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Previa del Real Zaragoza-Cartagena: el día de salvarse

El Zaragoza busca cerrar la permanencia matemática contra el Cartagena. Le basta con sumar un punto más en un partido en el que vuelven Cristian y Mollejo

Entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva
Entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva
Ruben Losada/FotografiArte

 Entre la música celestial de la futura (pretendida) Romareda y los prometedores tambores de la próxima temporada, el Real Zaragoza juega un partido de fútbol. Aún le quedan tres, de hecho, del curso en vigor. El turno hoy es para el Cartagena, rival con ciertas aspiraciones vivas de meterse en la sexta plaza ante un Albacete de difícil alcance. El Zaragoza, entre tanto, vive estos días con el fútbol alejado de los focos, por mucho que aún las matemáticas no le hayan abrochado el cinturón de seguridad de la salvación. Eso puede suceder en este partido. Al equipo aragonés le falta un punto. Nada más que eso. Con un empate, ya estará fuera de la órbita del Málaga, por mucho que los andaluces lo ganaran todo. Incluso una derrota hoy puede atar al Zaragoza a Segunda de forma oficial un curso más si el Málaga no vence su partido de la jornada.

Como se ve, solo una carambola de ciencia ficción cuestiona la salvación del Zaragoza en un tiempo en el que la relajación competitiva está al acecho. Desde el club, desde el vestuario, se insiste en que eso no va a ser así. Lo primero, porque hay dinero en juego. Incluso en un proyecto que promete 140 millones de euros de inversión en un recinto deportivo, un millón de euros para el día a día es mucho. Esa la cantidad dentro de la que pueden fluctuar los ingresos por derechos de televisión de la próxima temporada en función de la clasificación final.

No es lo mismo ser octavos que decimoctavos, posiciones entre las que aún puede moverse el Zaragoza en este desenlace de la temporada. Por lo tanto, continuar ganando partidos es el camino más recto para que la economía del Zaragoza sea más competitiva en el curso próximo.

Por eso, Fran Escribá aprovecha cualquier tiempo de micrófono para resaltar el compromiso, la dedicación, el deber y el esfuerzo con los que el equipo afronta estos partidos. Un intento por mantener la tensión y la alerta. En cierto modo, esta fase ya más laxa de la temporada es observada por el entrenador como los primeros pasos de la siguiente: una especie de pretemporada por adelantado en la que seguir insistiendo sobre los principios e ideas que sostendrán al Zaragoza del curso próximo.

Esta tabla de ensayos tiene en el Cartagena el rival de turno. Escribá pierde para la cita a su lateral derecho Fran Gámez, lo que desarbola una posición en la que hace dos meses tenía tres opciones naturales: el propio Gámez, Marcos Luna y Carlos Vigaray, pero en la que hoy apunta a jugar Larrazabal, un extremo reconvertido, en ventaja, según apuntó en la previa el técnico, sobre Francés, buen conocedor del puesto pero a quien Escribá ha borrado del mapa sin razones futbolísticas evidentes o bien explicadas.

En el apartado de altas, se anotan Cristian Álvarez, una vez cumplida su sanción, y Víctor Mollejo, ya recuperado y listo para sumar desde la reserva. Por lo demás, queda por ver si Escribá variará la delantera con la entrada de Pau Sans o Gueye, dentro de un equipo afianzado en sus puestos y funciones en ese paradigmático 4-4-2 con el que Escribá ha reinventado al Real Zaragoza.

El Cartagena es un equipo que tiene poco que ver con los aragoneses. Se construye desde la posesión, con jugadores de buen pie, alma ofensiva y un armazón táctico muy flexible y dinámica que parte de un 4-1-4-1. Durante buena parte del curso, el conjunto de Carrión alterna figura táctica en función de cuándo ataca y cuándo defiende, mudando de ese 4-1-4-1 a un 3-2-3-2 cuando ataca. Tiene la baja de Datkovic en defensa. El argentino De Blasis y el portugués Pepé (cinco asistencias desde su llegada en enero) acentúan el talento de este equipo con varias piezas bien curtidas: Alfredo Ortuño, Mikel Rico, Pedro Alcalá, Borja Valle, Jairo, Kiko Olivas, Ferreiro… Muchos kilómetros en la categoría, muchas cicatrices y mucho, mucho, oficio.

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