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Solo en 2 de los últimos 17 partidos el Real Zaragoza ha marcado gol en la primera parte

Al margen de la consabida y grave carencia de destreza para anotar en las porterías contrarias, el equipo zaragocista manifiesta una seria incapacidad creativa que le impide desbrozar los partidos pronto.

Giuliano Simeone, en el partido de Leganés el 18 de diciembre, donde marcó el último gol del Real Zaragoza en una primera parte.
Giuliano Simeone, en el partido de Leganés el 18 de diciembre, donde marcó el último gol del Real Zaragoza en una primera parte.
Enrique Cidoncha

El Real Zaragoza no sabe desbrozar los partidos pronto. A veces, demasiadas, acaba no haciéndolo nunca. Al margen de su manifiesta carencia y ausencia de habilidad para marcar goles en las porterías contrarias, defecto letal a largo plazo en cualquier equipo del mundo, hay un dato contundente que deja en evidencia las escasas dotes creativas e imaginativas del medio campo y la inoperancia global para generar fútbol ofensivo y de buena combinación del balón. 

Este detalle denuncia que el Real Zaragoza solo ha marcado gol en la primera parte en 2 de los últimos 17 partidos . Esta horquilla nociva abarca, por lo tanto, toda la era Escribá. El técnico valenciano, que llegó en noviembre a relevar al despedido Carcedo, suma 15 duelos en el banquillo, 14 de liga y el de Copa en Cáceres ante el Diocesano. Y hay que añadir por delante los dos últimos choques que dirigió su antecesor, las derrotas por 0-2 ante el Andorra y por 1-0 en Vitoria con el Alavés. 

Este Real Zaragoza obturado únicamente marcó antes del descanso al Huesca, en dos ocasiones (para dar forma al 3-0 final), y en Leganés, donde pese a adelantarse en el tanteador acabó perdiendo 2-1 justo antes del parón navideño. 

En el resto de los partidos, no ha habido manera de ver un gol zaragocista en los primeros 45 minutos. La máxima aspiración de Escribá y los suyos es irse al intermedio con el 0-0 inicial, cosa que no siempre logran. Cuando los partidos nacen, con los 22 jugadores sobre el césped en plenitud física y con la táctica metida a fuego en sus cerebros (en neofútbol, sabido es, no permite improvisaciones ni versos libres), este Real Zaragoza es incapaz de decantarlos a su favor y, en los escasos días de éxito, ha de esperar a las segundas mitades e, incluso, a los últimos minutos de esas segundas partes. Es decir, o saca provecho del alboroto que suele generar el amplio carrusel de cambios que deja la normativa moderna, con cinco sustituciones por bando que convierten los duelos en una especie de suerte tipo ruleta rusa, o no es capaz de encarar un triunfo con poderío desde el principio (la excepción, reseñada, fue la goleada infligida al Huesca). 

De este modo, con Escribá al frente, el Real Zaragoza solo ha marcado gol en 8 de sus 15 partidos. Y de ellos, en 6 los goles han esperado a fluir en los segundos tiempos.

En el debut del técnico valenciano, Simeone empató 1-1 para salvar un punto en la visita del Málaga a La Romareda en el minuto 89. El día siguiente, en Burgos, los dos goles aragoneses para el 2-2 definitivo los marcaron Jair y el defensor local Atienza tras el intermedio. En Villarreal, aquel Zaragoza que perdía 2-0 en el descanso ante el filial amarillo hizo sus tres goles para remontar en la segunda fase del duelo, el último fuera de tiempo de Mollejo. En Andorra, el tanto ganador de Bebé para ganar en el minuto 92, esperó de nuevo a la agonía del envite. Y el inútil tanto de Bebé en su presentación en casa ante el Alavés, en la derrota aparatosa por 1-4, llegó también muy al final. 

En 24 partidos de los 30 disputados esta temporada (hay que contar la Copa en la estadística) el Real Zaragoza no ha marcado un solo gol antes del intermedio de sus partidos. Es un indicio de problemas superlativos en cuanto a calidad, carácter, mezcla, empuje e intuición futbolística en los componentes de su plantilla. 

No se le eche toda la culpa, teniendo mucha, a la delantera y a los rematadores, los principales señalados -por tercer año consecutivo- de la inanición goleadora del equipo. A su enorme déficit, incuestionable, es importante y obligado añadir el que portan en sus credenciales los centrocampistas, interiores, extremos y mediapuntas, o sea, los que tienen que generar las ocasiones, mandar en el ritmo del juego e imponerse en criterios y tempo a los contrincantes de turno. El modo de desenvolverse los marcadores y los guiones de los partidos del Real Zaragoza contemporáneo hablan solos: solo hay que escucharlos. 

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