SEGUNDA DIVISIÓN

El Burgos perdona la derrota a un Real Zaragoza sin competitividad y el duelo acaba 0-0

Los de Jim, silbados por la afición, no logran aún la salvación matemática y muestran una bajada de tensión que Jim quería evitar pero que se ha producido.

Sabido es que, sin nada en juego, el fútbol es insulso generalmente. Cuando un equipo, además, viene de sufrir graves presiones clasificatorias durante largo tiempo y, de repente, logra una salvación virtual con antelación suficiente, tiende a dejarse ir. Ahí está ubicado el Real Zaragoza de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, mal que le pese al técnico y a la gente que intenta evitar caer en el pasotismo en las últimas jornadas del torneo. Lo visto este domingo en La Romareda es paradigmático. Y menos mal que en frente había un Burgos sin pólvora ni afanes mayores, pues con otro adversario más afilado, en vez del 0-0 final (el 19º empate de la temporada blanquilla, que se dice pronto) el marcador final hubiese sido la derrota, sin duda.

La primera parte fue ya una clarísima evidencia de ese adagio castellano viejo que dice que ‘del dicho al hecho, hay mucho trecho’. Y el segundo tiempo, la confirmación lacrada de ello. Se empeña Jim en cargar de contenido en las previas la disputa de los últimos partidos, a priori tan desustanciados por estar el equipo en terrenos de nada. Se alude a las matemáticas para sostener que aún da de sí para meterse en la promoción de ascenso, según Pitágoras. Pero sus muchachos, en este domingo 24 de abril, debieron considerar que era demasiado poner una buena dosis de esfuerzo bajo el sol primaveral para doblegar a otro igual, el Burgos, y protagonizaron el duelo más esbafado de la temporada. Nada por ningún sitio. No se pudo extraer apenas algo sustancial en 46 minutos aburridos, sin tensión, fofos, de fútbol sin pulsaciones, como se auguró en los prolegómenos. El autoengaño sirve para un rato, no para siete u ocho semanas.

Fue mejor durante este espeso periodo el cuadro burgalés, novato este año en Segunda, salvado con holgura de los problemas de abajo, un éxito para ellos que están gozando con un final calmado para gustarse. Los de Calero pudieron adelantarse en el marcador en el minuto 24 en una volea de zurda del lateral Matos, en un córner ensayado botado hacia el borde del área, donde nadie le taponaba. La zaga blanquilla estaba dormida, como todo el equipo. El balón se estrelló con violencia en el poste derecho de un Cristian Álvarez ya batido. Había pasado ya el ecuador de la primera fase sin nada anotado en los folios de seguimiento. Todo un detalle. Y, con los primeros silbidos de una grada sin ganas siquiera de protestar, Elgezabal falló otra oportunidad para adelantar a los burgaleses, en un pase atrás de Matos que el medio centro empalmó, solo en la frontal, fuera por poco. Era el minuto 29 y la primera media hora zaragocista se calificaba como terrible.

Partido Real Zaragoza-Burgos, en La Romareda.
Partido Real Zaragoza-Burgos, en La Romareda.
Toni Galán/LaLiga

Nieto, sustituto de Chavarría por sanción de este, no daba una a derechas en sus incursiones por la banda. Gámez, en el otro lado, tres cuartos de lo mismo. Su entendimiento en los pases finales con Bermejo era nulo. Sainz, cambiado de banda en esta ocasión, estaba ausente. Álvaro Giménez, en punta, era una isla inconexa. Eugeni, más deslavazado que nunca, como Vada, ausente. Zapater solo cortaba juego, no creaba. En global, el equipo de Jim era una amalgama de jugadores sin armonía. Y en frente, el Burgos combinaba mejor, con galopadas con veneno de Valcarce, de Juanma, de sus laterales largos (jugó con cinco atrás, con tres centrales, Calero).

Entre bostezos y miradas de sopor en la grada, se aplaudió con chanza el primer disparo zaragocista de la tarde, uno de Eugeni en el minuto 41, desde más de 35 metros de distancia, que se le fue también a 35 metros de la portería, rumbo al córner. Otra metáfora de lo acontecido. Solo asomó una buena jugada blanquilla, ya al borde del intermedio. La firmó Sainz, en velocidad, yéndose de dos rivales en eslalon, pero acabando en el área con un chut alto, con todo a favor. Poca cosa para lo que se anunció horas antes del partido que iba a poner en danza este Real Zaragoza sin apenas estímulos deportivos a falta de un mes largo de torneo. Se auguraba filípica de Jim en la caseta. Y faltaba ver la reacción. El 0-0 castigaba a un Burgos más inspirado, dentro de la mediocridad, pues los de Castilla merecieron al menos un gol de ventaja ante un Zaragoza sin pilas, sin guión, sin rasmia, al tuntún.

