fútbol

El Real Zaragoza cuadra sus cifras y cierra la permanencia tras ganar 2-0 al Cartagena

Un gol en propia puerta de los departamentales y otro de Bermejo de penalti en el minuto 96 certifican el buen final de liga de los blanquillos, que dejan a su rival sin promoción de ascenso.

Foto del partido Real Zaragoza-Cartagena, de la jornada 40 de Segunda División
Los jugadores celebran el triunfo en la Romareda
Toni Galán

El Real Zaragoza cuadró este sábado sus cifras en el arqueo de caja y ya sí, matemáticamente, tiene la permanencia asegurada por undécimo año consecutivo en Segunda División. Venció 2-0 al Cartagena en un partido de poco juego, ante un rival que se queda así sin jugar la promoción de ascenso a Primera División, aspiración que tenía hasta cuajar este horrible partido en La Romareda.

El primer tiempo fue futbolísticamente decepcionante. Sin ritmo, sin continuidad con el balón, sin apenas llegadas a las áreas. Pero, de entrada, rápidamente, quede en descargo de la responsabilidad de los zaragocistas al respecto, que el problema fue el Cartagena. Un chasco monumental en estos primeros 45 minutos. Los departamentales llegaron a La Romareda jugándose la 6ª plaza, la de la promoción de ascenso, con el Albacete. Y no lo pareció ni un solo segundo. Puede afirmarse que este Cartagena visto en Zaragoza en este tramo del duelo es lo peor que ha pasado por el estadio municipal en todo el año lectivo. Sin exagerar.

Por eso, el Real Zaragoza abollado que pudo alinear Escribá este sábado, sin Simeone, sin Gámez, con titulares diferentes y forzados, como Larrazabal en el lateral derecho o Bermejo de delantero junto a Azón (que no acaba de coger la onda tras su temporada de ausencias), con Vada de nuevo en el césped para desesperación general, se fue al descanso ganando 1-0 sin demasiados brillos en su juego. El gol llegó a balón parado, seguramente del único modo en el que podía acontecer. Bebé lanzó de esquina cerrado, en el minuto 27, y Poveda (que en su día estuvo fichado para el Real Zaragoza antes que Puado, cuando la dolencia cardiaca de Dwamena, pero se rompió la rodilla con el Atlético de Madrid B y la cesión se fue al traste) peinó el balón hacia la red de su propia portería.

Antes, entre la espesura indisoluble de un fútbol de pretemporada, de partido de entrenamiento, apenas cuatro jugadas con cierto veneno cupo anotar en el cuaderno de bitácora de este pestiño. Feuillassier, el extremo argentino de los cartageneros, quebró a Larrazabal en carrera en el minuto 7 y su chut, a placer, se le fue a la antigua Feria de Muestras. En el 22, De Blasis gozó de una falta directa al borde del área por una mano clara de Nieto, pero su disparo directo se marchó alto por mucho. Hasta ahí, el Real Zaragoza no existía. Pululaba por la hierba, fallaba todos los pases definitivos de tres cuartos de campo en adelante. Solo Bebé, con sus detalles diferenciales de superior rango, llevó un par de veces peligro cerca del inédito Escandell, pero sus conducciones y sus centros nunca acabaron correctamente por parte de los demás. El Cartagena parecía querer alargar el partido lo más posible con el 0-0 y esperar acontecimientos.

Pero a la escopeta de feria que fueron los de Carrión les salió el tiro por la culata. Y desde el minuto 27 tuvieron que ir a remolque. Ahí, dieron muestras de nerviosismo, de falta de personalidad. Como si no se esperasen estar por detrás en el marcador nunca. Como si su entrenador no hubiera preparado esta circunstancia hipotética durante la semana. Ni una jugada con tres pases hacia delante hicieron los mediterráneos hasta el intermedio.

Nulos por los cuatro costados. Y el Real Zaragoza, envalentonado con el autogol de Poveda que lo puso en ventaja casi sin querer, aún tuvo la opción de rematar al incapaz rival en una llegada de Vada en el 29, cuyo remate a placer, en el área chica a centro de Bermejo, se le marchó fuera, cruzado, porque lo empalmó fatal.

Los minutos parecían horas toda la tarde. Feísimo el espectáculo. Desde el prisma zaragocista tenía un pase el hecho, pues su temporada está finiquitada prácticamente, en tierra de nadie. Pero desde el cartagenero, fue de una extrañeza superlativa ver tanta desidia en sus hombres. Se jugaban algo grande y en ningún momento dieron muestras de ello. Así se llegó al descanso, en un ambiente distendido, sin pasión, de fin de fiesta anticipado.

Tras el refrigerio y, se supone, la bronca de Carrión a los visitantes, se reanudó el partido con un cambio. Dejó en la ducha a Borja Valle, que quizá tocó tres pelotas en 45 minutos, y puso en danza a Ureña. En frente, Escribá tenía poca cintura esta tarde para mover el género y siguió apostando por los mismos. El segundo tiempo empezó bajo las mismas coordenadas: Bebé ejerciendo de jefe del ataque local, individualista pero efectivo, y el Cartagena sin ningún síntoma de mejoría. El lisboeta lanzó una falta cerrada en el 49 y Escandell detuvo con dificultades, sin que Francho llegase a tocar antes por centímetros. Y Nieto, un minuto después, disparó al muñeco con todo a favor tras otro jugadón de Bebé.

