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Real Zaragoza: menos balón, más peligro

En Ponferrada, el equipo de Carcedo usó mucho mejor la posesión que en anteriores partidos. Simeone fue una figura clave para atacar los espacios . 

Partido Ponferradina - Real Zaragoza.
Partido Ponferradina - Real Zaragoza.
Luis de la Mata / LOF

Con apenas un 35% de posesión, el Real Zaragoza firmó en El Toralín su mejor partido de la temporada. Juan Carlos Carcedo dio una lección de cómo usar el balón. El equipo fue compacto, defendiendo en bloque bajo para después aprovechar los espacios que dejaba la Ponferradina.

El Zaragoza no necesitó posesiones largas para hacer daño. Se valió de la rapidez de sus atacantes, principalmente de un sensacional Giuliano Simeone, para pisar tres cuartos de campo y generar verdadero peligro.

Atrás, el de Carcedo fue un bloque seguro, afianzado sobre Jair Amador y un mejorado Lluís López. Hacia arriba, la clave estuvo en la rapidez de ejecución; el juego zaragocista circuló a mayor velocidad que en tardes anteriores y los delanteros también se mostraron más incisivos hacia la meta contraria.

Solo así se explica que, con la mitad de tenencia de balón que frente al Lugo (69%), el Real Zaragoza fuese mucho más peligroso. Solo así se explica el gran número de ocasiones que se vieron en El Tolarín, en un partido que, resultado aparte, dejó muy buenas conclusiones.

Gabi Fuentes confirmó que hay lateral para rato; Jaume Grau que es pieza indispensable; Valentín Vada y Sergio Bermejo que cada vez tienen más influencia en el equipo; y Simeone… lo de Simeone merece mención aparte.

El doblete firmado por el argentino casi es lo de menos. Su partido fue puro fútbol. Una exhibición de verticalidad, de desborde, de un sinfín de registros que el Real Zaragoza supo utilizar para saberse superior sin necesidad de someter al rival.

Cada vez que entró en contacto con el balón, se supo que algo iba a ocurrir. Fue la pujanza hecha futbolista. Una fuente de recursos, y un recurso al que acudir continuamente, girando la mayor parte de los ataques hacia su zona de influencia.

Simeone encarnó el modelo de fútbol directo planteado por el Zaragoza en Ponferrada. Con muy poco, se generó mucho. Fue autosuficiente cuando así lo requería la jugada; y también mezcló bien con los compañeros, siempre con la portería entre ceja y ceja.

Tener el balón sin peligro solo sirve para descansar. Y eso no entra en los planes de Simeone, ni del Real Zaragoza que se vio en Toralín. Un Zaragoza que aprendió a ser agresivo y que ya piensa en el Sporting de Gijón.

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