 422 partidos a sus espaldas.

Solo el recientemente fallecido José Luis Violeta y Xavi Aguado, ambos con 473 apariciones con la elástica blanquilla, lo superan. Hablamos de símbolos de tres épocas distintas: la de los Magníficos; la del Zaragoza de la Recopa; y la más reciente y complicada, la que Alberto no ha podido culminar con el ascenso.

«Algún día llegará, seguro, pero hay que tener tranquilidad. Aunque se vive de ilusiones, la realidad es que ahora somos un equipo más de Segunda», afirmó el miércoles en su penúltimo discurso. El definitivo se producirá esta noche, a eso de las once, cuando el «sueño» de aquel chico de Ejea termine y el ‘21’ y su brazalete se recojan para siempre.

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