Tomás Alarcón fue la más llamativa ausencia en el entrenamiento matinal del Real Zaragoza este jueves en la gélida mañana de la Ciudad Deportiva. El centrocampista chileno, primer fichaje blanquillo en el mercado invernal, ha sido reservado por Fran Escribá y el cuerpo técnico al tener constancia de que el ritmo de trabajo que viene acumulando el sudamericano desde su llegada desde el Cádiz el martes de la semana, pasada, 27 de diciembre, era más elevado del que venían manteniendo en sus rutinas últimas en el equipo andaluz. Se trata, por lo tanto, de una postura de protección, de reparto de cargas, que no debe impedir su debut como zaragocista en el primer partido de la segunda vuelta que tendrá lugar el próximo domingo en La Romareda ante el Mirandés (16.15). 

Con él, en el gimnasio y en manos de los recuperadores, han estado los tocados físicamente Bermejo (es baja segura en el reinicio liguero ante los burgaleses), Zapater y Vada. El primero está en plena fase de rehabilitación de la lesión que sufrió al inicio del último partido, el 19 de diciembre, en Butarque frente al Leganés, una rotura en el aductor izquierdo que necesitará de cuidados y pausa durante al menos una semana más. El capitán ha sufrido en los últimos días un dolor en la espalda que, dados los antecedentes, aconseja precaución. Y el argentino, que ya no viajó a Leganés por sentir unas molestias en la zona inguinal en la penúltima semana del pasado año 2022, no se siente al cien por cien después de haberse reincorporado al grupo al regreso del parón navideño, por lo que también forma parte de una decisión puramente preventiva. 

Como consecuencia de estas ausencias, Escribá a apoyado el entrenamiento de este jueves con dos jóvenes del filial, el RZD Aragón de Segunda RFEF, el delantero goleador Guillem Naranjo y el mediapunta Cuenca.