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El Real Zaragoza gana 2-1 a Las Palmas con sufrimiento y una pizca de fortuna
Grau hizo el 1-0 enseguida, igualaron los canarios en la segunda mitad y Álvaro Giménez dio la ventaja final tras un error previo a puerta vacia de un delantero canario que pudo ser el 1-2.
“Fútbol es fútbol y gol es gol”. Mítica frase de Vujadin Boskov, viejo entrenador y maestro zaragocista, con su deje serbocroata con tintes italianos. Frase amplia, vaga, ambigua, pero que define la grandeza del deporte del balompié, donde cabe todo y todo tiene su explicación… y la contraria a la vez. En este sábado 19 de febrero de 2022 hay que traerla a este arranque de crónica para indicar que el Real Zaragoza ganó a Las Palmas 2-1, como pudo perder por idéntico marcador o, en otra opción muy razonable, pudo haber empatado. O sea, tan explicable es lo que sucedió en La Romareda, como cualquier otra desembocadura que hubiera tenido el tanteador. Vamos con los hechos.
¡Qué aburrimiento fue la primera parte! De bostezos (literal), en plena digestión en este horario de las 4 de la tarde, el fútbol del Real Zaragoza fue denso y escaso y, en frente, la propuesta de Las Palmas resultó un fraude a cualquier espectáculo. La parte buena del guion, a diferencia de otros muchos días del pasado reciente, fue el que equipo aragonés vio portería pronto, en el minuto 4, por medio del recién llegado Grau, que estrenaba titularidad después de presentarse con tres ratos muy raquíticos en los duelos precedentes. Ese 1-0 hizo que el martirio del peloteo sin sentido que se apreció hasta el descanso tuviera algo de réditos desde el prisma blanquillo. Al menos, entre las miserias tácticas y técnicas de este duelo de baja estofa, el Zaragoza se estaba llevando los 3 puntos eventualmente.
Los diez primeros minutos fueron los únicos en los que los del silbado Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ (ha cambiado el aire) mostraron ambición y algo de rasmia ofensiva. Y eso contando siempre con el balón parado de Eugeni, un mediocampista con toque que ha traído algo diferente a lo que había. Luego, en el juego corrido, participa muy poco, se evade. Pero en faltas y córneres puede dar resultado. Así llegó el gol al inicio. Ya había amagado el tarraconense en el minuto 1 con un derechazo desde 30 metros en golpe franco que el portero Raúl Fernández paró con sumos apuros. En el 4, su falta lateral tirada rasa, con rosca y picardía, la sacó bajo palos el guardameta canario como pudo, Jair cedió atrás el rechace para que Grau, pisando la frontal del área, voleara con clase a la red, pegada al palo izquierdo. Un gol. ¡Qué maravilla para los ojos!
Y se acabó. El efecto gaseosa un día más. Como tantas tardes y noches de penurias. Un Zaragoza esbafado empezó a especular muy pronto. Con Narváez más por los suelos que de pie. Sabin Merino, ariete titular, desaparecido (el mal fario de los puntas en La Romareda parece pandémico). Bermejo, de vuelta, en su línea etérea y roma. Los tres medios, Petrovic, Grau y Eugeni, grises y ausentes, sin personalidad con el balón. Los laterales, Gámez catastrófico con la pelota y en la interpretación del juego, y Chavarría inexistente. Total, un vacío grande de argumentos.
Menos mal que este Las Palmas de García Pimienta se manifestó como un grupo pusilánime, más preocupado de destruir juego, a base de demasiadas patadas (ver las amarillas que mostró el debutante árbitro Caparrós es muestra del juego zafio emitido por los isleños), que de llegar al área de Cristian Álvarez, otra tarde sin romper a sudar. Hasta el minuto 29, entre la nada, no llegaron los de Canarias con peligro. Fue una pifia defensiva de Narváez, comiéndose un bote en el pico del área propia, que el lateral Lemos estuvo cerca de aprovechar. Su disparo se fue al lateral de la red, cerca del palo. No tendría otra opción el cuadro visitante, muestra de su pobreza general. Y hasta el pitido del intermedio solo cupo anotar un punterazo de Gámez en una contra hilvanada a machamartillo con Sabin Merino que resultó ser un tirachinas a las manos del portero en el 40. Nada que sacara de la mediocridad un partido espantoso donde lo mejor era el marcador
Jim, en el refrigerio, mandó a la ducha a Gámez, que estaba amonestado e, incluso, se jugó la roja en una pueril reiteración de entrada abajo a un rival. Eso sí, no puso al joven Ángel López sino que insistió con Lluís López, mandando a la banda a Francés. Ejercicio reiterativo. El Zaragoza empezó de nuevo con bríos renovados y Narváez, en su primera acción de mérito del día, en el minuto 48, quebró a su marcador y remató de rosca desde el borde del área para que Raúl rechazara con dificultades. Sabin Merino debió estar más atento al rebote. No se enteró. De nuevo, el indicio de algo resultó ser una mentira a los ojos zaragocistas.
