Pape Makhtar Gueye, delantero centro estrella del Real Zaragoza 22-23, ha llegado a la jornada 41 de liga sin marcar un solo tanto. Por lo tanto, afronta las últimas dos jornadas como sus últimas balas para tratar de evitar un cero absoluto en su récord particular como zaragocista, pues su continuidad en el equipo está totamente descartada en lo sucesivo. 

Ibiza y Tenerife, los dos últimos partidos de esta liga, se presentan para el africano con este aliciente, siempre y cuando Fran Escribá, el entrenador, lo alinee y le dé minutos en ambos casos. Gueye ha participado durante el curso en 21 partidos de liga y uno de Copa, sin ser capaz de acabar en gol una sola acción en los 597 minutos que pisó el césped en el campeonato liguero más los 45 en los que participó en el torneo copero en Cáceres.

El delantero tanque, de 1,95 de estatura, llegó al Real Zaragoza procedente del Oostende de Bélgica el último día del mercado de verano, por lo que se perdió las tres primeras jornadas. Su debut fue en la 4ª, contra el Lugo en La Romareda. Fue presentado por Raúl Sanllehí, el director general de la SAD, como "un fichaje el fruto del trabajo de muchas semanas de preselección para elegir un delantero centro", que subrayó aquel 31 de agosto que "la predisposición de Gueye para venir al Real Zaragoza ha sido fundamental, pues enseguida entendió el proyecto, vio el potencial de este club y también el del grupo de clubs que estamos involucrados en el grupo de inversores".

Su deficiente rendimiento desde el primer momento, algo tan evidente que nadie pudo negar ni esconder con subterfugios más allá de las dos o tres primeras semanas, ha derivado en que Gueye llega a estos últimos 10 días de competición, tras 9 meses de liga, habiendo jugado solo 6 partidos como titular y uno solo completo (el del Carlos Belmonte de Albacete). Lo más cerca que ha estado de firmar un gol fue un remate al poste en La Romareda ante el Villarreal B y tres ocasiones a bocajarro marradas en Anduva frente al Mirandés en los últimos 10 minutos de un partido que el equipo perdió 2-0. 

Al primer entrenador del proyecto, el descarrilado Juan Carlos Carcedo, no le dio tiempo a ponderar, defender o manejar en modo de retirada la aportación escasa e insolvente de Gueye, pues fue destituido enseguida, en noviembre. Miguel Torrecilla, el director deportivo que rubricó con su firma los papeles de su fichaje y también fue despedido junto a Carcedo cuando la crisis inicial del proyecto alcanzo un grado de gravedad insostenible tras perder en Vitoria ante un rival en inferioridad numérica más de medio partido, hizo una descripción del de Senegal que apuntaló la ilusión de la afición en el tiempo de verano. "Es un jugador que entra y sale del área constantemente. Tiene una capacidad tremenda para el contacto con los defensores rivales. Y tiene una importante facilidad de definición ante el gol, algo que nos tiene que aportar", dijo el ejecutivo en su presentación en La Romareda, en medio de una gran expectación. 

Retranca e indulto desde las gradas

Desde noviembre hasta ahora, el heredero de aquella pifia, el técnico Fran Escribá, ha tratado de mantener con respiración asistida a Gueye dentro de sus planes, con la forzosa moderación que siempre ha derivado de su insuficiente rentabilidad, pero sin dejarlo de lado nunca. Que se trate de un fichaje que viene de la mano de los inversores de la SAD ha sido razón de peso para que este jugador no haya quedado destarifado mucho tiempo antes y, aunque sea con cuentagotas, siga apareciendo de vez en cuando en el guión de bastantes partidos del Real Zaragoza.

El último rato que se le vio sobre la hierba fue hace tres jornadas, contra Las Palmas, después de haber jugado también al final en Eibar días antes. Escribá se vio obligado durante varias semanas a prescindir por completo de Gueye cuando se dio una situación de chanza y ambiente de rechazo desde las gradas de La Romareda hacia el futbolista. Le dio cancha a domicilio, jugando lejos de casa, pero no como en el estadio municipal. El preparador valenciano llegó a pedir clemencia a la afición zaragocista, que con su postura de sorna dio forma a un episodio que ya forma parte de la historia del Real Zaragoza respecto de un jugador propio. Como eximentes de la ausencia de brújula de Gueye en su aportación al equipo, Escribá siempre utilizó, en ese tiempo beligerante con el africano desde las tribunas, el factor de la inadaptación por no entender el idioma ni las costumbres españolas y zaragozanas. 

El público blanquillo, tan mimetizado con la Segunda División y con el fútbol de hojalata a base de palos, que evoluciona en una singular metaformosis que ha mudado su idiosincrasia hacia formas bien alejadas de lo que fue un día en Primera División, en Europa, ganando títulos al nivel (o por encima) de los grandes, ha terminado por darse a esta situación. Y Gueye forma parte ya del paisaje en la recta final de la liga, como un extra más de un cuadro impresionista y multicoral. 

Falta saber cómo acabará este futbolista su inolvidable paso por el Real Zaragoza. Si con cero goles, como otros fracasos rotundos recientes como Gabriel 'Toro' Fernández, Vuckic, Medina, Yanis; si logrará uno, como Alegría o Vinícius; dos como Zanimacchia... el listado de tiros al aire o granadas inertes que fueron fichados en su día como bombas atómicas para la delantera zaragocista es largo y sonoro. Gueye va a tener su sitio destacado en este podio invertido respecto del interés general.