A Sergio Bermejo, en su etapa del Real Zaragoza, le acompañan las sospechas de futbolista inconcreto, discontinuo e improductivo, pero siempre acaba jugando. En un equipo de tanto trasiego de futbolistas como el aragonés, no es un asunto cualquiera. Los entrenadores lo ponen, sobre todo, un Juan Ignacio Martínez que le ha renovado los votos de confianza en cuanto ha podido. Bermejo estuvo cerca de dejar el Zaragoza en el último mercado. La puerta se le abrió, recibió llamadas del Alcorcón, del Logroñés de Primera RFEF y del fútbol chino, pero ni le cuadraron los números ni el atractivo deportivo, así que permaneció en el Zaragoza porque, en el fondo, de todo el desmantelamiento pretendido por Miguel Torrecilla en enero, Bermejo era el menos prescindible. Por salario, pero también porque Juan Ignacio Martínez valora su fútbol.

Ya lo hizo el año pasado y está repitiendo en ese. Bermejo acaba jugando por delante de otros competidores de línea. Lo hizo contra Las Palmas de titular y a buen nivel, después de dos partidos sin jugar contra Málaga y Leganés debido a los problemas físicos ocasionados por golpe que le retiró al descanso del partido contra el Ibiza. Si no, apto plenamente, quizá también hubiera jugado. Su aparición en el once contra Las Palmas le reafirma como un futbolista con atributos bien considerados por el entrenador: ha pasado, en pocos días, de tener pie y medio fuera del Zaragoza a resistir en los planes principales del técnico y a dar un paso al frente en su fútbol.

En su último mes, cuando ha jugado, coincidiendo con su incierta continuidad en el club, ha descrito una línea ascendente. Sus tres últimos partidos, frente a Valladolid, Ibiza o Las Palmas, ha tenido como punto común un Bermejo más interior, jugando en la mediapunta de partida o en diferentes fases de los encuentros. En ese territorio más amplio, su fútbol gana libertad y multiplica sus posibilidades, mucho más que en la banda derecha, donde Jim suele acostarlo normalmente.

Como extremo, en función de los rivales, Bermejo también cuenta con cierta autonomía para pisar zonas interiores, pero en la banda una cuestión le condiciona: el trabajo defensivo. Bermejo es un futbolista generoso en el retorno y las ayudas al lateral, asunto que avala su rendimiento de cara a Jim. Está, por ejemplo, en el top 30 de la liga de jugadores con más duelos defensivos por partido (8,56) y es el 13º futbolista de Segunda que más faltas comete, muchas fruto de su precipitación en una labor que no va en su naturaleza. Bermejo es un futbolista sacrificado y disciplinado en ese aspecto. Pero su físico tiene límites. El desgaste de la banda le quita fuelle y frescura para otras cosas.

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Como mediapunta, Bermejo sigue teniendo muchos de los problemas, a la hora de elegir, de decidir, de finalizar, que minimizan su fútbol, cuestiones mentales, sobre todo, pero tiene más presencia en el juego del equipo. Un dato de los tres últimos partidos es revelador. En sus tres últimos partidos, promedia 2,1 asistencia de tiro, mientras que en los diez anteriores promediaba 0,9. Es decir, Bermejo conecta más con los rematadores, activa el ataque, jugando por dentro que por fuera.

Habrá que ver cómo gestiona sus próximos partidos Jim. Dónde lo pone y haciendo qué. De momento, Bermejo resiste. Su intermitencia e inconsistencia entre partidos y dentro de uno mismo siguen lastrando su fútbol agitador, intrépido, rápido y chisposo. Pero Jim no le retira la preferencia: solo seis jugadores (Jair, Cristian, Chavarría, Francés, Fran Gámez y Francho) han sido titulares más veces que Bermejo (18).