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Bebé, única luz goleadora del Real Zaragoza en un inicio de 2023 de preocupar

Tras el parón de Navidad, en la segunda vuelta los de Escribá solo han marcado 5 goles en 7 partidos: uno en propia puerta de un rival; uno cada uno los lesionados Azón y Mollejo; y los dos de Bebé.

Bebé, con gesto contrariado, el pasado lunes en Málaga junto a Ramalho.
Bebé, con gesto contrariado, el pasado lunes en Málaga junto a Ramalho.
Carlos Guerrero/LOF

El Real Zaragoza se halla metido en una centrifugadora que le nubla la vista de cara al gol desde el inicio de 2023, un tramo que ya va a cumplir dos meses, coincidente con la segunda vuelta del torneo. Se repite el episodio que durante largo tiempo afectó al equipo al inicio de la campaña, primero con Juan Carlos Carcedo como entrenador y, después, en los inicios de su relevo, el actual Fran Escribá

Los datos son demoledores: tras el parón de Navidad, el equipo blanquillo solo ha marcado 5 goles en 7 partidos. Uno se lo metió el propia puerta el jugador del Villarreal B Íñiguez; uno cada uno marcaron los ahora lesionados Azón y Mollejo (este, baja para toda la temporada); y los dos últimos, llegados por goteo, han llevado la firma del recién llegado Bebé

No hay más cera que esta que arde. En 4 de los 7 partidos jugados tras el cambio de año natural, el Real Zaragoza se quedó sin ver portería: 0-0 contra el Mirandés en casa, derrota por 1-0 en Gijón, un nuevo empate 0-0 en La Romareda frente a la Ponferradina y la última y cruenta derrota en Málaga por 3-0.

De los tres casos en los que sí se acertó con el marco contrario, uno de ellos fue inútil y meramente anecdótico, pues el 1-4 frente al Alavés (marcó Bebé) es un gol de valor cero más allá de la estadística. Y en los otros dos días de algo de puntería, en Andorra el mínimo 0-1 de Bebé dio los 3 puntos al Real Zaragoza y en Villarreal, frente al filial amarillo, los ahora ausentes Azón y Mollejo -a los que se sumó involuntaria pero decisivamente el local Íñiguez- dieron forma al 2-3 final, la otra victoria del segundo tramo liguero que mantiene con cierto oxígeno a los zaragocistas en la difícil tabla clasificatoria de este momento del torneo. Dos únicos triunfos en la segunda vuelta logrados in extremis, en tiempo de aumento, con el minuto 90 rebasado en ambos casos. Y los dos fuera de casa, a domicilio, pues La Romareda se le atraganta al Real Zaragoza desde mitad de diciembre, cuando superaron por 3-0 al Huesca en el único partido tranquilo y bien gobernado desde que todo empezó en agosto. 

Se echan en falta los goles del más acertado de la plantilla en esta campaña tan escasa de puntería: Giuliano Simeone. El argentino anotó su último tanto el 18 de diciembre en Leganés, un insustancial gol en la derrota por 2-1 ante los madrileños y, desde entonces, tras las uvas de Nochevieja, ya no ha habido nada que celebrar con su rúbrica final. 

No hay más goles que echar en falta, pues el elenco de artilleros es de rendimiento puntual y reducido desde que la película dio comienzo en agosto. Los 3 de Vada son la segunda marca del grupo, lo que explica el calado del inconveniente. 

Así que Escribá, al que ahora se le junta también la faena de taponar los enormes agujeros defensivos manifestados en las recientes citas ligueras, debe tratar de reactivar al referido Simeone, de seguir estimulando al refuerzo Bebé y... sin Azón ni Mollejo a causa de sus problemas de lesiones serias, encontrar alternativas. Hasta ahora, la misión de aumentar el potencial goleador tenía margen de tiempo de espera. Desde hoy, es cuestión de máxima urgencia. 

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