La Federación Española cree en Zaragoza

Primer entrenamiento de Bebé en el Real Zaragoza.
Primer entrenamiento de Bebé en el Real Zaragoza.
Toni Galan

La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que preside Luis Rubiales, sigue esperando a Zaragoza como una de las posibles sedes del Mundial de 2030, dentro –claro está– de la candidatura de España y Portugal, más Ucrania, a la organización de este evento deportivo.

Para el próximo día 21, han sido citadas en Madrid todos los representantes de capitales españolas que tienen aspiraciones en este sentido, de las que finalmente es preciso descartar tres.

La idea básica de este encuentro, según fuentes federativas, pasar por ver el estado de las cosas en cada una de las urbes aspirantes, para iniciar el proceso de criba.

Como todos sabemos, Zaragoza no dispone ahora mismo de un estadio en condiciones para ser sede de un Mundial. Depende del futuro. De la nueva Romareda. De un proyecto que está dispuesto a financiar y pagar el Real Zaragoza y del poder de convicción que tenga el mismo. El hilo, en esencia, depende y pende de un relato creíble, que aporte certezas y seguridades en distintas materias: jurídica, económica y arquitectónica.

Por el momento, se sujeta, en primer término, en que las relaciones entre la Federación Aragonesa de Fútbol, que preside Óscar Fle, y la Real Federación Española de Fútbol, que preside el antedicho Rubiales, disponen de un grado de fluidez más que suficiente.

En otra época, hubiera sido impensable. Es decir, esta situación no la soportaría la antigua relación entre Ángel María Villar, anterior presidente de la RFEF, y Fle, quienes respondían a sensibilidades , criterios y puntos de vista muy diferentes y estaban abiertamente enfrentados. Pero ahora no es así. Fle pertenece a la junta directiva de Rubiales y su peso en este sentido –mayor o menor– corre en todo caso en favor de la candidatura de la capital aragonesa.

Por el mismo motivo, el hecho de que el proyecto de construcción del nuevo estadio haya entrado de lleno en la arena del debate de la política local, a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas, tampoco resulta determinante. Al menos hasta aquí, la Federación Española, está distinguiendo el ruido que se genera en los parlamentos del pleno del Ayuntamiento de Zaragoza de los avances efectivos que se están produciendo en el proyecto.

Los organismos federativos, como es natural, sacan a La Romareda de la dialéctica de izquierda o derecha o centro. Como el fútbol mismo, la entienden de todos. Eso sí, preferirían un clima político de gran acuerdo y no ciertos episodios más o menos incómodos, como, por ejemplo, el que se convirtió en antesala de la destitución del anterior director general de Deportes del Gobierno de Aragón, Javier de Diego Pagola, y terminó con el regreso de Mariano Soriano a esta dirección general, tras su paso por el Consejo Superior de Deportes (CSD).

El Real Zaragoza, mientras tanto, entre discreción o silencio –según se entienda– y una alegación al Plan General de Ordenación Urbana, trata de ganar tiempo al tiempo y de avanzar en seguridades económicas y jurídicas para el proyecto de construcción del estadio.

Los nuevos accionistas de la sociedad anónima deportiva aragonesa, desconocedores en su mayoría del agapitismo y del pasado urbanístico de la ciudad y, asimismo, del club, están dispuestos a soportar el coste económico del proyecto, cuyo importe se eleva a alrededor de 140 millones de euros.

En este capítulo, Zaragoza ha avanzado no poco, sino de modo muy considerable. Dispone de un inversor. De la voluntad de quien está dispuesto a afrontar un necesario plan de modernización del campo sin implicar en la financiación a entidades públicas. En este orden, la capital aragonesa está bien situada a ojos de la Federación.

La clave siguiente descansa ahora en que el club obtenga la cesión del derecho de superficie del suelo del estadio, porque, sin constituir ésta una privatización en términos técnicos y estrictos, es la herramienta que el Real Zaragoza juzga necesaria para encontrar las vías de financiación que precise.

Estamos en fase de alegación pública...

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