Las ausencias por problemas físicos de distinta índole de Francho y Grau van a alterar notablemente el método de juego que ha surgido en el último mes de la liga en el libreto de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’. De repente, en mitad de la solvente reacción del Real Zaragoza que lo ha llevado a enlazar cuatro victorias consecutivas, la rotura muscular de Francho que ya lo dejó fuera de juego ante el Fuenlabrada el viernes, a la que se añade el problema cardiaco que obligó a ingresar a Grau durante la noche pos partido y deriva ahora en un chequeo en profundidad que no tiene fecha de retorno fijada, rompe de cuajo la línea medular del renovado Zaragoza en el mes de enero.

Jim se queda solo con Petrovic y Eugeni, del cuarteto que ha servido en estos días de revulsivo para un equipo que ha pasado del negro al blanco en 24 días de crecimiento. Pierde el constante ir y venir de área a área del centrocampista aragonés y el sentido táctico de uno de los tres fichajes de Torrecilla en el mercado invernal, el valenciano, que además se ha mostrado con acierto goleador en sus primeros lances como blanquillo (marcó goles cruciales ante Las Palmas y en Gijón). Dos piezas específicas, de difícil relevo por sus prestaciones dentro del reparto del vestuario actual.

Francho padece un desgarro en el músculo bíceps femoral de la pierna izquierda. Es de grado 1-2, es decir, algo más que leve. Otra semana, como mínimo, será inquilino de la enfermería, en manos de los fisioterapeutas. Quizá hasta dos, según evolucione y sin ninguna necesidad ya de forzar la máquina por urgencias clasificatorias de máxima necesidad.

Grau y su dolencia de corazón, manifestada en una taquicardia de origen supraventicular que requiere de un estudio cardiológico muy exhaustivo y certero para evitar los riesgos propios de estas afecciones en deportistas de alto nivel, es baja sine díe. La calificación de su ausencia futura como ‘indefinida’ sugiere un tiempo prudencial hasta saber a ciencia cierta de qué se trató lo que sufrió el valenciano durante el partido ante el Fuenlabrada y que derivó en su sustitución por Puche en el minuto 66.

Alternativas muy distintas

Se estaba acostumbrando el equipo, para bien, a manejarse en la sala de máquinas del equipo con Petrovic o Grau como ancla, con Grau o Francho en un volante interior y con Eugeni –el diferencial futbolista de perfil técnico del remozado bloque– en el otro. Y estas herramientas han quedado mermadas en su mitad.

El capitán, Zapater, en condiciones normales sería una clara alternativa a ocupar las vacantes. Ha retornado recientemente a las rutinas de los entrenamientos después de un mes de convalecencia tras sufrir un susto importante en la rodilla izquierda, un esguince del ligamento lateral interno sucedido el 7 de febrero –después de empatar 1-1 en casa ante el Málaga– que, subrayado por los médicos como de grado 2, auguraba más de dos meses de dique seco para el ejeano. Pero, como siempre, su cuerpo ha reaccionado antes de cualquier previsión normal y ya está apto para ir entrando en el equipo. Se sentó en el banquillo frente al Fuenlabrada, aunque no saltó al césped. Quizá en Cartagena sí que tenga ya de nuevo minutos. Eso sí, solo un tiempo parcial, no todo el partido completo.

En meses pasados, antes de la revolución del medio campo de enero (en la que fueron invitados a irse Igbekeme, Javi Ros y Adrián González), Jim ya probó en fases de diferentes partidos con Bermejo y Vada, habituales extremos/interiores, en el rol de volantes, atrasados y metidos por dentro en la línea media. Entonces, no funcionó el experimento. Así que la otra puerta es la cantera: el aragonés Vaquero y el canario Isaiah han ido convocados alguna vez sin llegar debutar. Igual ahora es que sí.