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La relación entre Cordero y el Tenerife es insostenible

Los dueños del club insular tensan la cuerda nombrando un nuevo consejero deportivo. El Zaragoza espera que la situación se resuelva sin abonar la cláusula. 

El nuevo presidente del Tenerife, Paulino Rivero, saluda a Ramis en presencia de Cordero (derecha).
El nuevo presidente del Tenerife, Paulino Rivero, saluda a Ramis en presencia de Cordero (derecha).
CDT

La situación de Juan Carlos Cordero en el CD Tenerife es insostenible. El desencuentro entre ambas partes es manifiesto desde la llegada de los nuevos propietarios del club canario, pero ha sido esta semana, con la toma de posesión del consejo administrativo el pasado miércoles, cuando se ha hecho visible.

El nombramiento de Paulino Rivero como presidente ha venido acompañado del de Santiago Pozas como director general y el de Juan Guerrero como consejero deportivo, por lo que Cordero, que sigue siendo la primera opción del Real Zaragoza para ocupar la vacante que dejó Miguel Torrecilla hace 40 días, ya no tendrá plenos poderes en el área deportiva ni será la persona que maneje a su antojo el inminente mercado invernal.

Esta es una decisión adoptada por el máximo accionista, José Miguel Garrido, cuyo discurso público dista mucho de la posición que después defiende internamente. Por más que en los micrófonos reitere que Juan Carlos Cordero va a seguir, es partidario de su marcha y está tensando la cuerda a la espera de que sea el propio ejecutivo murciano quien rompa de forma unilateral el contrato que les une.

Cordero está prácticamente solo ante los nuevos gestores. Tan solo mantiene un trato cordial con el entrenador, Luis Miguel Ramis, al tiempo que José Miguel Garrido y Paulino Rivero, el mandamás y el presidente, esperan que su situación pueda resolverse pronto en forma de salida.

La llave sigue estando en el dinero. Juan Carlos Cordero tiene la opción de romper su contrato a través una cláusula compensatoria equivalente al salario que aún debe percibir hasta la finalización de su vínculo con el conjunto insular en junio de 2025. Es decir, debería abonar en torno a un millón de euros (300.000 anuales) para desvincularse y poder firmar por otro equipo.

Otra fórmula sería que el Real Zaragoza abonase el importe de desenganche, ya fuese de manera inmediata o en distintos plazos, pero desde el club aragonés sostienen que esa opción no se valora.

Con la cabeza en Zaragoza

Así, la solución no parece ni mucho menos sencilla. Todo dependerá de la forma en que Juan Carlos Cordero pueda soportar la situación interna que le va a tocar vivir a partir de ahora en el CD Tenerife, con la puesta en marcha de un nuevo consejo que no confía en él como director deportivo, y de si está dispuesto a perder esa importante cantidad de dinero referida anteriormente.

Fuentes cercanas a la figura de Juan Carlos Cordero aseguran que «su cabeza está en Zaragoza desde el momento en que recibió la oferta», pero su comportamiento está siendo profesional y comedido –el pasado jueves estuvo en el acto de presentación de Rivero como presidente– a pesar de que el divorcio es «total».

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