real zaragoza

El lento reloj de arena del final de esta liga

La plácida clasificación del Real Zaragoza, el anuncio del cambio de propiedad y la actividad de Sanllehí desde el 11 de abril envuelven un epílogo inusual del curso.

Raúl Sanllehí, futuro director general del Real Zaragoza, anteayer viendo el entrenamiento.
Raúl Sanllehí, futuro director general del Real Zaragoza, anteayer viendo el entrenamiento.
Guillermo Mestre

Paradójico resulta el formato de este final de liga del Real Zaragoza. Lo que en momentos del pasado reciente, en otras campañas de grandes problemas y batacazos anímicos, sería una sensación de balsámico alivio el hecho de haber llegado a los últimos ocho partidos del torneo sin miedos y con un camino llano sin aristas de ningún tipo en el terreno deportivo, es ahora causa de cierto desasosiego por ver discurrir el tiempo demasiado despacio.

De lo bien que ha arreglado el equipo, con Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ a la cabeza, el serio problema clasificatorio vivido hasta mitad de febrero ha derivado, singularmente, esta placidez en la tabla que hace larga la espera a que este nuevo año en Segunda concluya. Todo transcurre hace tres o cuatro semanas dentro de una sensación de falta de sustancia competitiva. Un aroma que, además, pese a los intentos desde el seno de la plantilla y del club de dotar de estímulos a cada choque como si fuera decisivo, han acelerado los empates recientes ante Huesca, Tenerife o Amorebieta. Porque, para que hoy fuese posible martillear las manidas matemáticas hasta conformar un credo creíble, en alguno –en más de uno– de esos partidos, era necesario que el equipo hubiese ganado.

Ese respingo definitivo para lograr virtualmente la permanencia mucho antes de lo previsto, ganando concatenadamente a Las Palmas, Sporting de Gijón, Almería y Fuenlabrada y dejando atrás la última gran crisis de marcadores hace dos meses, llevó a que el club hiciese pública en cuanto fue posible, el 8 del presente abril (hace ya 17 fechas), la venta del 51% del capital social de la SAD a un grupo internacional de inversores. La noticia, esperada hacía muchos meses y guardada en el congelador por múltiples vicisitudes que se dan en una transacción tan específica como es la del Real Zaragoza actual, sustentó desde ese día el aumento de la ansiedad en mucha gente, por quere saber y palpar cuanto antes el rostro y los ademanes del nuevo Real Zaragoza que viene.

Es todavía un proceso inconcluso, del que faltan más capítulos. Como está subrayado desde dentro, requiere de la confirmación de la salvación matemática pues existe una cláusula suspensiva del acuerdo en caso de descenso a Primera RFEF y, asímismo, del visto bueno del Consejo Superior de Deportes (CSD), ente vinculado al Gobierno de la Nación. Ambos están muy cercanos ya. Pero los hechos que se vienen conociendo desde el día 11, con la figura activada del que, en el primer comunicado oficial del acto de venta, se señaló como futuro y nuevo director general, Raúl Sanllehí, entremezclan los tiempos presente y futuro de manera simultánea en cada verbo del día a día.

El Real Zaragoza compité aún en la liga 21-22, es obvio. Pero, aunque nada ha cambiado, sí que se trabaja de forma explícita en clave de 22-23, el curso que viene. Y Sanllehí es el motor de arranque de lo nuevo. Este ejecutivo catalán, al que la propia SAD presentó en sociedad a través de sus medios digitales en esta misma semana que hoy concluye, ya ejerce de facto, aunque su actividad cotidiana actual quede envuelta en la mera cortesía pues es importante que no exista solapamiento. Se trata de ir ganando tiempo a un verano que se presenta denso y repleto de novedades.

Un escenario de dos pistas

Así que este es el nuevo escenario, con dos pistas, que ha surgido en la actividad cotidiana del Real Zaragoza. Un estatus que tendrá poco recorrido temporal, apenas mes y medio, que ha venido llovido por la excelente y decisiva reactivación del equipo de Jim de mitad de febrero a mitad de marzo. La calma deportiva, algo sin par hace años por aquí, ha sido salvaguarda indispensable para poder anticipar acontecimientos. Si el equipo hubiera seguido en apuros serios, nada de lo sucedido desde el día 8 habría emergido aún.

Así que no cabe ni extrañarse ni quejarse de la atípica situación de hoy en día. Conviven dos líneas de actuación, de la mano, en perfecta comunión, la saliente y la entrante. Es una entrega de testigos progresiva, que está generando una intersección de movimientos inevitable entre quien va a gobernar la SAD a partir de la nueva temporada –al menos uno de sus ejecutivos, Sanllehí– y quienes están cerrando un capítulo para la historia de ocho años.

Jim y los jugadores, si se analiza únicamente esta anomalía en los términos deportivos, están al tanto de todo. La nueva propiedad también ha hablado con ellos de forma directa y explícita. Y se ha conocido públicamente. Es, dentro de los códigos que rigen en el fútbol moderno, un marco que, indefectiblemente, repercute en el modo de atender a los asuntos de los profesionales en estos 40 días finales de la liga. Sanllehí, con larga experiencia como director de fútbol del FC Barcelona y del Arsenal de Londres, bien lo sabe. Y ahí está el salero de Jim y sus pupilos para dar la talla como deben en esta peculiar disquisición.

Protagonistas y entornos miran las dos pistas del escenario zaragocista para modelar su futuro, que será distinto en muchos casos al que sería de no mediar el cambio de propiedad. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión