REAL ZARAGOZA

De vuelta a jugar a Andorra 33 años después

El Real Zaragoza, que nunca se ha medido al equipo andorrano en duelo oficial en el país de los Pirineos, hizo dos concentraciones allí en la temporada 90-01, en verano y en la crisis de febrero que acabó con Ildo Maneiro.

Crónica de Heraldo de Aragón del partido Andorra-Real Zaragoza de julio de 1990, el único precedente histórico hasta ahora.
Crónica de Heraldo de Aragón del partido Andorra-Real Zaragoza de julio de 1990, el único precedente histórico hasta ahora.
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Este fin de semana no va a ser la primera vez que el Real Zaragoza pise Andorra (país) en una expedición oficial. Sí que se disputará el domingo a las 16.15 el primer partido de competición de liga en la historia entre el FC Andorra y el equipo aragonés, pero la referencia primera del contacto entre ambas instituciones, dentro de la nonagenaria trayectoria vital del club zaragocista, data del verano de 1990. Hace 33 años ya existió un vínculo importante que se remató con un amistoso que ganó el equipo blanquillo por 0-2, con goles de Vizcaíno e Higuera.

Porque el Real Zaragoza hizo la pretemporada del verano del 90 en Andorra la Vella. Así lo negoció y pactó el recientemente fallecido presidente José Ángel Zalba, con el entonces ministro de Deportes de Andorra, Cándido Naudí y Mora, que ejerció de anfitrión en uno de sus establecimientos hoteleros, el entonces recién estrenado Anyós Park, en la carretera que sube a las estaciones de Ordino-Arcalís y La Massana. El equipo trabajó del 16 al 29 de julio (14 días) en el campo de fútbol de Aixovall, entonces el estadio comunal de todo el pequeño país donde el Andorra FC era su vértice principal, en la Segunda B española (coincidiendo muchos años con los equipos aragoneses). Era un modesto terreno de juego ubicado junto al municipio de Sant Juliá de Loria, nada más pasar la frontera desde España. En aquel verano, las tandas de esfuerzo físico que dirigió el profesor Solivella, por aquello de variar el escenario, se llevaron a cabo normalmente en el parque de La Margineda.

Era el proyecto deportivo que, tras marcharse Radomir Antic al Real Madrid, Zalba le entregó al entrenador uruguayo Ildo Maneiro, exfutbolista de la selección charrúa y mundialista que terminó por no encajar en el fútbol español. Fue aquel año en el que, tras el cese (dimitió él) de Maneiro en marzo, con el jovencísimo Víctor Fernández como sustituto, el equipo se cayó a la promoción del descenso que se jugó a vida o muerte contra el Murcia en junio de 1991. 

Además de la pretemporada completa en Andorra, el Real Zaragoza volvió a subir al país de los Pirineos del 12 al 15 de febrero para llevar a cabo una mini concentración invernal cuando la crisis deportiva e interna empezaba a ser peligrosísima. Esta estadía se acometió a petición de la propia plantilla. Hubo dos presencias zaragocistas, por lo tanto, en el Anyós Park, una estival y otra invernal.

En Andorra pasaron cosas que quedaron para la historia de la entidad. Ahí se conoció, en febrero, que Juan Señor había dejado de pertenecer al club después de sufrir el problema cardiaco que le obligó a dejar el fútbol meses antes. También se negociaron las primas en verano, con un lío morrocotudo que tuvo al portero paraguayo Chilavert como foco del conflicto, incluso enfrentándose a sus compañeros. Zalba suprimió las dietas, régimen de pagos internos que existía desde décadas anteriores y que suponía unos pluses económicos para los jugadores por desplazamiento. Hubo muchos detalles más... Al nuevo gerente del club (director general, sería ahora), Enrique Orizaola, le llovieron palos por todas partes porque el día a día fue un tanto desordenado. Había que coger el autobús y hacer 10 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para ir del hotel al campo. Y una mañana fueron a correr a la estación de esquí de Pal y, tras más de media hora de bus, no pudieron entrar al estar las verjas cerradas. En febrero, Chilavert no acudió con el resto del equipo en el autocar porque tuvo que declarar ante los abogados del club por un expediente disciplinario que se le había abierto por su actitud en el vestuario. Algo no funcionaba bien y el final de liga lo dejó en evidencia. Maneiro duró menos de 25 días tras el regreso de Andorra y el equipo se hundió al fondo de la clasificación. 

Allí ya estaba buena parte del bloque que cuatro y cinco años más tarde ganaría la Copa del Rey y la Recopa de Europa: Cedrún, Belsué, Aguado, Higuera, Poyet, Pardeza, Lizarralde, Esteban, Juliá... también Fraile, Isidro Villanova, Glaría, Pablo Alfaro,  Pascual Sanz, Mateut, Peña, Edison Suárez, Borao y Salillas. Eran días de hiel que precedían a la última gran época zaragocista.

Andorra dejó su marca en el ADN zaragocista en aquellos inicios de los 90. Y ahora, en 2023, se retoma con un eslabón distante que aporta valores diferentes, por ser liga, fútbol oficial, con puntos y la vida en juego... en Segunda División los zaragocistas, muy por debajo de su rango, y en la misma categoría los andorranos, disfrutando de su estreno histórico en el fútbol profesional español. 

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