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Canario: "La afición del Zaragoza ya era exigente antes de Los Magníficos"

Extremo derecho de los Cinco Magníficos, fue el último de ellos en llegar a la plantilla del Real Zaragoza tras ganar la Copa de Europa con el Real Madrid de Di Stéfano.  

Darcy Silveira dos Santos, 'Canario'.
Darcy Silveira dos Santos, 'Canario'.
José Miguel Marco

Darcy Silveira ‘Canario’ (Río de Janeiro, 24 de mayo de 1934) jugó en la selección brasileña con Pelé y ganó la Copa de Europa con el Madrid de Di Stéfano antes de zurcir su nombre en el ala derecha de los Cinco Magníficos. Con ellos fue campeón de la Copa del Generalísimo (1964 y 1966) y una vez subcampeón (1965), campeón de la Copa de Ferias (1964) y subcampeón (1966) y semifinalista de la Recopa (1965). Además, fue tercero en liga (1965), dos veces cuarto (1964 y 1966) y dos veces quinto (67 y 68).

Campeón de Europa en el Real Madrid y el Real Zaragoza le abre la puerta. ¿Cómo sucedió aquello?

Me convenció mi paisano Duca. Me llamaba continuamente. Pero tenía contrato con el Madrid. Luego, me fui unos meses al Sevilla, y Duca seguía diciéndome que me viniera al Zaragoza. Y al final me vine.

¿Tenían mucho que envidiarle Los Magníficos al Madrid en el que jugó con Di Stéfano, Puskas, Gento y compañía?

No crea que mucho. Ese Zaragoza jugaba muy bien al fútbol y lo hacía porque tenía jugadores de mucho talento para hacerlo. Ambos equipos tenían jugadores de otra época, eso sí.

¿Duca fue el sexto magnífico?

Sí. No ha quedado su nombre en la delantera histórica y parece un poco olvidado, pero hay que recordar que él jugó en la primera final, en la Copa de Ferias, contra el Valencia. Fue un gran futbolista, al nivel de los demás. Era muy cerebral en el campo.

¿Cómo era el fútbol de Los Magníficos?

Siempre salían a ganar. No se jugaba a no perder o empatar. Éramos un equipo de ataque. Si jugábamos contra el Barcelona, lo goleábamos, como sucedió varias veces.

¿Qué rival fue el más difícil?

Creo que el Leeds United. Aquella eliminatoria fue muy dura, con un desempate en el que jugamos de forma espectacular. Los ingleses nos despidieron con una ovación inolvidable y nos hicieron volver a salir al campo cuando estábamos en el vestuario.

Se cumplen 50 años de la final de la Copa del Generalísimo en la que el Real Zaragoza ganó al Atlético de Bilbao por 2-0 en el Santiago Bernabéu, el 29 de mayo de 1966. En la foto, los jugadores subidos en el techo del autocar que los lleva a la Plaza del Pilar para dedicarle a la Virgen el gran trofeo. Canario sostiene la Copa. Documentación / Heraldo de Aragón
Se cumplen 50 años de la final de la Copa del Generalísimo en la que el Real Zaragoza ganó al Atlético de Bilbao por 2-0 en el Santiago Bernabéu, el 29 de mayo de 1966. En la foto, los jugadores subidos en el techo del autocar que los lleva a la Plaza del Pilar para dedicarle a la Virgen el gran trofeo. Canario sostiene la Copa. Documentación / Heraldo de Aragón
Marín Chivite / Archivo de Heraldo de Aragón

¿Qué tipo de delantero era Marcelino?

Nosotros jugábamos de memoria, sabíamos dónde estaba cada uno de nuestros compañeros. Con Marcelino era muy fácil, porque siempre se sabía dónde estaba en el área. Solo había que mandarle la pelota. Era una maravilla en el remate. Además, saltaba una barbaridad, por eso cabeceaba tan bien. Se quedaba flotando en el aire, como ahora Cristiano Ronaldo.

¿Y Villa?

Un fenómeno. Muy técnico, muy elegante. Era más centrocampista que delantero, tenía mucha clase. Le gustaba organizar los ataques. Siempre sabía lo que había que hacer antes de recibir la pelota.

¿Cómo explica a Santos?

Un pulmón. Corría por todos. Subía y bajaba. Un muy buen jugador de equipo, hacía de todo, hasta meter goles.

¿Lapetra era el mejor?

Un genio. Una zurda maravillosa. Le gustaba meterse por dentro para mover el juego y hacer pases. Tenía mucho talento.

¿Y cómo jugaba Canario?

Un extremo puro de los que ya no existen. Lo mío era atacar por la banda, correr y poner centros a Marcelino.

¿Los Magníficos también fueron un fenómeno social?

Sí. No solo fue ganar las dos Copas del Generalísimo, la Copa de Ferias o el Carranza. También llegamos a la gente. El Zaragoza hasta entonces apenas era conocido, muy poco, y eso cambió.

¿Es cierto que ese equipo no necesitaba entrenador?

Bueno, un entrenador que dialogue y hable con el futbolista es necesario. Luis Belló era así, conversaba, nos preguntaba, estaba muy pendiente de nosotros. Nos ayudó mucho. Un entrenador tiene que colaborar, pero luego juegan y corren los futbolistas.

¿Cree que el juego de Los Magníficos definió el canon de fútbol en Zaragoza y determinó la exigencia de su afición?

Sí. Pero ya era exigente antes. A nosotros nos han pitado en el campo ganando 5-1. A mi me para mucha gente cuando salgo al café. Incluso chavales jóvenes y me dicen que sus abuelos le hablan de lo bien que jugábamos.

¿Marcó su vida el Real Zaragoza?

Sí, por eso tras retirarme me quedé aquí. La gente me quería y me sigue queriendo. En la calle, lo noto. Estoy muy agradecido

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