Real Zaragoza-Lugo: La Romareda echa el telón al curso

El Zaragoza despide su irregular temporada frente a su afición contra un Lugo que tampoco tiene nada en juego. 

Entrenamiento del Real Zaragoza en el estadio de La Romareda
Entrenamiento del Real Zaragoza en el estadio de La Romareda
José Miguel Marco

Pasada esta noche, la próxima vez que La Romareda abra sus puertas, el Real Zaragoza vivirá en una etapa nueva y esperanzadora. Porque si algo tiene el fútbol es su asombrosa capacidad para regenerar ilusiones en solo unas semanas, el tiempo que abarca el final de una temporada y el nacimiento de otra. El Zaragoza cierra hoy contra el Lugo el curso como local, ante una grada que ha asistido durante 10 meses al fútbol inconsistente, impreciso e insuficiente de un equipo que ha estado lejos de sus obligaciones históricas y de las metas fijadas por el club. No hay más: el año ha sido, como casi todos los de la última década, para olvidar. Sin embargo, en un par de meses y medio, el Zaragoza volverá a la casilla de salida, La Romareda abrirá de nuevo sus puertas y las tribunas recobrarán el pulso, el entusiasmo y el optimismo de la mano de un proyecto en ciernes. De cuánto perdure ese impulso renovado dependerá el futuro. Mientras tanto, el Zaragoza despide contra el Lugo el curso con muchas incertidumbres y sin saber qué será de varios de los jugadores que saltarán al césped de La Romareda.

Las renovaciones o no de Francho, Francés y Azón; las salidas de determinados futbolistas de gris temporada; la continuidad de Alberto Zapater… Es seguro el adiós de Álvaro Giménez o Borja Sainz, una vez finalizadas sus cesiones. Será el último día para ellos en La Romareda, una vez que el otro jugador prestado, Nano Mesa, está lesionado.

Al partido no se le averigua más interés que disfrutar de un Zaragoza inspirado y comprometido frente a un rival en la misma coyuntura, sin nada en juego, liberado de tensiones y sin más meta que ganar en La Romareda. Puede ser un pulso abierto y prometedor, o no, o puede ser tan adusto o soporífero como las tendencias de la temporada de ambos equipos, emperadores del empate en Europa. Zaragoza y Lugo condensan 40 empates, 20 por cabeza, en el curso tras 40 jornadas.

El pronóstico del choque es obvio, tentador: lo normal es que dos equipos con tal ristra de empates, hoy, en una noche de mayo, sin nada en juego más allá de la dignidad competitiva y el compromiso profesional, empaten.

Para la cita, Juan Ignacio Martínez, a quien la nebulosa cubre su posible continuidad en el club, cuenta con la baja de Juanjo Narváez, sancionado por acumulación de amarilla. El técnico mantiene su línea de competir con su bloque principal, por mucho que el equipo no se juegue nada desde hace días y contiene cualquier impulso de alimentar de minutos a quienes menos han jugado (aunque en Oviedo dio entrada a Lluis López por el indiscutible Alejandro Francés y Eugeni, otro fijo hasta entonces, no jugó). Al menos ha sido así hasta ahora, pero ayer ya amagó con premiar, al menos, a Dani Lasure con minutos de juego. Quizá otros menos habituales con buena impronta en Oviedo, como Vada, puedan ser de la partida. Jair Amador arrastraba ayer los efectos de un proceso febril y apunta a baja. Además, Francés tiene problemas en un tobillo, y Nieto fue operado de la nariz. Ante tal posibilidad de bajas en el eje de la zaga, Juan Ignacio Martínez podría improvisar con Zapater como central.

El Lugo, que solo ha ganado en toda la campaña un partido fuera de casa, en Amorebieta, llega a Zaragoza con 5 bajas, algunas importantes, como Barreiro o Juan Antonio Ros. Su técnico Rubén Albés, uno de los más jóvenes del fútbol profesional, anunció ayer que deja el equipo al final de temporada. Su nombre es uno de los más cotizados del mercado de Segunda después de que el pasado curso obrara un milagro salvando al equipo en el tramo final y que en este no hayan pasado excesivos apuros para la permanencia. Equipo bien trabajado, basado en el repliegue, rápidas transiciones y el ataque por banda con el objetivo de colgar centros; el Lugo tiene en el juego aéreo una fortaleza. Su mayor peligro en Chris Ramos, especialista en el remate en el segundo palo. Su portería la defiende un zaragozano, Óscar Whalley, portero formado en la Ciudad Deportiva.

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