Pero nada cambio para bien. Al contrario, el Burgos salió mandando aún más y Guillermo estuvo en un tris de marcar el 0-1 en el minuto 55 en un remate a quemarropa que falló, achuchado por Gámez por detrás, por lo que los visitantes pidieron incluso penalti. Ahí La Romareda estalló, ya sí, en una severa bronca a los pupilos de Jim. Esto no era lo prometido. Así no se juega para ganar los seis partidos, como dijo el técnico que era su sueño, su plan hipotético, su ideal para agradar a la sufrida y mancillada afición en los últimos años. Así que el técnico alicantino miró ya sí al banquillo para mover el género. Quitó a Zapater (no era el peor y se le pitó la elección) y a Vada y metió a Francho y Narváez. A ver si aportaban vitaminas.

Mientras tanto, el Burgos volvió a errar el 0-1 de nuevo. Guillermo, su ariete, acabó una contra rápida de Valcarce con un recorte a Gámez en el área y un disparo duro de rosca que iba dentro. Cristian Álvarez salvó el gol con un paradón, echando la pelota a córner en palomita en el 62. Más bulla en los graderíos. Y, claro está, el 0-0 era ya un gran resultado, visto lo visto. Los blanquillos no lograron entonarse nunca. Ni con el aporte de los recién incorporados. Se cometieron fallos impropios, fatal el equipo en la salida desde atrás (raro ver fallar ahí a Francés como lo hizo), ciego en los desmarques, impreciso a más no poder en los apoyos. Un despropósito general. Y así se le pasó al Zaragoza el partido… y se entró en el último cuarto de hora en busca de un milagro entre la nada más inmensa. El Burgos empezó a mover su banquillo justo ahí, al final, por si la sangre fresca traía bajo el brazo el gol que los otros habían fallado una vez tras otra desde el inicio.

Los de Jim no buscaban el área adversaria. Fueron chiflados por especular con pases en su zona defensiva, uno tras otro, en el minuto 76. Algo inexplicable. La paciencia de la hinchada zaragocista fue esta tarde inmensa, infinita. En un centro al área de Bermejo en el 79 se pidió penalti por mano de Córdoba (le dio, pero fue tras un rechace propio en su pie), pero no se contempló por los árbitros. Jair, a la salida del córner consiguiente, ejecutó el primer remate zaragocista de la segunda mitad, en el 80, desde el suelo, forzado, con el pie derecho, a las manos de Herrero. Un barullo esporádico, nada consistente.

Lo que sí fue de verdad fue otro remate al palo del Burgos, en el minuto 83, a cargo de Córdoba, un central. El punta visitante cabeceó a quemarropa un córner y estrelló la pelota en el larguero. De nuevo la fortuna era zaragocista esta tarde. Era para pellizcarse que el 0-0 siguiera vigente y no así un triunfo burgalés por dos o tres tantos de diferencia. Instintivamente, los de Calero se metieron atrás en los 5 minutos de aumento y casi lo pagaron con la derrota. Petrovic avisó con un remate mordido que paró Herrero. Pasado ya el 90, Jair lanzó con la derecha raso, un balón muerto en la corona, y rozó el palo derecho por fuera. Hasta Narváez, seguidamente, pudo rematar mejor un centro raso al área, pero no agarró bien el disparo. Fueron coletazos últimos de un Zaragoza sin rigor, facilitados por el conformismo burgalés.

Hacía falta al Zaragoza una victoria ante el Burgos para cuadrar sus manoseadas matemáticas y consumar la salvación. No la logró. El cierre de caja queda pendiente una semana más, aunque es pura anécdota. Una vez digerido este duro partido, cabe colegir que la mejor noticia es que solo quedan cinco para que acabe este torneo 21-22. Que pasen pronto, es menester.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Nieto; Zapater (Francho, 60), Eugeni (Petrovic, 86), Vada (Narváez, 60); Bermejo, Sainz (Puche, 73); y Álvaro Giménez (Sabin Merino, 73).

Burgos CF: Herrero; Álvaro Rodríguez (Navarro, 74), Córdoba, Rubio, Grego, Matos (Fran García, 84); Elgezabal, Andy (Miki Muñoz, 78), Juanma (Ernesto, 78); Pablo Valcarce y Guillermo (Medina, 74).

Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Sainz (24), Rubio (25), Álvaro Rodríguez (63), Córdoba (75) y Jair (92).

Goles: No hubo.

Incidencias: Tarde excelente en Zaragoza, primaveral, con 19 grados y sol radiante al inicio (las 18.30). El césped presentó un buen aspecto, aunque algo blando por las lluvias de los últimos días. En las gradas hubo alrededor de 17.000 espectadores.

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