El Cartagena espabiló en el minuto 52 y aprovechó un boquete entre los centrales zaragocistas para servir un balón de gol a Feuillassier, que cayó en el momento de empalmar la pelota en pugna con Nieto. El árbitro García Verdura no vio penalti, pero la acción se revisó tres minutos después en un largo visionado del monitor. Cuando parecía que se iba a señalar la pena máxima, el VAR determinó falta previa de Poveda a Francho antes de la acción que sí pudo ser señalada como penalti. Y el Cartagena se quedó con dos palmos de narices. El Zaragoza, por supuesto, feliz como una perdiz.

Ahí pudo haber cambiado el rumbo del partido, pero no sucedió. El Zaragoza jugó a dormir el balón, mientras el rival quería y no podía hilar una sola jugada de peligro. Carrión quitó al lateral Martos y a Feuillassier (sorprendente decisión, pues era el más clarividente de los obtusos atacantes murcianos) y apostó por metralla nueva, Jairo y el exzaragocista Ortuño, con media hora por delante. El balón estaba todo el tiempo en campo zaragocista. Pero más que fútbol, lo que se veía era balonmano: pases y pases de lado a lado del área, con la defensa superpoblada zaragocista metida atrás del todo, viéndolas venir. Ahora bien, si hubiese sido realmente ese deporte, al Cartagena le hubiese pitado el árbitro no menos de cuatro o cinco pasivos. Qué inoperancia la suya.

Escribá le concedió más de 20 minutos a Mollejo para reaparecer después de más de tres meses de baja por una rotura de tobillo. Vada fue el suplido, claro. Entretanto, el Cartagena entraba en histeria según pasaba el minutero. Precipitación, imprecisión, torpeza… así fue su propuesta constante. El Zaragoza trató de salir a la contra un par de veces, pero Azón no está fino y las definiciones no fueron las correctas. Y Carrión propuso la heroica a falta de un cuarto de hora. Al meter a Ferreiro y Jansson, dejó un esquema sobre el campo con solo dos defensas, los centrales. El resto eran delanteros, extremos, mediapuntas y gente de vocación atacante.

El reloj jugaba con el Zaragoza. Y también la ceguera atacante del Cartagena. Un par de saques de esquina sobre el marco de Cristian Álvarez sembraron dudas en el 80, pero no se generó peligro real por parte visitante. En la nebulosa del final, el reaparecido por sorpresa Vigaray armó un contragolpe que dejó solo a Bebé ante el portero en el minuto

87, pero el caboverdiano se lio en el mano a mano y remató al lateral de la red con la zurda, desechando así la puntilla para el desquiciado Cartagena, que veía sus opciones de optar por el ascenso totalmente perdidas.

Ese mazazo final al corazón cartagenero lo firmó Bermejo, que sigue en ese estado de gracia que los jugadores alcanzan de repente tras una mala temporada en los partidos postreros de un campeonato sin nada en juego. En tiempo de aumento, se internó en el área y fue zancadilleado por Jairo. En el 96, tras la revisión cibernética, el ‘10’ blanquillo mandó la pelota a la escuadra izquierda de Escandell y marcó el 2-0 con el que concluyó este singular duelo.

El Real Zaragoza ya está matemáticamente salvado, ya le cuadran las cifras y con enorme holgura al final, como se verá el día 27. Y el Cartagena se quedó sin su soñada promoción porque en La Romareda dejó una imagen opuesta a la de un candidato a pelear por la Primera División. Fue un día donde el mundo se comportó al revés de lo previsto, para alegría y celebración del zaragocismo.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Larrazabal (Vigaray, 79), Francés, Jair, Nieto; Francho, Grau; Vada (Mollejo, 68), Bebé (Zapater, 88); Bermejo y Azón (Puche, 79).

FC Cartagena: Escandell; Calero (Jansson, 75), Alcalá, Kiko Olivas, Martos (Jairo, 63); Musto (Ferreiro, 75), Pepé; Feuillassier (Ortuño, 63), De Blasis; Borja Valle (Ureña, 46) y Poveda.

Árbitro: García Verdura (Comité Catalán). Amonestó a Cristian Álvarez (89).

Goles: 1-0, min. 27: Poveda, en propia puerta. 2-0, min. 96: Bermejo, de penalti.

Incidencias: Tarde fresca en Zaragoza, con un viento desagradable en un día soleado y 19 grados al inicio del partido (18.30). El césped de La Romareda presentó un excelente estado. Asistieron al partido en las gradas alrededor de 17.500 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Arsenio Iglesias, exentrenador del Real Zaragoza fallecido recientemente.

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Partido Real Zaragoza-Cartagena
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