REAL ZARAGOZA
El Málaga, números de catástrofe que el Real Zaragoza está obligado a agravar
El equipo malagueño, rival blanquillo el lunes y favorito al ascenso en agosto cuando la liga nació, se atascó desde el inicio en la cola de la clasificación y, lejos de salir del pozo, está hundiéndose cada vez más en el desastre del descenso.

El Málaga, rival del Real Zaragoza este inminente lunes en su estadio de La Rosaleda (21.00), jugará ante los aragoneses algo más que un partido de fútbol. Pone en liza su vida, pues el descenso a Primera RFEF es una amenaza muy seria para una entidad que, según el nivel de los fichajes hechos en verano, aspiraba de lleno a retornar a Primera División. Las cosas del fútbol, insondables, han llevado a los andaluces al punto inverso, a las antípodas de sus pretensiones. Caer a la tercera categoría, como para cualquier club histórico del tamaño de los malagueños (cabe aplicar el aserto a los zaragocistas, como bien se sabe por estos lares en la última década), es sinónimo de ruina de difícil solución posterior.
El Málaga es antepenúltimo, está ubicado en el puesto 20º de la clasificación. No ha salido del vagón del descenso en las 27 jornadas disputadas en esta liga. Con solo 22 puntos (11 menos que el Real Zaragoza), se haya a ocho de la línea de salvación, que marca el Racing de Santander, 18º con 30 puntos. Una cifra muy considerable a estas alturas del torneo. Está igualado con el penúltimo, el Lugo, futuro y no lejano desplazamiento asimismo para los zaragocistas. Y solo mejora algo al colista, el Ibiza, que tiene 19 puntos, tres menos. Son el trío de desesperados en este kilómetro de la liga de Segunda División.
Por este dibujo del Málaga CF, el de los grandes rasgos de brocha gruesa, el Real Zaragoza ya es consciente del perfil del duelo que le aguarda en la Costa del Sol. Va a ser huésped en una casa de histerias, malos rollos y cierta desazón. Y en el fútbol, tras más de un siglo de experiencias, es sabido que obtener la victoria en desplazamientos así requiere de detalles que van, en muchos casos, más allá de la mera calidad futbolística o del acierto táctico. Son aquellos que se refieren a lo psicológico, al manejo de los resortes claves en el ámbito anímico frente a un contrincante que no puede pensar, que se desempeñará entre nervios, que está expuesto a que cualquier golpe lo tumbe sobre la lona por su escasa capacidad de encaje de las adversidades.
Si se añaden las pinceladas más finas de la credenciales del Málaga, el formato de partido que el Real Zaragoza va a afrontar en La Rosaleda queda definido con absoluta concreción. Los malacitanos solo han ganado cuatro partidos en toda la temporada (la mitad que los zaragocistas, que no andan sobrados de nada). Hilando más fino, únicamente han vencido en tres choques como locales. Tres de 13 disputados ante su enfadado público. Ni un tercio de ellos, por lo tanto. Es decir, 10 de los 13 visitantes puntuaron a orillas del río Guadalmedina, en el Paseo de Martiricos. Este atorado Málaga apenas ha marcado 11 goles en sus porterías de La Rosaleda, encajando 15.
El último partido en su casa lo perdieron 0-1 ante el Oviedo. En anterior, fue un 1-1 con el Burgos. Y el precedente a este, otro 1-1 con el Tenerife. El último triunfo, rara avis, data del 18 de diciembre, un sorprendente 1-0 frente al Alavés, reciente vendaval en La Romareda con ese 1-4 del que aún sangran los zaragocistas. Las dos únicas victorias anteriores fueron un 3-2 al Lugo y el 1-0 a la Ponferradina. Escasísimo bagaje positivo, insuficiente para la supervivencia, aplastado por el cúmulo de las derrotas por 0-4 frente a Las Palmas, 1-2 con el Albacete, 0-1 con el Eibar y la citada ante los ovetenses. Y las igualadas con Villarreal B (1-1), Andorra (0-0), Sporting de Gijón (1-1), Granada (1-1), y las reseñadas del último mes con burgaleses y tinerfeños.
En global, un desastre de temporada la suya. En nada aliviado, además, como visitantes. Por eso se están ahogando. Por eso su gente los abroncó –e insultó– el pasado fin de semana tras caer 3-2 en Albacete, con enfrentamiento directo vis a vis en las gradas y césped del Carlos Belmonte. El ambiente se ha viciado y los directivos, foranos, estigmatizados hace años en un lugar donde saben muy bien lo que es la desaparición de un grande (el CD Málaga, antecesor y club distinto al actual), tratan de que las gradas del campo se pueblen lo más posible pese a ser un día laborable por la noche.
Un duelo para listos
Por la especial idiosincrasia de este partido en Málaga, Fran Escribá, el entrenador del Real Zaragoza, prepara con mimo en los últimos entrenamientos el apartado anímico del equipo. El técnico traslada a la plantilla en cada sesión de trabajo que, más que la faceta futbolística, esta vez se trata de saber abordar con picardía y solvencia el otro fútbol que se dará en La Rosaleda, ante un rival que juega ya a la desesperada, asomado al abismo de un catastrófico descenso a Primera RFEF.
Será una noche, por todo este envoltorio, también exigente para el Zaragoza. Los blanquillos tendrán que admitir el traje de favoritos y, por ello, asumir la presión añadida que desde su afición y entidad les pide el envite: ser capaces de sacarlo adelante con éxito. Llevar la vitola del favoritismo con gallardía y seguridad es siempre síntoma de poderío, de altura de miras. Y, por ahora, este Real Zaragoza escaso de argumentos en infinidad de partidos de esta temporada, no lo ha sabido portar adecuadamente las más de las veces.
Así que, por este lado, es todo un reto para Escribá y los suyos salir airosos en un momento que puede resultar tan culminante en la temporada, de acabar positivamente. Porque de ganar en Málaga este lunes en Real Zaragoza, en el duelo que cerrará la 28ª jornada, con todos los marcadores de los demás ya conocidos, dejaría a los malagueños 14 puntos por detrás. Trecho casi definitivo para considerar que se ha eliminado a un rival de los que aún pueden poner en aprietos a los aragoneses si el final de la liga viene con alguna curva más de la cuenta. Puesto en pasiva, se entiende mejor la relevancia que aportaría este triunfo zaragozano: si es el Málaga el vencedor y los de Escribá no mueven bien sus fichas en el denso ambiente de La Rosaleda que deben volcar a su favor, los locales se acercarán a ocho puntos, con el ‘golaverage’ ganado por ellos, pues en la primera vuelta empataron, 1-1, en Zaragoza. Y esto sí que, a falta de 14 jornadas, sería causa de miedos. El fin de este viaje al sur es, para el apurado Real Zaragoza, abrir brecha con la zona baja y dejar apuntillado a un rival. Un arte.