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El Real Zaragoza juega contra sí mismo en Lugo

El equipo aragonés, en el campo del penúltimo, pretende espantar este domingo sus propios miedos y defectos. Escribá está seguro de superar este reto para «acabar con dignidad la liga», como dijo desear.

Los jugadores del Real Zaragoza, en uno de los últimos entrenamientos de esta semana antes de jugar en Lugo.
Los jugadores del Real Zaragoza, en uno de los últimos entrenamientos de esta semana antes de jugar en Lugo.
Francisco Jiménez

El Real Zaragoza juega este domingo (18.30) su partido de la 30ª jornada de liga de Segunda División en el estadio Anxo Carro frente al Lugo. Pero, realmente, el Real Zaragoza contra quien juega en esta cincomarzada a la gallega es contra el propio Real Zaragoza. 

El equipo que dirige Fran Escribá va a combatir contra su propia sombra, un ejercicio de pura esgrima derivada de las dudas y el temor a fallar. La crisis de resultados del último mes y medio, aderezada con el agravamiento de la mala praxis en las dos facetas claves del fútbol, la carencia de gol en ataque y la blandura defensiva, hacen que a orillas del Miño, este Real Zaragoza que llega 17º a las últimas 13 jornadas de la liga y a solo cinco puntos de la zona de descenso se rete a duelo a sí mismo.

Saben Escribá y los jugadores que en este partido tienen un examen de calidad de mucha trascendencia. Es un día donde, al margen de los malos precedentes y de la nota baja –suspendida– de los últimos muchos choques dirimidos, no pueden fallar. Así se sencillo de explicar. No es un día de medias tintas.

El Real Zaragoza debe ganar en Lugo por activa, por pasiva o por perifrástica. Y si es de los tres modos, mejor. Porque el fútbol tiene sus códigos y sus momentos. Y este es uno de esos que atornilla al máximo las obligaciones. Si el cuadro blanquillo volviese a casa durante la madrugada del lunes sin los tres puntos en la bodega del autobús algo no estaría bien hecho. Y, sobre todo, algo empezaría a resquebrajarse peligrosamente justo en el inicio del esprint final del torneo, momento en el que el equipo aragonés tiene que atar, asegurar y escriturar la permanencia, una vez que, ya sí, todo el mundo ha colegido que solo existe ese objetivo y que lo de pelear por la promoción de ascenso ha sido un efecto placebo que ha caducado y ya no hace efecto ni al que asó la manteca.

El Lugo es el penúltimo y tiene pintas de desahuciado. Sus cifras son de catástrofe inminente. Tiene 22 puntos, es decir, 12 menos que los zaragocistas. Y están a 11 de la raya de la salvación que marca el colega blanquillo en el balcón del abismo, el Racing de Santander. Solo han ganado cinco partidos de 29 (uno, en La Romareda por 1-2 en la primera vuelta). Con 20 goles a favor, es uno de los tres únicos que ha marcado menos que el paupérrimo Zaragoza, que suma 23. Y su máximo anotador, Chris Ramos con siete dianas... fue traspasado en enero en busca de algo de liquidez para unas arcas que tienen telarañas. Mal asunto. Eso es pegarse un tiro, no ya en un pie, sino en los dos. Ahí, dimitió su director deportivo, el mítico centrocampista Carlos Pita, recién retirado para acogerse a esa canonjía, por no entender semejante atrocidad desde el prisma futbolístico en un equipo que se estaba jugando la vida.

Este enviado especial pudo palpar este sábado por la tarde el ambiente que se respira entre la afición lucense. Nadie cree en la salvación. Quizá uno entre cien. Y ese es tachado de loco. Los rojiblancos, que cumplen su undécimo año consecutivo en Segunda, pueden estar encarando su adiós y, tal vez, no para volver a corto plazo. Este es el sentir.

El Real Zaragoza tiene la puntilla en su mano, con el Lugo agonizante y desorientado. Esta es la trascendencia que tiene para los zaragocistas el evento: salir a flote del remolino que los atrae hacia el fango y, de paso, rematar a uno de los que se quedaría ya abajo sin remedio. Pero, claro, es la misma película que en Málaga. Y allí ya se sabe lo que sucedió: el caos de los de Escribá. El técnico dijo en la previa querer «acabar la liga con dignidad». Hoy, en el singular Anxo Carro, hay unos cuantos kilos de ese material en juego.

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