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Carcedo ya no hace pie

Santander, este miércoles en unas horas, y el Villarreal B el sábado en La Romareda, juicios sumarísimos para el entrenador del Real Zaragoza. Todo lo que no sea una reacción convincente del equipo llevará a una decisión drástica sin remedio.

Zapater, Vigaray, Mollejo, Puche, Gámez, Petrovic y Gueye antienden una indicación de Carcedo, acompañado por su asistente del ‘big data’.
Zapater, Vigaray, Mollejo, Puche, Gámez, Petrovic y Gueye antienden una indicación de Carcedo, acompañado por su asistente del ‘big data’.
Francisco Jiménez

Hay un antes y un después de lo ocurrido el pasado domingo, 9 de octubre, en La Romareda durante el partido del Real Zaragoza frente al Oviedo. La censura desde los graderíos, por su dimensión y el claro punto de mira sobre el entrenador, Juan Carlos Carcedo, a quien se pidió ya su marcha vista la persistencia del deficiente comienzo de liga del equipo en dos meses de escaseces y carencias evidentes, ha modificado el día a día en el núcleo de gobierno de la entidad.

En un giro de tuerca tenso, de esos que rompen el tornillo, a Raúl Sanllehí, director general y máximo referente ejecutivo de los nuevos accionistas, se le ha presentado sobre la mesa un asunto que, por conocido y repetido en esta década en Segunda División, él quería tener bien lejos. Así lo manifestó desde que repasó, en su aterrizaje, los antecedentes del Zaragoza reciente y esta reiterada querencia a no atinar de entrada en las elecciones de entrenadores, de fichajes, de bloques futbolísticos, que tantas temporadas desde 2013, en la categoría de plata, han introducido enseguida al club en un bosque de problemas de habitabilidad en la clasificación.

De repente, el partido de Santander, este miércoles, en unas horas, ante el Racing en El Sardinero (21.00) en jornada intersemanal, la 10ª, se convierte en un test de alto riesgo para Carcedo. Y, por el hecho de que el siguiente duelo vendrá ya de inmediato, el sábado en La Romareda de nuevo, esta vez ante el Villarreal B (16.15), el entrenador riojano queda expuesto en esta doble cita a un juicio sumarísimo que puede llevar el corte incorporado a su paso por Zaragoza de no mediar una reacción convincente del equipo. Y esto, fundamentalmente, pasa por ganar. Pero no solo eso. Es ya tiempo de ver algo más, pues las dudas sobre la solvencia de la plantilla, del método del técnico o de la aplicación de los jugadores, van creciendo según se acumulan los fiascos y queda en evidencia la pérdida progresiva del norte con el balón en juego.

En nueve partidos, Carcedo solo ha logrado acabar con victorias dos veces. Y su fórmula para acometer los duelos, con un equipo que arrastra en su ADN por tercer año concatenado una ceguera goleadora de dimensiones gruesas, solo ha sido capaz de manufacturar cinco tantos en casi 500 minutos reales de juego.

Llega el Real Zaragoza a este doble duelo de Santander y ante el Villarreal B con solo 10 puntos de los 27 disputados en su haber. Eso le da, momentáneamente, para ser el 16º, con puntuación igual que el 17º, en la clasificación. O sea, para vivir al borde del precipicio de los cuatro último puestos, los de descenso, tan conocidos en los últimos años por aquí y que, con esta nueva era al frente de la SAD, la afición pensó que quedarían alejados del día a día para siempre y, con ello, se tendería por fin a habitar la zona alta, la noble, la de la pelea por el ansiado, soñado y quimérico ascenso a Primera de esta última década de calvario perenne.

Destitución, palabra ya posible

¿Puede ser destituido Carcedo dentro de unas horas o de cinco días en caso de no reconducir positivamente el mal camino que ha encarado el Real Zaragoza en este primer bimestre de la liga? La respuesta es sí.

Este escenario ha cambiado de raíz tras los tres bofetones de realidad recibidos por el ‘staff’ directivo: el primero, en Miranda de Ebro y, en dos dosis seguidas en La Romareda a continuación, ante el Eibar y el Oviedo. Aquel Carcedo de brotes verdes que pareció asomar en Ponferrada (victoria 1-2) y en el triunfo consiguiente en casa contra el Sporting de Gijón (1-0) no ha tenido continuidad alguna. El técnico eludió entonces una crisis mucho más prematura en septiembre con esos dos triunfos que difuminaron los tres primeros partidos sin gol (empates 0-0 ante Las Palmas y Levante;y derrota 1-0 en Cartagena), pero ahí se ha quedado clavado.

Ahora, camino ya del primer cuarto de la liga, Carcedo se la juega. O sale rápido y bien del laberinto en el que se halla o habrá una decisión drástica sin remedio. La afición ha pasado de la expectación a la pérdida total de la paciencia. Sanllehí, que lo defendió a carta cabal hace escasos 20 días públicamente, no puede quedar atado a Carcedo si vienen mal dadas. Y Torrecilla, el director deportivo y autor de la plantilla, seguirá la misma pauta si se tercia.

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