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Grau y Manu Molina, corte y confección

El Real Zaragoza impulsa su crecimiento sobre las figuras clave de su doble pivote.

Partido Ponferradina - Real Zaragoza
Jaume Grau, ante la Ponferradina.
Luis de la Mata / LOF

Mientras le acompañan los triunfos, el Real Zaragoza avanza en su proceso de maduración y definición como equipo. Las victorias contra la Ponferradina y el Sporting lo han devuelto a la senda de fútbol y rendimiento de la que se despegó principalmente en su derrota contra el Lugo. En las dos últimas jornadas, el Zaragoza ya ha descubierto un cuerpo competitivo apreciable y varios rasgos de lo que se anuncian como su identidad, estilo y modelo.

Con una versión más próxima al Zaragoza esbozado en la pretemporada y las primeras dos jornadas, Juan Carlos Carcedo va ajustando las costuras del equipo, confeccionándole el traje más adecuado en función del partido y el rival, tocando hilos y patrones. En ese proceso, el equipo comienza a representarse con una fórmula en la que su doble pivote actúa como seña de identidad y núcleo principal de su fútbol. Al Zaragoza de Carcedo hay que comenzar a entenderlo a través de Jaume Grau y Manu Molina, convertido ya en uno de los mejores pasadores de la competición.

Ambos han mezclado a la perfección, y lucieron en todo su esplendor en el triunfo del pasado sábado en La Romareda. El Zaragoza ha empezado a articular su fútbol sobre esta sinergia, vertebradora del plano cartesiano de su fútbol: la defensa, el ataque y sus transiciones.

Jaume Grau cuajó contra el Sporting una actuación portentosa en la faceta defensiva, jugando prácticamente como un tercer central. Se le había observado como una pieza fundamental en la salida de la pelota incrustándose entre Jair y Lluis López (o Francés), pero contra el Sporting, como ya hiciera contra el Levante, funcionó como un centinela más de la última línea, con mucha presencia en área propia y defendiendo muy cerca de los dos centrales. Jaume Grau ganó 4 de los 6 balones aéreos que disputó; firmó 5 despejes; 2 entradas; 1 intercepción y 1 tiro bloqueado. Datos defensivos sobresalientes para un mediocentro.

Grau es el vigilante. Ejerce de equilibrador del entramado táctico de Carcedo, lo que explica, en buena medida, por qué el entrenador modificó de raíz la propuesta contra el Lugo cuando estuvo sancionado el valenciano y por qué, precisamente, ese día el Zaragoza naufragó. Grau, gracias a su sentido posicional, su lectura del juego y su capacidad de concentración, sabe cuándo defender hacia delante, cuándo socorrer a los centrales, cuándo compensar o cuándo salir a las coberturas laterales. Su estatura y buen juego aéreo incrementan también su valor defensivo. No es, de este modo, el Grau más liberado de la pasada temporada hasta que su dolencia cardíaca le obligó a parar. Aquella versión suya pisaba más área rival que propia, incluso metió un par de goles. Carcedo le ha reservado otros papeles tras detectar en él el vértice defensivo ideal de su centro del campo.

Partido Ponferradina - Real Zaragoza
Partido Ponferradina - Real Zaragoza
Luis de la Mata / LOF

Más conocido tenía el técnico a Manu Molina, su extensión en el campo durante su etapa en el Ibiza. Molina es el segundo escalón de un mediocampo que completa Valentín Vada. En los dos últimos partidos, ellos y Grau se han solapado y distribuido con cuadriculada coherencia las diferentes alturas de esa zona. La correa de transmisión es Manu Molina. Si Grau es el equilibrador, él es el dinamizador. Desde el pase, es el encargado de gestionar y organizar al equipo con la pelota. Su movilidad, intuición y ritmo lo ubican como faro principal del circuito de pases. Frente al Sporting, repartió 87 (82% de acierto), tocando balones en todo el ancho del campo y ofreciéndose continuamente como apoyo. Su sociedad con Vada también comienza a arrojar cosas interesantes. Es el engranaje a través del cual el Zaragoza se afila y acelera en campo contrario. Contra el Sporting, Molina conectó 15 balones con Vada, el mayor flujo de pases del equipo junto a Lluis-Jair. Ya contra la Ponferradina fueron la pareja que más conectó (13 veces).

Este comportamiento ya ha elevado a Molina como uno de los mejores pasadores de la temporada. Ya es el segundo futbolista con más pases totales (378) de Segunda, solo superado por Nwakali (Ponferradina), con 385 y mejorando al central Eric Curbelo (Las Palmas) con 377 y a Marc Aguado (Andorra), con 359 . Todo ello con un 87,3% de precisión. También cualitativamente esos pases destacan. Manu Molina es el segundo que más pases en profundidad ha protagonizado de toda la liga, el cuarto con más pases hacia el último tercio y el séptimo con más pases progresivos. Es decir, sus envíos superan líneas y hacen progresar al equipo.

Pero Molina también se ha revelado eficaz en el trabajo defensivo, especialmente, defendiendo hacia delante, acosando en campo contrario, donde recuperó 4 balones contra el Sporting. Grau y él son el corte y la confección del Zaragoza que viene.

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