Real Zaragoza-Real Valladolid: liga en La Romareda un mes después

En la sobremesa de este sábado 22 de enero, a las 16.00, regresa la liga al estadio de La Romareda con un Real Zaragoza-Real Valladolid que emite siempre aromas de Primera División aunque, para los aragoneses, es desde hace casi una década un mero ejercicio de nostalgia. Los pucelanos sí que llegan recién caídos de la élite tras un trienio en ella y, por eso mismo, son uno de los favoritos de este curso para estar en cabeza, circunstancia que, aunque les ha costado consumar, han consolidado con cuatro triunfos consecutivos en este último mes de competición, a caballo del final de 2021 y el inicio de 2022.

Visita el campo municipal en esta fría tarde invernal (no se espera pasar de los 4 o 5 grados mientras el sol aún esté visible) el 2º clasificado, el vicelíder. Un hueso de difícil digestión para los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, que retoman la competición, tras el parón por la Supercopa de España –no hubo fútbol liguero el pasado fin de semana– en un estado de crisis de resultados, tocados de ala por su falta de gol y su insolvencia global desde que hace mes y medio ante el Leganés (0-2) el equipo se le parase en seco, calado como un motor gripado, al entrenador alicantino.

Esta atípica pausa del torneo a mitad de enero no le ha venido bien al cuadro zaragocista. Ha tenido que rumiar un sapo del tamaño de un rinoceronte, un lote de partidos recientes que denuncian dificultades profundas ahí dentro: tres derrotas y un empate, en todos los casos sin lograr marcar un solo tanto en las porterías rivales. Aquel 3-0 en Almería; el 0-2 recibido ante el Tenerife en casa; el 2-0 en Miranda de Ebro; y el 0-0 último en Ponferrada. La consecuencia de este colapso, en lo meramente deportivo, es que el Real Zaragoza se ha despeñado desde media tabla hasta el puesto 16º y empieza a ver de cerca, en el retrovisor, la zona de peligro que tantos malos recuerdos trae por lo vivido el año anterior.

Les urge reconducir sus pasos a los pupilos de Jim. Y no es el Valladolid, a priori, el adversario más accesible para lograr de nuevo una victoria, género del que solo se han consumado cinco en 23 partidos del actual campeonato, una cifra insuficiente a todas luces y que advierte de serias dificultades de no mediar una reparación urgente de las carencias del equipo.

Vuelve el fútbol de liga a La Romareda después de más de un mes sin catarlo. Curiosa figura. Así de caprichoso ha sido el calendario con los zaragocistas tras jugar, en la catástrofe ante el Tenerife, el 19 de diciembre. Al fin de semana de vacaciones de Navidad se añadieron dos desplazamientos consecutivos, a Anduva y El Toralín. Y, después, se unió el parón de Rubiales, el que la Supercopa de España en Arabia Saudí (no es un tirabuzón lingüístico, sino una extraña realidad) provoca ya por tercer año seguido. Total, que van a pasar 33 días sin que el torneo liguero tenga una cita en La Romareda, aunque se diera el secundario partido de Copa del Rey ante el Sevilla el día de Reyes, un entremés que fue más un estorbo que otra cosa con la que ya estaba cayendo entonces por el vestuario blanquillo y por lo que se avecinaba en el ámbito societario.

Así que lo de hoy es algo así como un reenganche a la velocidad de crucero de la liga y, en el caso de los zaragocistas, un retorno a casa después de demasiados días de alejamiento. En tiempos de bonanza, sería una buena nueva. Hoy en día, y viendo el rendimiento del equipo de Jim (solo ha marcado seis goles como local desde agosto, una cifra ridícula que evidencia problemas superlativos), parece más una continuidad del suplicio que un alivio. Ellos dirán el diagnóstico a eso de las 6 de la tarde.

Responsabilidad y riesgo

Por esto, la plantilla zaragocista va a dirimir un partido de máxima exigencia, ante un gallo de la Segunda División, con enorme responsabilidad por lo que es necesario rectificar ya mismo y, asimismo, con un evidente riesgo de seguir empeorando sensaciones y realidades en caso de no llegar una victoria, único resultado que sirve hoy para limar asperezas.

Y Jim, en este parón, se ha topado con quebrantos que no se sospechaban hace 10 días. El área deportiva, con su anuencia, ha iniciado una revolución en el vestuario aprovechando que al mercado de invierno aún le quedan unos días. A la baja prevista de Clemente, se han sumado recientemente las de Adrián y Eguaras. E Igbekeme está ya fuera también, a falta de rúbrica y lacre. Además, otros han sido amonestados desde dentro para que sepan que también sobran en el plan de la segunda vuelta (Bermejo, Yanis y, por supuesto, Ros). Y la covid ha entrado por la rendija del vestuario, afectando a diversas piezas más –no da nombres el club y hay que deducir según surgen las bajas en los entrenamientos–, que son susceptibles de ser Zapater, Petrovic, el joven Ángel López... quizá alguno más.

Sin Vada, sancionado, ni Cristian Álvarez, con una afección no especificada, ni Álvaro Giménez, operado de una rotura en un dedo de la mano zurda, a Jim se le reduce la capacidad de maniobra sobremanera. Y eso que debutará el primer fichaje invernal, el medio centro Jaume Grau, llegado del Osasuna hace 72 horas.

En frente, el Valladolid viene lanzado. Ganó dos veces seguidas en su estadio por 1-0, al Burgos y Leganés. Y derrotó antes 0-2 a la Real B en Anoeta y 3-1 a Las Palmas. Le han cogido gusto a ganar. Un peligro afilado por el potencial de su plantilla, donde están dos exzaragocistas, el central marroquí El Yamiq y el veterano portero Roberto Jiménez. Su técnico, José Rojo ‘Pacheta’, ha tardado en dar con la clave y la melodía de una gran plantilla, pero ahora parece inspirado.

Es una tarde de expectación. De lupa. Nada ordinaria. Importante.