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Real Zaragoza: al año que viene más... gol

El Real Zaragoza cierra el curso con dos goles de sus principales anotadores, Iván Azón y Valentín Vada, con unos escasos 7 tantos en un año marcado por la pobreza ofensiva.

Foto del partido Real Sociedad B-Real Zaragoza, de la jornada 42 de Segunda División
Foto del partido Real Sociedad B-Real Zaragoza, de la jornada 42 de Segunda División
JAVI COLMENERO/AGENCIA LOF

El Real Zaragoza de esta temporada no ha tenido ni máximo artillero, ni goleador referencial, ni depredador del área, ni hombre gol ni ninguna otra especie con la que se suele catalogar al futbolista que eleva sus cifras de goles por encima de los demás. Hablar de un ‘artillero’ en este Real Zaragoza es regalar generosidad en los análisis, por mucho que haya tenido dos jugadores, Iván Azón y Valentín Vada, que se han destacado sobre el resto en la tarea que nos ocupa.

Precisamente, en San Sebastián, en el cierre de la temporada, en un partido de trámite, ambos fueron los goleadores en la victoria aragonesa. Ambos marcaron su correspondiente séptimo gol de la temporada, cifra que los inviste como ‘pichichis’ del equipo, un premio sin más recompensa que formar parte de almanaques, enciclopedias y compendios estadísticos del futuro. Dentro de unos años, se dirá que Azón y Vada compartieron el reconocimiento de ser los máximos goleadores de una temporada más de aquellos años negros del Zaragoza en Segunda. Y aparecerán con siete goles, todo un termómetro de lo que ha sido el asunto goleador en el equipo aragonés.

Que sus máximos goleadores –o goleadores destacados– del curso hayan acabado con esa cifra escueta y tímida nos descubre casi todo sobre los problemas del Zaragoza. Son un síntoma más de un equipo al que la falta de gol ha penalizado durante todo el curso. Pero que los principales anotadores del Zaragoza hayan terminado con siete goles es también el resumen del diagnóstico: es necesario devolverle al equipo delanteros con acierto, con números, con definición. Al año que viene habrá más, pero sobre todo debe haber más gol.

Quizá, ese goleador del futuro se haya cocinado a fuego lento esta temporada. Iván Azón ha marcado sus siete tantos en la segunda vuelta, en cuatro meses. No ha necesitado ni 1.500 minutos para firmar su cifra. En Anoeta, marcó Azón nada más comenzar, otro gol de cazador, de atacar el remate con la mandíbula abierta. Quizá siete goles para el delantero Azón son pocos y para el centrocampista Vada son muchos, especialmente, porque el canterano ha tenido muchos más a tiro, como mismamente sobre el césped de Anoeta, cuando falló uno cantado como en otras fases del curso.

Pero siete goles para un chico de 19 años, condensados desde febrero, son un indicativo de que puede haber muchos más. Azón no solo los ha marcado, también los ha fallado, y esos desaciertos animan a los creyentes mucho más que sus aciertos.

Por su parte, el desconcertante Valentín Vada ha camuflado con goles su irregular campaña. En San Sebastián, el argentino marcó con las mismas trazas que había marcado sus otros tres goles que no había firmado de penalti. Puede parecer que los penaltis han añadido cosmética a su registro, pero Vada ha metido cuatro goles exactamente bajo el mismo patrón. Y eso subraya una virtud: llegando al área, a su corazón, a los últimos diez metros, manejando los tiempos del remate. Su influencia en el juego ha disminuido en partidos en los que el Zaragoza ha debido crear, atacar en posicional a defensas guarnecidas, pero en encuentros como el de Anoeta, contra un rival abierto, Vada, su puñal vertical, se ha revelado como un futbolista de alto valor.

 Cuanto más ha corrido el Zaragoza, más ha impactado Vada como ese delantero que no se ha tenido y que ha dominado el arte de aparecer en el área... Vada, en cierto modo, ha hecho de ariete hasta que la próxima temporada le traiga al Zaragoza uno de verdad, con todas sus letras y goles.

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