Porque los de Jim decidieron de repente no salir de atrás, atrincherarse con cierto descaro a falta de medio partido aún por delante. Como si guardar el 1-0 fuera tarea sencilla este año. Entre los primeros silbidos de desaprobación de la grada, Cardona, lateral zurdo insular, ejecutó un centro-chut raso que casi fue el 1-1 en el minuto 52. Lo evitó Cristian Álvarez en una gran parada que, poco después, se devaluaría por un pésimo despeje del arquero argentino a chut raso de Kirian, en el 55, que proporcionó el gol sencillo de Maikel Mesa. El 1-1 hizo daño a un equipo que no cree en sus fuerzas, por más que Jim quiera mantener viva la llama. El técnico quitó a Petrovic para meter a Francho mientras los grancanarios celebraban su igualada. Los planes del preparador alicantino habían salido al revés. Otro episodio ya visto en los últimos dos meses con reincidencia.
No tardó en revolver más las piezas Jim. Metió a Nano y Álvaro Giménez y retiró a Eugeni y Sabin Merino. No gustaron sus sustituciones a la gente, que las protestó sonoramente. Hay divorcio en marcha. Los últimos 25 minutos se iban a jugar, pues, entre el alboroto propio de tantas modificaciones. La segunda parte era como siempre: impotencia, desorientación e incapacidad zaragocista. El runrún fue in crescendo hasta alcanzar su cénit en un gol fallado por el recién entrado Hernani en Las Palmas, en el 67, a puerta vacía. Hizo un ‘Marco Pérez’, no solo no remató el gol, sino que ayudó a que no entrara, despejó. La hinchada aragonesa abroncó a los suyos por el pésimo juego, pues el origen de la jugada fue una pifia imperdonable de Jair y Francho, y también como desahogo a semejante susto.
Y los duendes del fútbol, caprichosos siempre, llevaron el libreto del cantado 1-2 al 2-1 en solo 50 segundos. En la contra del error garrafal de Hernani, hubo un córner a favor del Zaragoza. Lo sacó Bermejo, la peinó Jair y Álvaro Giménez, por fin, recién entrado en danza, anotó el primer gol suyo en La Romareda desde su llegada en agosto. Voleó de primeras, solo como la una al borde del área chica, y puso el partido en unas coordenadas opuestas a las que instantes antes debió colocarlas Las Palmas. Jim, en la agitación a la desesperada, esta vez estaba ganando la partida. Por descartes, por cuestión azarosa. Pero ganaba. Y aún dio un paso más en el meneo del equipo. Le dio minutos a Sainz en vez de un apagado Narváez.
García Pimienta también cayó preso de la histeria y tiró de banquillo para incluir en el once hasta cinco delanteros de vez en el último cuarto de hora. Una barbaridad. Era un guiñote tabernero por parte de los dos técnicos. A las bravas. Sin ortodoxia. Kirian y Peñaranda anduvieron cerca del empate en los minutos 79 y 84. El primero remató cerca del palo un centro de Hernani y el segundo acabó mal una contra individual tras no pitarse una falta a Álvaro Giménez cerca del área canaria. Sufría de nuevo el Zaragoza. Tienen todos los nervios a flor de piel. Ganar este partido era agua bendita y, mucho más, cuando se recordaba aún caliente la acción del increíble 1-2 fallada por Hernani. Y esto hacía temblar a todos los blanquillos en la recta final.
Viera, en tiempo de aumento tuvo la última opción de Las Palmas para lograr el 2-2, pero Cristian sacó a córner por raso su chut intencionado. Hubo dos saques de esquina más seguidos, con la congoja ahogando al zaragocismo, pero los puntas visitantes no tenían su tarde, gracias a Dios. Y todo acabó para bien. Justo a tiempo, este ramplón Zaragoza logró su tercera victoria casera del curso, en siete meses de vía crucis. Y rompió con ocho jornadas sin vencer. Respira mejor todo el mundo. Ha sido un bálsamo de eucalipto puesto en el pecho de cada zaragocista penitente.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez (Lluís López, 46), Francés, Jair, Chavarría; Petrovic (Francho, 55), Grau; Bermejo, Eugeni (Nano, 64); Narváez (Sainz, 75) y Sabin Merino (Álvaro Giménez, 64).
UD Las Palmas: Raúl Fernández; Lemos, Coco, Curbelo, Cardona (Peñaranda, 78); Mfulu (Moleiro, 70), Maikel Mesa (Fabio, 70); Kirian, Rober (Hernani, 64); Jesé y Jonathan Viera.
Árbitro: Caparrós Hernández (Comité Valenciano). Amonestó a Mfulu (3), Gámez (10), Maikel Mesa (16), Curbelo (23),Chavarría (43), Cardona (59), Francés (62), Grau (71) y Álvaro Giménez (81).
Goles: 1-0, min. 4: Grau. 1-1, min. 55: Maikel Mesa. 2-1, min. 68; Álvaro Giménez.
Incidencias: Tarde fresca en Zaragoza, con 11 grados, tras una mañana con lluvia. El césped de La Romareda presentó un aspecto irregular visualmente. En las gradas hubo alrededor de 14.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del expresidente zaragocista José Gil Lecha, fallecido durante la semana.
