fútbol

Zapater, pasión de hermano

Rubén Zapater, hermano de Alberto Zapater, narra sus vivencias con el mito del zaragocismo.

Rubén Zapater muestra los fotos en que aparece junto a su hermano Alberto.
Rubén Zapater muestra los fotos en que aparece junto a su hermano Alberto.
Rubén Losada

El otro Zapater habla de Zapater. Rubén Zapater nació dos años antes que Alberto Zapater. Compartieron techo, compartieron pasiones, compartieron todo. En el momento del adiós del tercer futbolista que en más ocasiones ha defendido la camiseta del Real Zaragoza, el hermano de Zapater nos dibuja más cerca que nadie a Zapater.

"Pablo, mi padre, Delia, mi madre. Nacimos y vivimos en Ejea. Éramos una familia normal. Nos queríamos y nos queremos mucho", se arrancó Rubén Zapater en el inicio de la travesía de la vida de Alberto Zapater. El caso es que Alberto, el hermano pequeño, el futbolista que el viernes abrazará por última vez La Romareda como profesional de la primera plantilla, comenzó a destacar desde muy pequeñito. "Venía a jugar con nosotros, con Mesías Compaired, con Josepe Caudevilla, conmigo. Era muy bueno, metía muchísimos goles. Además, era muy peleón, muy luchador. Por eso le llamábamos Hristo, como Stotchkov, el delantero del Barça", evocó Rubén Zapater.

Siendo jugador alevín, llegó la llamada del Real Zaragoza, el inicio de una unión que todavía perdura con el equipo del león rampante. "Era mejor que yo aunque tenía dos años menos. Destacaba muchísimo. Los técnicos del Real Zaragoza le siguieron, igual que a otros futbolistas del Ejea. Fue a probar a la Ciudad Deportiva y les gustó. El problema es que nosotros vivíamos en Ejea. Al final, se fue a vivir a casa de mis tíos Luis y Laura, que no tienen hijos y viven en el barrio del Actur en Zaragoza. Se portaron sensacional mis tíos. Con ellos estuvo viviendo siete años, prácticamente durante toda su etapa formativa, desde infantil, pasando por la edad cadete, hasta terminar su etapa juvenil, que es cuando saltó al primer equipo del Real Zaragoza. Miguel Salafranca, que entonces era presidente del Ejea y es muy cercano a nosotros, también bajaba con él a Zaragoza. Era duro cuando se despedía el domingo y no venía a casa hasta el siguiente fin de semana. La verdad es que ha luchado muchísimo para ser futbolista", continuó.

Así, sin pasar por el filial, Víctor Muñoz le hizo debutar con el Real Zaragoza. "Fue todo muy rápido. Había ido a algún entrenamiento, hasta que le llamaron para hacer la pretemporada. Recuerdo que tuvo que ir a comprarse unas botas corriendo. Lo hizo bien en la pretemporada. Nos contaba que le apoyaban mucho Villa, Milito... Estaba muy contento entrenando con el primer equipo y, de buenas a primeras, le vimos debutar en la final de la Supercopa de España contra el Valencia, con Albelda y Baraja, dos internacionales por España, enfrente. No era sencillo lo que hizo. Entonces, el Zaragoza tenía muy buenos jugadores en su primera plantilla. Tener un sitio allí no era sencillo", analizó. "Todo fue sensacional. Víctor Muñoz le dio toda su confianza y Alberto se consolidó en el Zaragoza. Hubo momentos preciosos, como el 6-1 al Real Madrid o el día que vino a jugar a Ejea y los dos fuimos los capitanes. El campo estaba a reventar, con gente por todos los lados", rebobinó Rubén Zapater.

"Después, llegó algún mal momento, como cuando tuvo que irse a Italia al ser vendido al Genoa en el año 2009 -prosiguió con su narración-. Era muy joven. De allí fue a Lisboa, y de Lisboa a Moscú. Fueron siete años fuera hasta que regresó en 2016. El regreso también fue muy bonito. Igual que el de Cani. Él seguía arrastrando problemas físicos, pero se dejó la vida por ayudar al Zaragoza. Incluso tenía un colchón recortado para dormir en el pasillo del autobús en los desplazamientos. La vida seguía. Ya se había casado con María y habían nacido Oliver y Alejandra. Con muchísimo esfuerzo, estaba siendo importante en el Real Zaragoza, rindiendo a mucho nivel pese a todas las mermas que padecía. No es pasión de hermano, pero tanta entrega tenía que tener su recompensa".

Ahora, en el momento de recapitular, Rubén proclama con orgullo todo el afecto que Alberto ha sabido reunir. "Es un enamorado del fútbol y del Real Zaragoza. Todos estamos muy felices de verle a él tan feliz, de todo el cariño que está recibiendo. El viernes estaremos todos allí con él para expresarle todos estos sentimientos que nos brotan en estos momentos. No es necesario decir lo que el Real Zaragoza significa para Alberto y para nosotros. Es un guión maravilloso que Alberto Zapater se ha sabido ganar a pulso", concluyó.

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