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Aquel chico de Ejea al que Maradona puso en un altar en el Mundial Sub 20 de Holanda

Alberto Zapater jugó como titular, con el '8' en la espalda, el campeonato del mundo juvenil de 2005, donde solo la Argentina de Messi pudo con la Rojita. Ese día, el astro mundial dijo que el mejor medio centro del campeonato era el español Zapater. 

Selección de España en el Mundial sub-20 de Holanda 2005. De pie, de izda. a dcha., Juanfran Torres, Cesc Fábregas, Fernando Llorente, Alexis Ruano, Robusté y Biel Ribas. Agachados, Gavilán, Garrido, Alberto Zapater, Chica y Raúl Albiol. España ganó 7-0 a Chile en la fase de grupos.
Selección de España en el Mundial sub-20 de Holanda 2005. De pie, de izda. a dcha., Juanfran Torres, Cesc Fábregas, Fernando Llorente, Alexis Ruano, Robusté y Biel Ribas. Agachados, Gavilán, Garrido, Alberto Zapater, Chica y Raúl Albiol. España ganó 7-0 a Chile en la fase de grupos.
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Alberto Zapater había debutado con el primer equipo del Real Zaragoza en agosto de 2004, con tan solo 18 años, en la final de la Supercopa de España frente al Valencia. Y en agosto de 2005, después de disputar su primer gran abanico de partidos en Primera División, el de Ejea de los Caballeros jugó el Mundial sub-20 de Holanda en una selección española que estaba engendrando, sin saberlo nadie, un equipo campeón, de leyenda. 

El entrenador aragonés Víctor Muñoz fue su padrino, quien le dio la alternativa y lo puso en el mapa futbolístico profesional para siempre. Zapater nació, por lo tanto, con un título debajo del brazo. Esa Supercopa es uno de los 9 grandes trofeos que tiene el club en sus vitrinas. Perdió el Real Zaragoza 0-1 en la ida en La Romareda, pero ganó 1-3 en Mestalla en la vuelta. El campeón de Copa tumbó en esta edición al de la liga. Y Zapater estuvo allí, mostrando que había madera de gran futbolista. 

Ficha del partido Argentina-España del Mundial de Holanda sub-20 de 2005.
Ficha del partido Argentina-España del Mundial de Holanda sub-20 de 2005.
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Que Alberto Zapater fuese titular con la España posjuvenil que dirigía Iñaki Sáez fue algo natural. Sus primeros pasos en la élite impactaron a todo el mundo. Fuerte, valiente, descarado, disciplinado, técnico, listo, polifacético tácticamente, el zaragocista no pareció nunca lo que realmente era: un pipiolo dieciochoañero, tímido, un tanto abrumado por la súbita fama que, cuando se vestía de corto y se calzaba las botas, lucía el escudo del león rampante como si tuviera 30 años y llevase ahí toda la vida. El recluta se convertía en un general durante dos horas. 

España, en aquel Mundial de Holanda, ganó 3-1 a Marruecos, 7-0 a Chile y 3-1 a Honduras en la fase grupos. Abatió por 3-0 a Turquía en octavos de final. Y tuvo la mala suerte de cruzarse en el cuadro en cuartos con la Argentina... de Messi. Perdió 3-1 en un partido enorme, que estuvo igualado a uno hasta los últimos 20 minutos gracias a un golazo de Alberto Zapater. 

El '8' de España compartió equipo con Iniesta, Cesc Fábregas, Fernando Llorente, Raúl Albiol, David Silva... todos campeones de Europa y del Mundo en senior entre 2008 y 2012. Los porteros eran el que más tarde sería zaragocista Roberto Jiménez y Biel Ribas. Otros miembros de aquel plantel fueron Juanfran Torres, Gavilán, Víctor Casadesús, Alexis Ruano, Chica, Jonathan Soriano, Robusté, Manu Fernández, Markel Bergara, Agus García, Molinero, Garrido y los futuros blanquillos Braulio Nóbrega y José Enrique. 

Zapater fue declarado el mejor jugador de España en la tarde de la derrota con Argentina. Y fue un tal Diego Armando Maradona, comentarista de televisión en tiempos donde solo Eurosport llegaba a los derechos de transmisión de estos eventos, quien lo calificó de "medio centro descomunal". 

Solo una selección como aquella albiceleste estaba en disposición de dejar a España de un puesto en la final. Y el sorteo fue malévolo. En el equipo sudamericano sobresalía un joven llamado Leonel Messi. Y lo acompañaban Zabaleta, Gago, Garay, Oberman, Neri Cardozo, Cabral, el portero Ustari... pero básicamente todo giraba en torno a Messi, que ya ejercía de Sol sobre el que giraban los demás planetas de su equipo, aunque fueran de rango menor. 

Alberto Zapater estuvo en esa constelación. Vivió con naturalidad y poderío aquella época de crecimiento en lo más alto del fútbol nacional e internacional, donde el Real Zaragoza también le ayudaba a viajar por el continente en duros partidos de la Copa de la UEFA. Que cuando el Real Zaragoza del agapitismo, en una decisión llena de contaminaciones, le invitara a marcharse en el verano de 2009, Zapater se fuese al Genoa de Italia, después al Sporting de Lisboa de Portugal y al Lokomotiv Moscú de Rusia, no fue casual. Era un joven (ya veterano, por su pronto debut) que estaba en los puntos de mira de infinidad de equipos de Europa. 

Las palabras de Diego Armando Maradona en el Mundial de Holanda sub-20 no las dijo un aprendiz. No las pronunció uno de esos piernas que tanto han proliferado por los medios de comunicación en el rol de comentaristas, muchos con grifos de combustible de dudosa procedencia, en los últimos años. 

Quienes han conocido solo al Zapater de la última década, el que volvió de Rusia casi inválido por las serias lesiones de rodilla, espalda y cadera que acumuló en un trienio negro en Moscú y que se rehízo como futbolista en su Real Zaragoza para dotar de vida, carácter y unas gotas de pasión esta última etapa de tanto calvario general, simplemente no saben nada. Y en la vida, la ignorancia es algo tan peligroso como el analfabetismo. Lo que ha hecho Zapater desde su retorno a Zaragoza en 2016, en las últimas 7 temporadas en el vía crucis de Segunda División, solo es entendible en un conocimiento global y absoluto de su figura. Que, por otra parte, será irrepetible. 

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