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Manu Molina: "Necesitamos regularidad y paciencia para estar arriba en la tabla"

El nuevo centrocampista del Real Zaragoza, onubense treintañero que viene del Ibiza, llega con vitola de líder para llevar al equipo a la pelea por el ascenso a Primera División.

Manu Molina, al primera hora de la tarde de este martes en el hotel de concentración del Real Zaragoza en Marbella.
Manu Molina, al primera hora de la tarde de este martes en el hotel de concentración del Real Zaragoza en Marbella.
José Vidal

Llega al Real Zaragoza con 30 años, en la madurez. Es un fichaje especial, para que dé rendimiento inmediato.

He estado en Primera, en Segunda y en Segunda B. El Real Zaragoza está entre los diez mejores equipos de la historia del fútbol español y es el reto más importante de mi carrera. Es un proyecto nuevo, en un lugar especial por la gente, por la aficion, por el seguimiento del equipo. Es una ilusión muy grande para mí verme con esta camiseta en La Romareda.

Lugar exigente. No todo el mundo sabe jugar en Zaragoza.

A mí me gustan los estadios grandes, prefiero un equipo con presion positiva que un lugar donde no exista eso. No me da miedo.

Canterano del Espanyol, jugó en Primera y luego pasó por el Huesca, Mestalla, Huelva, Coruña, Lleida, Salamanca, Linense, Ibiza... ¿Qué ha pasado en esta década?

Jugué siete partidos en Primera con 18 años y, por circunstancias de la vida, las cosas no siguieron por el camino deseado. Agentes, representantes, cosas de clubes...

¿Le han engañado en su carrera?

No, engañado no. Pero cuando salí del Espanyol debí seguir en la liga profesional y no fue así. Fui al equipo de mi casa, el Recreativo, y me tocó vivir lo peor del fútbol, once meses sin cobrar, descenso y un presidente incalificable. Debí volver al fútbol profesional y alguien no me aconsejó bien. El fútbol de hoy en día depende mucho de los agentes.

Son más importantes que los clubes, incluso, desde el punto de vista de ustedes, los futbolistas.

Es así el fútbol de hoy. Hay muchas empresas que se dedican a esto, las agencias conocen a los entrenadores, a los directivos y son las que deciden muchas cosas. Se han convertido en imprescindibles, no puedes jugar sin representante. Hay de todo en este mundo.

¿Aún se siente con ansias por triunfar?

Todavía me queda mucho por hacer en el fútbol. Los jugadores, hoy en día, duran mucho más que antes. Rubén Castro, Jorge Molina, Yuri... tienen 40 años y siguen jugando a un nivel espléndido. Yo creo que voy a ser uno de esos.

Es usted el optimismo personalizado.

Soy así. Pero es que el fútbol moderno permite ver las cosas a más largo plazo. Tenemos de todo. Unos cuerpos técnicos especializados, máquinas para evitar lesiones, nutricionistas, recuperadores... a poco que te cuides llegas lejos con seguridad. Y así será. Se lo dije el otro día en el campo de Nástic a Mauricio Pochettino, al que saludé y me dijo que pensaba que yo era más mayor.

El entrenador del Paris SG.

Sí, su hijo juega en Tarragona. Él fue el que confió en mí hace once años y me dio siete partidos en Primera como entrenador del Espanyol. Yo tenía 18 años, juvenil. Ha sido pieza clave para que yo esté aquí hoy y sea futbolista.

Luego empezó su peregrinar en Huesca, en Aragón.

Era un adolescente, me cedió el Espanyol allí porque estaba cerca de Barcelona y me podían seguir fácilmente. Estábamos en Segunda y fue una buena experiencia con Royo y Quique Hernández. Tengo un gran recuerdo.

De todos sus equipos hasta hoy, ¿cuál ha sido el que le ha dejado la historia más importante para poder retornar a la élite?

La Balompédica Linense. Estuve a gusto en mi tierra, en el Recreativo de Huelva, pero acabó siendo muy desagradable lo que pasó. Mi mujer fue feliz también en La Coruña. Pero fue en el Linense donde encontré a la persona a la que le debo mi vuelta al primer plano profesional:el presidente de la ‘Balona’, mi agente actual y mi amigo:Raffaele Pandalone. Ahí me dieron galones y resurgí.

Estuvo en Salamanca. ¿Ahí estuvo con Víctor Iglesias, el hijo de Agapito?

Sí, él estaba al frente del equipo. Y Movilla de director deportivo. Fue un proyecto que pintaba muy bien con los dueños mexicanos, pero no salió como se preveía. Fue para mí una transición.

¿Ha hablado con ellos para asesorarse al venir al Zaragoza?

No. No tengo relación con ellos.

¿Alguna vez pensó en esos años de bronce en dejarlo todo?

No, ni mucho menos. No soy de esos. Soy un tipo muy centrado en lo que hago, gracias a Dios. Busco mis objetivos y peleo por ellos. Siempre he jugado mucho allá donde he estado.

Es cierto, no baja de 26 partidos por año y casi siempre ha superado los 30.

Yo considero que siempre he dado el nivel, en todos los sitios. Yo quería volver al primer nivel y el Real Zaragoza me lo acaba de ofrecer. Este es mi sueño cumplido.

¿Cómo acabó un chico de Huelva en el Espanyol?

Empecé en el Recreativo, en casa, con 10 años y, con 14, me captó el fallecido Manel Casanova para el Espanyol. Fui allí, en debate con el Sevilla, porque tenían residencia y su cantera es muy prestigiosa. Me fui de casa siendo un niño.

Un Iniesta en pequeña escala.

Fue muy duro. Es una experiencia tremenda. Solo y a mil kilómetros de casa, con las clases en el institudo en catalán... A los tres meses me quería volver. Pero aguanté y me acabé adaptando muy bien. Éramos una familia y crecí mucho hasta llegar al primer equipo.

¿Mereció la pena esa apuesta?

Sí. Yo no me arrepiento. Si quieres triunfar en el fútbol hay que decidir cosas como esta.

Viene del Ibiza... como Carcedo, el entrenador.

Han sido dos años muy buenos, con un ascenso. Pero la vida sigue.

Si Carcedo no hubiera venido al Real Zaragoza, ¿usted estaría aquí?

Creo que sí. Se interesaron por mí antes de que firmase el entrenador. Me sedujo desde el principio.

El último onubense aquí fue Pardeza... palabras mayores.

Sé dónde vengo. Vamos a ir poco a poco. Las casas se hacen desde abajo, no se empieza por el techo.

Tiene pinta de que no pasa desapercibido nunca dentro de un grupo, en un vestuario.

Soy extrovertido, dicharachero. De siempre. Me hago querer, creo. He superado un tumor testicular recientemente y eso me ha apuntalado aún más mi forma de ser. La vida hay que disfrutarla, ser feliz.

¿Tiene madera de líder?

Eso se gana día a día. Todos debemos tenernos respeto. Yo grito y mando mucho. Me implico.

Falta aún mucho por pulir en la composición de la plantilla pero ¿ve al Real aZaragoza capaz de pelear por la zona alta de la tabla?

Llevo 15 días aquí y ya veo la exigencia que hay. Hay que tener calma, esta liga es larguísima. Aquí se han vivido grande épocas y la gente quiere verlo en su sitio, en Primera. Necesitamos regularidad y paciencia. El grupo es bueno, con una base importante. Sí se puede.

¿Va a ser usted el ojo derecho de Carcedo?

No creo. Es un entrenador que no se casa con nadie. Y a mí no me gusta ese papel. Me lo tengo que ganar, en competencia con todos.

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