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Real Zaragoza: un banquillo que deja marca

El paso por el Zaragoza marcó en negativo la carrera de la mayoría de sus técnicos de las últimas diez temporadas. Pocos siguieron en la rueda del fútbol profesional español.

Despedida de Juan Carlos Carcedo en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza
Despedida de Juan Carlos Carcedo en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza
Oliver Duch

Juan Carlos Carcedo es el último entrenador despedido en un Real Zaragoza por el que han desfilado ya 16 técnicos en su actual ciclo en Segunda División de diez temporadas. El oficio, en un club expuesto a la convulsión permanente, parece envenenado y suele manejar cortas fechas de caducidad, tanto que casi se puede afirmar que a Fran Escribá ya le quedan menos días para su salida que esperanzarse con que esté dando los primeros pasos de una próspera trayectoria en el Real Zaragoza…

Esta es la dialéctica real de los entrenadores de un equipo que los ha zarandeado como pocos otros. Pero no solo es la fugacidad, la inestabilidad o la fragilidad de los técnicos del Real Zaragoza en los últimos tiempos lo que los convierte en unos profesionales de desenlaces ásperos, traumáticos y descompuestos en el banquillo aragonés, también lo que la vida deportiva les reserva para después. El Zaragoza quema, pero quema para (casi) siempre. De todos los entrenadores, como el reciente Carcedo, que han pasado por el club en los últimos diez años, solo una muestra muy pequeña continuó haciendo pie dentro del fútbol profesional después de dejar el Zaragoza: Paco Herrera y Natxo González, a los que se puede agregar ahora Imanol Idiákez, reenganchado ‘in extremis’ al circuito de entrenadores de Primera o Segunda División en el Leganés después de dar un paso atrás como ayudante de Unai Emery en el Villarreal durante dos temporadas.

Sin embargo, la gran mayoría apenas levantó cabeza, expulsados de la rueda de entrenadores del fútbol profesional, empujados a desafíos en ligas exóticas, al escaparate de los medios de comunicación o, sencillamente, a la retirada. Una cuestión que aviva la disyuntiva sobre si en su día fueron técnicos adecuados y acertados para el Zaragoza y sus objetivos o si, al contrario, fue su experiencia en el club lo que les aplastó.

Paco Herrera (13-14) fue de los pocos que sobrevivió a ese destino. Después de salir del Zaragoza, lo contrató Las Palmas, equipo al que solo unos meses después ascendió a Primera División en la final de la promoción jugada precisamente contra el Zaragoza, en uno de esos mordaces azares que azotan al club en la última década.

Herrera entrenaría a Las Palmas en Primera y luego fue contratado por Valladolid (16-17) y Sporting (17-18), conservando cierto prestigio dentro del catálogo nacional de entrenadores. Aris de Salónica (2018), un breve regreso a Las Palmas (2019) y un tiempo en Inglaterra como ayudante de Pep Clotet en el Birmingham fueron su epílogo en un oficio del que ya ha decidido jubilarse para dedicarse a la familia.

Le relevó Víctor Muñoz, quien desde su despido en otoño de 2014 ya no ha vuelto a ejercer. Vivió en Hebei (China) un breve episodio como consejero del proyecto de la BS Universiy, pero no ha entrenado más, dedicándose en Barcelona a sus negocios y colaboraciones con medios de comunicación.

Después de su destitución en el Zaragoza antes de la Navidad de 2015, Ranko Popovic no ha vuelto a pisar un banquillo en España. Su carrera le llevó, ya con el escudo del club aragonés en el currículo, a diferentes estaciones asiáticas: en Thailandia entrenó al Burinam United (16-17), en la India al Pune City (17-18) y en Japón, donde gozaba de cierto predicamento, dirige desde 2020 el Machida Zelvia de la segunda categoría, acompañado en el campo, cómo no, por Aria Hasegawa, a sus 34 años, aquel mediapunta que importó a Zaragoza desde el fútbol nipón. También estuvo en el St. Polten de Austria (18-19).

A Popovic le relevó Lluis Carreras, quien él mismo, en un digno ejercicio profesional, se abrió la puerta de salida tras la debacle contra la Llagostera aunque el camino hacia ese partido fue competente y solvente. Ahora, está fuera de los banquillos, tras durar cuatro jornadas en el Nástic (17-18) y pasar por el Sagan Tosu japonés (2018). Se ha reciclado como comentarista de televisión de los partidos de Segunda.

Parecida carrera tuvo el turolense Luis Milla. Salió del Zaragoza en 2016 -antes dirigió al Lugo- para no volver a trabajar en un banquillo español. Fue seleccionador de Indonesia (2017-2018), se hizo contertulio y analista, y ahora ha regresado a Indonesia para entrenar al Persib Bandung. La siguiente destitución fue Raúl Agné (2017), otro aragonés. Meses después, firmó en China con el Nei Mongol Zhongyou, donde solo ganó cuatro de sus 18 partidos. Después, entrenó al Córdoba en Segunda B (19-20), antes de asumir el Nástic de Tarragona, de Primera RFEF, donde cumple su segunda temporada. Un papel provisional tuvo César Láinez, quien tras dejar el Zaragoza y luego el Deportivo Aragón, no pasó de Conquense y Teruel. Ahora, opina y comenta en radio y televisión.

De Natxo a Jim

Natxo González (2017-2018) se despidió él. Después de conducir al Zaragoza al tercer puesto, decidió dar la espantada y marcharse al Deportivo (18-19), donde se le destituyó en el tramo final de liga. Una temporada en el Tondela portugués (19-20) y otra en el Bolívar boliviano (20-21) supusieron su etapa internacional antes de regresar, la pasada temporada, a la Segunda División, en el Málaga, donde fue relevado en el cargo tras diez partidos. Actualmente, sin equipo.

La siguiente apuesta, Imanol Idiákez (18-19) duró dos meses y medio. Retornó al AEK Larnaca, antes de dar un paso atrás, renovándose como segundo entrenador de Unai Emery en el Villarreal, para esta temporada saltar al Leganés, en Segunda, donde sigue. El veterano Lucas Alcaraz salió del Zaragoza en un pestañeo. Aunque salvó al Albacete del descenso a Primera RFEF en 2020, apenas duraría unos partidos de la siguiente temporada. Ahora, está en Chipre, en el Olympiakos Nicosia.

Víctor Fernández fue el siguiente. Después de fallar en el ascenso al Zaragoza en la pandemia con todo a favor, decidió no seguir ni tampoco regresar pocos meses después. En la actualidad, está inactivo. Al igual que su sustituto, Rubén Baraja, quien no ha vuelto a entrenar desde su despido en el Zaragoza hace dos años. Iván Martínez, por su parte, acabaría incluso saliendo del club y ahora entrena al Ejea en Tercera. Y Juan Ignacio Martínez aguarda un nuevo proyecto tras no ser renovado en junio. En su caso, está en el mercado, bien posicionado para asumir un equipo en Segunda, e incluso su nombre se ha relacionado con el Elche en Primera, en cuanto otro banquillo vuelva a temblar.

Mitos de la casa, hombres de club, veteranos y expertos, apuestas, profesionales emergentes... Da igual el perfil, el Zaragoza marca a fuego a todos.

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