El reloj del fútbol no perdona a nadie. Tarde o temprano impone una ley implacable a la que solo unos pocos pueden rebelarse: uno de esos supervivientes del tiempo es Cristian Álvarez. El portero argentino, camino de los 37 años, sigue alimentando su mito con noches como las de Oviedo este lunes. Noches de paradas imposibles, acciones vitales y penaltis parados. Ya puede decirse que esto último, su feroz resistencia en los once metros, se ha convertido en la firma de autor del portero durante su etapa en el Real Zaragoza. A Cristian se le recordará en el futuro por muchas cosas, entre ellas la impertinencia de que el club lo haya disfrutado en Segunda División, pero, sobre todo, las enciclopedias zaragocistas lo glosarán como el portero imbatible en los penaltis. Es la especialidad que ha definido su trayectoria desde que en verano de 2017 le sacó del desempleo Lalo Arantegui para incorporarlo al Zaragoza.

La pena máxima que le negó Cristian Álvarez a Borja Bastón -todo un clínico ejecutor en la materia, hasta ayer había marcado 22 de los 26 de su carrera- es la séptima que detiene en su cinco temporadas en la entidad aragonesa. No pudo adivinar el primero de la noche en el Carlos Tartiere, pero sí desvaneció el segundo, acertando el lado, tirándose veloz y, sobre todo, sacando una mano cambiada, levantada, muy difícil de poner, tensando los músculos del brazo, endureciéndolo para despejar la pelota. Todo en centésimas de segundo.

Esta temporada, a Cristian Álvarez le han tirado tres penaltis. Ha parado dos, a Borja Bastón y a Dyego Sousa, contra el Almería en La Romareda. En total, en sus cinco años en el Zaragoza, el portero argentino se ha construido una celebridad en el arte de parar penaltis. Se ha enfrentado, en este tiempo, a 23 de ellos, ha parado 7 y le han tirado uno al larguero. Es decir, Cristian sobrevive a uno de cada tres lanzamientos que recibe desde los once metros.

Su leyenda en este desafío nació pronto: Cristian Álvarez paró los tres primeros penaltis que le tiraron como portero del Real Zaragoza. En la campaña 17-18 detuvo dos. Uno a Michael Santos (Sporting) y otro a Alejandro Alfaro (Córdoba).

La temporada siguiente, la 18-19, la comenzó Cristian parándole un penalti a Brandon (Osasuna). Ese año encajaría su primer penalti, de Borja Viguera (Numancia). También le vencieron Esteban Burgos (Alcorcón), Quique González (Deportivo), Pita (Lugo) y Álex (Cádiz). El argentino cerraría el curso con otra parada, esta vez, a Oswaldo Alanís (Oviedo).

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En la campaña 19-20, Cristian vio cómo Rodri Rios, ya en el verano de la liga del desconfinamiento, disparaba al larguero. Ese año encajó seis penaltis: Ortuño (Oviedo), Álex (Cádiz), David Rodríguez (Racing), Stuani (Girona), Milla (Tenerife) y Maikel Mesa (Albacete). Solo Álex Fernández y Stuani han repetido gol de penalti a Cristian.

El pasado curso, Cristian se anotó un penalti parado contra Ibán Salvador (Fuenlabrada) y le metieron Manu Fuster (Albacete) y Andy (Logroñés).

Como muchos otros, la pena máxima adivinada a Borja Bastón en Oviedo contribuyó a que el Zaragoza sumara. De hecho, siempre que ha parado uno el Zaragoza ha ganado o ha empatado. Tres de ellos (Santos, Alfaro e Ibán Salvador) permitieron mantener ventajas y victorias por la mínima (1-0). A Brandon se lo paró con 0-0 de un empate a uno final. Y Alanis, como a a Sousa, se lo detuvo con 0-0 para ganar también 2-0. Penaltis, como muchas de sus paradas, con valor de oro, oportunos, en momentos delicados de los partidos y con peso directo en el resultado.

En Oviedo, Cristian Álvarez volvió a recordar que su vuelo como portero aún no ha decaído lo suficiente como para cuestionarle la propiedad de la portería del Real Zaragoza. Al menos, para optar a ella desde la plantilla. Habrá tardes y tardes, como esta temporada, pero, de vez en cuando, Cristian siempre levanta las alas con la divinidad de alguien tocado por un don.