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Año nuevo con defectos viejos en el Real Zaragoza: 0-0 ante el Mirandés

En un flojo partido, los de Escribá fueron incapaces de ver portería ante un rival accesible que, al final, estuvo incluso cerca de llevarse la victoria de La Romareda.

Real Zaragoza-Mirándés en la Romareda
Real Zaragoza-Mirándés en la Romareda
José Miguel Marco

Nada cambia porque, por el hecho de que se pare la liga 21 días, no hay razón objetiva que derive en una mutación de las cosas. Eso se llama vacaciones, no rectificaciones. Así que el Real Zaragoza ha comenzado 2023 gritando a todos los que lo quieran oír que tiene un déficit tremendo en la creación de juego, que nadie es capaz de dar un pase profundo, que no hay encaradores en la plantilla, que nadie regatea por la banda, que los centros al área son pocos y malos y, lo peor, que la virtud de marcar goles no la posee casi nadie en ese vestuario. Otro 0-0 para la estadística y… gracias. Porque el juvenil Mirandés, esa Torre de Babel de cedidos de equipos de Primera, pudo haber hecho más sangre en La Romareda si se lo hubiera propuesto con más insistencia.

El primer tiempo zaragocista fue sencillamente horrible. Si alguien hizo algo con cierto rigor, que fue poco, ese fue el Mirandés, que a los 12 minutos ya había generado tres ocasiones claras de gol. A los de Escribá se les atragantó la trama del partido desde el mismo pitido inicial, con un rival metido atrás con siete jugadores en pocos metros por delante de su portero (cinco defensas y dos pivotes retrasados) y unas salidas al contragolpe llenas de rapidez y peligro entre la lluvia del principio. Mientras el debutante Alarcón no le cogía la onda al sitio (perdió tres balones muy peligrosos en la zona media), Raúl García forzaba la primera gran parada del retornado Cristian Álvarez en el minuto 2 en un chut raso que iba dentro. Y en el 4, Pinchi se fue del defensa de margarina Lluís López para acabar chutando, solo, al lateral de la red junto al poste, por alto.

El Real Zaragoza no daba una a derechas. No pasaba de la línea de tres cuartos jamás. De pisar el área rojinegra, ni soñar. En el minuto 12, Raúl Navas, un central, adelantado tras un córner, lanzó un derechazo seco desde fuera del área que rechazó como pudo Cristian Álvarez tras botar en el mojado césped un metro delante de él. El ambiente estaba frío y empezó a no gustar nada lo que se veía. Larrazabal y Mollejo, por la derecha de la ofensiva zaragocista, estuvieron obturados todo el tiempo, negados. Gámez, desde atrás, tampoco les ayudó nada, torpe e indeciso. Alarcón quería ser el jefe pero abusaba del pase horizontal, sin rebasar líneas ni aun en desmarques claros como uno de Nieto, novedad en el lateral zurdo, al que no se atrevió a asistir desde 40 metros. Nieto y Eugeni fueron los menos nublados en las subidas al ataque, aunque sin tino final.

Rebasada la media hora emergieron un par de minutos de cierto dominio claro del Real Zaragoza, los únicos. Unieron el 33 y el 35. En el primer hito, Simeone falló un remate en el área tras una combinación con Larrazabal, chutando mal sobre el cuerpo del central Álex Martín. Y en el 35, el citado Eugeni lanzó desde lejos una rosca envenenada, de su repertorio, que el portero Herrero salvó del gol con una parada excelente a brazo cambiado, arriba. Ahí pareció resucitar el lánguido Zaragoza posvacacional. Pero no dio de sí para más. Fue un ‘arreón’ esporádico, sin continuidad. Solo Simeone, que se multiplicó incluso hacia atrás al ver la inoperancia de sus colegas, dio sensación de ganas por pisar el área rival, algo que no ocurrió en el 99 por ciento del tiempo en los primeros 45 minutos. Y así es imposible pensar en ganar, claro.

El Mirandés, por fortuna demasiado contemplativo y concentrado en guardar su portería a cero (su talón de Aquiles este año), acabó el primer periodo como lo empezó: con una ocasión de gol. Pinchi lanzó una falta en el pico del área, directa, y Cristian Álvarez respondió con una buena parada junto al poste derecho, enviando a córner el que podía haber sido el 0-1. Escribá debía agitar el árbol con todas las fuerzas posibles para cambiar una tendencia negativa, que auguraba un mal final de no mediar una reacción radical.

