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Las luces y sombras de los ocho años de la Fundación 2032

En el marco deportivo, el Real Zaragoza de la Fundación 2032 se ha definido por los persistentes altibajos. Hasta en tres ocasiones se rozó el ascenso y otras tantas veces se vio peligrar la categoría

Mario se lamenta tras la derrota contra la UD Las Palmas
Mario se lamenta tras la derrota contra la UD Las Palmas
O. Duch

Arranca una nueva era en el Real Zaragoza. Después de varios meses de negociaciones, el club ha anunciado que un grupo inversor se ha hecho con más del 51% del capital social de la S.A.D. Este grupo está integrado por diversos inversores, entre ellos, los hermanos Jorge y José Mas Santos, Joseph Oughourlian, Gustavo Serpa, Jim Carpenter y Jim Miller; y el acuerdo se encuentra supeditado a dos condiciones suspensivas: la permanencia del Real Zaragoza en Segunda esta temporada y la autorización de la operación por parte del Consejo Superior de Deportes. Cuando se cumplan, el periodo de la Fundación 2032 al frente del club formará parte del pasado.

En el marco deportivo, el Real Zaragoza de la Fundación 2032 se ha definido por los persistentes altibajos. Hasta en tres ocasiones se rozó el ascenso y otras tantas veces se vio peligrar la categoría. Un balance marcado por la irregularidad, por los vaivenes en los proyectos que comandaron Ángel Martín González, Narciso Juliá y Lalo Arantegui. El tiempo descubrirá si Miguel Torrecilla y Juan Ignacio Martínez siguen al frente del equipo con los nuevos propietarios.

Sus predecesores, los mencionados Martín González, Juliá y Arantegui, alternaron buenas decisiones con otras discutibles y de graves consecuencias. Al primero de estos hay que reconocerle el mérito de haber elaborado una plantilla de nivel en tiempo récord. En apenas un mes, el estrecho margen que fue desde que lo nombraron director deportivo hasta el inicio de la campaña 2014-15, el madrileñoarmó un equipo competitivo que, a la postre, estuvo muy cerca de ascender.

La incorporación de futbolistas de la talla de Cabrera, Mario Abrante, Dorca o Borja Bastón, sumada a la irrupción de canteranos como Vallejo, llevó al zaragocismo a soñar con el ascenso en la primera temporada de la Fundación. Un gol de Araujo en el estadio de Gran Canaria frustró aquella intentona de regresar a la máxima categoría. El Real Zaragoza de Ranko Popovic, técnico que había relevado a Víctor Muñoz en el cargo en plena temporada, quedó a solo siete minutos del ascenso. Fue la vez que más próximo estuvo. Los demás intentos nunca superaron la semifinal del ‘play off’, una eliminatoria en la que el cuadro aragonés tropezó en dos ocasiones.

La primera de ellas fue con Natxo González en el banquillo. El equipo llegó lanzado al enfrentamiento ante el Numancia tras haber completado una segunda vuelta de liga espectacular, pero pagó caro su falta de puntería y acabó siendo eliminado, para más inri, con un gol del exzaragocista Diamanka en el duelo de vuelta (1-2). Los días previos a la eliminatoria estuvieron marcados por la polémica en torno a Natxo. El preparador vasco apalabró su fichaje por el Dépor para la siguiente campaña en plena competición, generando un profundo malestar en el seno del club aragonés.

El segundo tropiezo del Real Zaragoza en las semifinales del ‘play off’ se dio en la temporada 2019-20, con un dolorosa eliminación frente al Elche que se empezó a gestar meses atrás. La covid irrumpió en nuestras vidas cuando el equipo que dirigía Víctor Fernández marchaba con paso firme hacia al ascenso. No había perdido un solo partido en 2020. Ocupaba el segundo puesto, a cinco puntos del tercer clasificado (Almería), pero todo se fue al traste tras el parón. El bloque se derrumbó física y mentalmente; cayó fuera de los puestos de ascenso directo; y La Romareda, vacía, presenció una debacle que se acrecentó en el siguiente curso.

Víctor Fernández salió y Lalo Arantegui confeccionó una plantilla de marcadas deficiencias que completó uno de los años más negros de la historia del zaragocismo. Ni Rubén Baraja (10 puntos en otros tantos partidos) ni Iván Martínez (solo una victoria) dieron con la fórmula para sacar rendimiento a un grupo que antes de concluir 2020 parecía abocado al descenso.

Hubo que tomar decisiones drásticas antes de Navidad. Arantegui fue destituido. Miguel Torrecilla lo remplazó y, por suerte para la entidad, su decisión de traer a Juan Ignacio Martínez como entrenador -y que este aceptara- acabó resultando decisiva hacia la permanencia. El alicantino ejerció de salvador como antes lo habían hecho César Lainez (2016-17) y Víctor Fernández (2018-19), pero este último flirteo con el infierno fue, si cabe, más comprometido.

Jim tomó el equipo en diciembre, con el equipo con solo 13 puntos cosechados tras el transcurso de 18 jornadas. El Real Zaragoza necesitaba un milagro y el técnico de Torrevieja lo obró, asegurando la permanencia a falta de dos jornadas. La salvación estaba sellada; pero ese no debe ser el objetivo del club.

El Real Zaragoza siempre debe aspirar a regresar a Primera, y lo ocurrido en la presente temporada, cuando por momentos se volvió a temer por la salvación, tampoco puede servir como ejemplo. A falta de ocho jornadas para que termine la competición, el equipo está en tierra de nadie. Parece difícil que se pueda reenganchar a la pelea por el ‘play off’ de ascenso y la preguntas surgen en torno al futuro de Jim y Torrecilla; en torno a si seguirán en el nuevo proyecto. 

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