Más de media hora de vídeo, al inicio de la nuevamente lluviosa mañana en la Ciudad Deportiva, ha significado una parte importante del penúltimo entrenamiento del Real Zaragoza en los prolegómenos del partido de Burgos, a jugar el domingo a la hora de la comida (14.00). Fran Escribá y el cuerpo técnico miden todos los movimientos al milímetro de cara a ganar a los castellanos en una jornada, la 17ª, que se presenta caliente para los zaragocistas al haberse quedado, literalmente, asomados a los cuatro puestos de descenso, con un solo punto de distancia con esa peligrosa ubicación de los cuatro últimos de la tabla. La estrategia se presenta como un arma que puede ser decisiva en este duelo.

El Burgos es, con diferencia, el equipo menos batido de Europa a estas avanzadas alturas de las ligas principales, con solo 4 goles encajados en 16 partidos. Un dato soberbio. Un reto mayúsculo para el peor Real Zaragoza de la historia en sus registros anotadores, pues los blanquillos solo han culminado con éxito de gol 10 de sus ataques en 16 choques ligueros. Se juntan en el campo burgalés los dos extremos del torneo: el menos vulnerable en su zona defensiva, los locales, con el segundo peor definidor del campeonato, el Zaragoza que solo es superado por el Racing de Santander (8 dianas han cantado los cántabros hasta hoy). 

El balón parado, esa faceta del fútbol que a todos iguala más allá de calidades y aptitudes con la pelota en movimiento, puede tener escondida la clave del éxito de los de Escribá a orillas del Arlanzón (el campo está junto al río). El nuevo técnico ya logró que sus pupilos evitaran el desastre total el pasado sábado en su debut en La Romareda ante el colista Málaga empatando un partido que se perdía mediante un tanto que llegó a la salida de un córner. Es un punto de partida para que la plantilla comprenda el enorme valor de este tipo de goles que, en Burgos, serán oro molido si vuelven a tener una repetición. 

Los partidos del adversario blanquinegro suelen ser largos, de poco movimiento en el marcador (aunque últimamente eso ha variado ligeramente, según se aprecia en el histórico de las jornadas). El Burgos, que lejos de ser un equipo revelación de inicio de liga que con el paso de dos o tres meses acaba cayéndose de la cresta de la ola sigue ahí en todo lo alto, 2º clasificado y en puesto de ascenso directo por lo tanto, ha ganado tres de sus partidos por el ajustado 1-0. Y ha empatado 0-0 en seis ocasiones. Esta referencia ayuda a entender su punto de partida táctico cada día: un buen bloque defensivo y la espera pausada a marcar primero para enrocarse aún más.

Por el contrario, cuando ha sido el rival quien se ha adelantado en el marcador al Burgos, ahí han surgido los -únicos- problemas de hondura para la escuadra de Julián Calero. En este sentido, Escribá está utilizando el ejemplo positivo más reciente, el que debe imitar el Real Zaragoza para ganar en El Plantío: en la última aparición burgalesa como locales, el Tenerife los derrotó 0-1. Ha sido uno de los dos partidos en los que alguien ha vencido al equipo castellano y, además, en su estadio. El otro fue el apurado Lugo, que tumbó al Burgos por 2-0 en el Anxo Carro, también con esa premisa de marcar primero y romper las rutinas que han aupado al rival zaragocista de este domingo a lo alto de la tabla. 

Córneres, faltas volcadas al área rival por alto, golpe francos más o menos próximos al portal de Caro (el portero que batió el récord de imbatibilidad de la historia de la liga por motivos obvios) van a ser tratados por el Real Zaragoza en Burgos como balas de plata cada vez que surjan durante el juego. Nunca el vídeo ha sido tan importante en una semana de entrenamientos y preparación de un partido.