En el primer minuto de la reanudación, de nuevo Pinchi avisó de las intenciones de los de Etxeberría, con un disparo colocado desde el lateral del área que se le fue alto por poco, tras un córner de aviso del Mirandés nada más empezar de nuevo el choque. Azón estaba ya calentando, entre los aplausos de una afición local que necesita estímulos por los cuatro costados, mucho más en tardes tan feas como esta. Los minutos fueron transcurriendo con los mismos síntomas de ineficacia en el Real Zaragoza. Pocas llegadas, deslavazadas y siempre mal concluidas. Los más activos eran los laterales, Gámez y Nieto, lo cual es por sí mismo un termómetro de la rareza del guión. Su índice de acierto, en general, estaba siendo deficiente, por otra parte. Así que variar el cero del guarismo zaragocista se antojaba un milagro de no introducir Escribá nuevas piezas y métodos.

El balón parado era la apuesta única entre tanta espesura. Y casi se encontró la solución por ahí en el 59, cuando Lluís López, tras un buen control orientado en un cabezazo previo de Jair al saque de una falta de Eugeni al segundo palo, remató fuera por centímetros. Había sido la mejor ocasión zaragocista en una hora de juego. El Mirandés estaba más adormecido que en la primera parte y permitía que los blanquillos tuvieran la pelota más rato y más arriba que nunca. Larrazabal entró en el área en el 61 con serias opciones de gol, pero definió mal, rematando sobre un defensor burgalés. No es lo suyo el gol, se sabe desde que vino hace tres cursos. Y Simeone erró un disparo franco en el 66 tras un centro de Mollejo, algo rehecho tras su flojo inicio del duelo. La balanza se estaba decantando claramente a favor de los aragoneses porque el Mirandés se conformaba con el 0-0 y apostaba al sonar de la flauta. A falta de 20 minutos, ningún entrenador había apostado por mover el banquillo, algo inaudito en el neofútbol.

Azón y Grau relevaron a Larrazabal y Eugeni a falta de solo 19 minutos. Empezaba la lotería de las sustituciones. Y en ese momento de confusión (el Mirandés también hizo un doble cambio), los burgaleses anduvieron cerca del 0-1 en una contra aislada, de nuevo a las vulnerables espaldas de Lluís López. Pinchi se fue mano a mano y su disparo final lo rechazó bien en su salida Cristian Álvarez en el 74. Aviso para navegantes. La réplica la puso enseguida Francho, que demostró que su golpeo de balón ante la portería es un punto flaco que no logra mejorar. Erró un gol en el 75 tras un rechace malo del central Barbu.

Se alcanzó la recta final del envite entre la incertidumbre del marcador y la nula seducción del juego zaragocista. Un equipo plano, al estilo viejo de Carcedo. Una regresión evidente, si se junta esto con lo ocurrido en Leganés antes de las vacaciones de Navidad. El Mirandés reaccionó. No así el Zaragoza. Al revés del mundo. Y los de Anduva tuvieron dos ocasiones nítidas para llevarse la victoria. En el 81, el recién entrado Manu García chutó desde 30 metros, con efecto extraño, y Cristian Álvarez rechazó con la clavícula en un raro escorzo. Y en el 83, un remate cruzado de Jofre Carreras, el otro cambio de Etxeberría, dio el Lluís López y no se fue adentro por tres dedos, saliendo a córner. El 0-0 empezaba a ser incluso bueno.

Simeone volvió a probar a Herrero desde lejos en el 87, sin demasiada fe. Y se pidió un posible penalti por mano de un central mirandés que el VAR no concedió tras breve revisión. Azón lo intentó por tierra y airej, todo muy forzado y contra el reloj, ya fuera de tiempo. En el 92, el ariete aragonés remató a quemarropa un centro raso de Simeone y Herrero detuvo bajo palos. Ahí hubiera estado el triunfo a la heroica, como el día del Villarreal B o el Ibiza. Pero esta vez no salió cara.

El año 2023 comienza como tantos otros en esta década de calvario en Segunda División, con un nuevo patinazo del Real Zaragoza, preso de sus males endémicos que, en cuanto se descuida Escribá, salen a la superficie por propia naturaleza de las cosas. Otro día a cero en ataque. Así será imposible cualquier aspiración que no sea salvar la categoría con más o menos sufrimiento.

Ficha técnica:

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Francho, Alarcón (Molina, 85); Larrazabal (Azón, 71), Eugeni (Grau, 71); Mollejo (Puche, 85) y Simeone.

CD Mirandés: Herrero; Álex Martín, Raúl Navas, Barbu, José Salinas; Prados (Manu García, 72), Oriol Rey; Juanlu, Pinchi (Castillo, 87), Roberto López (Jofre Carreras, 72); y Raúl García.

Árbitro: Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Prados (37), Lluís López (41) y Grau (86).

Goles: No hubo.

Incidencias: Tarde fría en Zaragoza, con fuerte lluvia y 8 grados al inicio del partido (las 16.15). El césped presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 16.500 espectadores. Se guardó un minuto de silencio antes del inicio del choque en memoria de Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’, recientemente fallecido.

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Partido Real Zaragoza-Mirandés, en directo
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