fútbol

Sin gol, todo es más complicado para el Real Zaragoza

La esterilidad goleadora, sobre todo como local, lastra a un conjunto aragonés solvente fuera de La Romareda

Los jugadores del Zaragoza, en pleno esfuerzo.
Los jugadores del Zaragoza, en pleno esfuerzo.
Francisco Jiménez

Cuando no se marca, a lo máximo que se puede aspirar es a empatar, a capturar un mísero punto. El Real Zaragoza solo ha cantado seis goles en los 11 encuentros que lleva jugados este curso en La Romareda. Independientemente del talante y calidad del juego, calculadora en mano, los datos son para cortarse las venas: apenas medio gol por partido. La plasmación numérica de estos registros en la tabla clasificatoria, esos 12 escuálidos puntos almacenados como local, hipotecan la clasificación absoluta. En casa, el Real Zaragoza es el tercer conjunto que menos puntos produce. Solo le superan en este ranquin negativo el colista Alcorcón y el tierno filial de la Real Sociedad.

Paradójicamente, las dos victorias registradas en casa llegaron ante dos conjuntos notables, dos teóricos aspirantes al ascenso, como el Sporting de Gijón y el Eibar. Otro indicador claro de que el Zaragoza replica mejor que propone. De ahí su mayor eficacia como visitante. Fuera de su guarida, lejos del cobijo de la más numerosa y entendida afición de la competición, el colectivo que gestiona Jim se muestra más solvente, incluso más suelto. A domicilio, el Zaragoza ha marcado 11 goles, es decir, prácticamente el doble que como local (seis). También ha sido capaz de arrancar más puntos fuera (15) que los sujetados en casa (12). Y es que, jugando a domicilio, el equipo de león disfruta de estatus de equipo de promoción de ascenso, pues 15 puntos ha sumado también fuera la Ponferradina, ahora mismo sexta en la tabla.

La distribución espacial de estos goles, los resultados que encarnan, se trasladan a una clasificación en la que el Zaragoza cayó a su mínimo en la tercera jornada, cuando se despeñó a la vigésimo primera posición tras perder en casa ante el Cartagena (0-1) en un partido en que pudo golear. Salió del descenso en la siguiente jornada, tras ganar Alcorcón (1-2). Inició después en Fuenlabrada (1-1) una retahíla de nueve empates seguidos. Los empates suelen valer para sostenerse arriba, pero no para escapar de abajo. Por eso, el Zaragoza estuvo censado en cuatro jornadas en la zona de descenso. Salió de ella en la jornada 14 tras ganar en Burgos (0-1). Dos victorias consecutivas más ante el Sporting de Gijón (2-0) y a domicilio en Las Palmas (2-3) lo elevaron a la octava plaza en la jornada 16, máximo clasificatorio en el actual ejercicio liguero. El equipo estaba en ebullición, pero el Leganés (0-2) enfrió el cotarro. Después, un empate que supo a poco en Amorebieta (1-1) y la victoria de más mérito, ante el Eibar (1-0).

Y tras el alegrón, el regreso a los problemas. El Almería nos enseñó la diferencia con un aspirante a todo (3-0), tesis que también argumentó el Tenerife (0-2). El gran fiasco llegó después, con la derrota en Anduva ante un Mirandés confinado (2-0). Esos tres puntos todavía duelen y condicionan el análisis y la clasificación. El último careo, ante la Ponferradina (0-0), bien podría constituir un resumen sintético: el Zaragoza no marca y, si no marcas, solo puedes aspirar a empatar. Mucho más en La Romareda, donde marcas mucho menos...

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