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Ni oficio ni beneficio

En Burgos fue la fragilidad defensiva la que condenó a un Real Zaragoza que sigue sin ganar con Fran Escribá. Más que sumar un punto, dejó escapar dos.

El colegiado González Esteban concede el 2-2 tras la revisión en el VAR.
El colegiado González Esteban concede el 2-2 tras la revisión en el VAR.
CESAR MANSO

Esta vez, el problema estuvo atrás. La falta de oficio condenó este domingo al Real Zaragoza en Burgos. Un equipo de tal escasez ofensiva no puede permitir que le remonten hasta dos veces. Debe rentabilizar al máximo sus goles, sin conceder tantas facilidades después haber hecho lo más difícil.

Los aragoneses desafiaron la fiabilidad defensiva de su rival, se convirtieron en el primer conjunto capaz de anotar dos tantos en el estadio El Plantío en lo que va de temporada, pero ni siquiera eso les valió para traerse una victoria imprescindible para el crecimiento grupal.

El Real Zaragoza fue más frágil que nunca en su propio área. El sancionado Fran Escribá –David Generelo se sentó en el banquillo– escogió otra vez a Lluís López para formar con Jair Amador en el eje central, y la pareja volvió a ofrecer dudas que se tradujeron en goles imperdonables.

Poco después de que el propio Jair hubiese adelantado al Zaragoza en el 54, su colega Lluís López cometió un error de bulto en un balón que no acertó a despejar y fue aprovechado por Gaspar Campos. Después fue el zaguero portugués, que conecta y se entiende mejor con Alejandro Francés, el que erró en el definitivo 2-2, habilitando la posición de un Curro Sánchez que definió de forma magistral ante la salida de Álvaro Ratón.

Era el tiempo de descuento; eran instantes a jugar con inteligencia, con madurez, con la capacidad competitiva que este Real Zaragoza sigue sin demostrar a pesar del cambio de entrenador.

Los blanquillos –ayer tomates por coincidir con la indumentaria del Burgos– acumulan cuatro partidos sin ganar en liga, transmitiendo la sensación de que, pase lo que pase, la victoria se les va a terminar escapando.

Este domingo rompieron el maleficio de los goles de cabeza (Jair firmó el primero del año tras un centro medido de Sergio Bermejo); fueron capaces de hacerle dos tantos un adversario que tan solo ha encajado seis en las 17 jornadas disputadas; tuvieron la suerte de cara con el tanto en propia meta de Miguel Atienza; pero su incapacidad para cerrar los encuentros les volvió a privar del beneficio de los tres puntos.

El Real Zaragoza de Fran Escribá sigue sin ganar a pesar de mejorar sensaciones, y la escasa renta con las posiciones de descenso (solo dos puntos) continúa siendo preocupante.

El próximo sábado, la visita del colista, del Ibiza, se debe traducir en un triunfo indispensable para empezar a respirar con cierta tranquilidad.

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