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Real Zaragoza: una vuelta de claroscuros

Balance de los puntos fuertes y débiles del Real Zaragoza durante la primera mitad de la temporada.

Foto del entrenamiento del Real Zaragoza para preparar el partido contra el Almería
Foto del entrenamiento del Real Zaragoza para preparar el partido contra el Almería
Francisco Jiménez

Las fortalezas

1. Una identidad reconocible. El Zaragoza ha ido moldeando su personalidad a lo largo de toda la primera vuelta agregando, modificando o matizando diferentes aspectos del juego, pero siempre manteniendo unas constantes y unos principios de juego en su estilo: la apuesta general por el control de la posesión, la solidez de su organización defensiva y su capacidad para adaptarse a las características de los rivales. Desde un 4-1-4-1 o 4-3-3 -los esquemas tácticos de base que ha empleado-, el modelo de Jim siempre se ha expresado de forma reconocible, con un fútbol más o menos acertado o eficaz, pero con las ideas bien definidas. En la primera mitad de la vuelta, con un juego más alegre, abierto, incisivo y vibrante, aunque también más expuesto en las transiciones defensivas y vulnerable. Y, después, introduciendo una lámina más conservadora y prudente, acentuando los rigores defensivos y posicionales, simplificando sus mecanismos de ataque y moderando sus intenciones. Así se fue acercado a las victorias tras un periodo de nueve empates consecutivos y dudas de rendimiento.

2. La capacidad competitiva. Exceptuando sus dos últimas derrotas contra Almería y Tenerife -líder y tercero, respectivamente-, el Zaragoza ha sido, por lo general, un equipo que ha estado en posición de ganar en casi todos sus partidos. Le ha planteado un fútbol duro de roer a casi todos sus rivales. Así se explica, en gran medida, su filiación al empate (ha igualado, 11 de sus 21 partidos): ha sido un equipo al que le han faltado cosas para ganar más, pero también al que ha costado doblegar, muy resistente ante los adversarios, muy vivo en los partidos y pendiente del detalle ganador que suele sentenciar los duelos de la categoría en un sentido u otro. Esta musculatura competitiva, sustentada en los cimientos defensivos del equipo, el buen compromiso de sus futbolistas y el tono intenso de su fútbol, ha sido un sello evidente del equipo de Jim

3. El tono defensivo. Aunque los dos últimos resultados -derrotas por 3-0 en Almería y 0-2 contra el Tenerife- han ensuciado sus números en esta vertiente del juego (ahora, con 21 goles encajados, es el sexto equipo menos goleado, cuando llegó a ser el segundo hace tres semanas), el Real Zaragoza ha presentado, generalmente, uno de los mejores entramados defensivos de la categoría. No solo ha estado encajando pocos goles, sino que ha sido un equipo, en general, que ha concedido pocos remates y ocasiones de gol a sus rivales. En este sentido, el Real Zaragoza se ha ido acercado durante la primera vuelta a sus principales rasgos de la pasada temporada, configurándose como un equipo fiable, equilibrado y rocoso. Su línea defensiva es la más reconocible del equipo, afianzada en las figuras de Gámez, Chavarría, Jair y Francés, estos dos últimos, pareja de centrales que se ha destacado como referencia del equipo en estos meses. Un dúo de mármol. El sistema de presión del Zaragoza -alternando alturas media y avanzada- es otro de sus atributos notables. Es el segundo conjunto de la liga que más recuperaciones ha registra (73, 36, solo mejorado por los 78,9 del Amorebieta), pero es de los equipos más eficaces (4º) robando en campo contrario.

Las debilidades

1. La gestión de la posesión. El Zaragoza acumula el cuarto mayor índice de posesión de la categoría (54%) tras Las Palmas, Ibiza y Valladolid, y en cierto modo ese protagonismo con la pelota marca uno de sus rasgos de identidad. Pero no ha sido el Zaragoza un equipo de vida cómoda con la posesión. Especialmente en La Romareda, con un bagaje muy negativo de solo dos triunfos, ha expresado dificultades cuando, desde la pelota, ha tenido que desarticular sistemas defensivos replegados y bien organizados. La falta de velocidad arriba, de amplitud y profundidad ha esterilizado su dominio desde el balón en muchos partidos. La falta de creatividad colectiva y de mecanismos de ataque posicional complejos le ha debilitado.

2. El desacierto goleador. El Zaragoza solo ha marcado 17 goles. Son muy pocos, el cuarto peor registro de la categoría. Álvaro Giménez y Vada, con cuatro tantos cada uno, han sido las dos principales referencias anotadoras de un equipo que saca oro de su escasez de goles. 26 puntos con su nivel de acierto es una apreciable rentabilidad. La falta de puntería, especialmente en los primeros dos meses y medio del curso, hasta que los delanteros del equipo comenzaron a carburar, causó un déficit de puntos que el equipo ha arrastrado en segundo tramo de la segunda vuelta. La problemática del gol, como ya sucediera la pasada campaña, sigue condicionando de este modo al equipo y los planteamientos de Jim, obligado a ajustar los contrapesos defensivos del Zaragoza para hacerlo competitivo.

3. Las soluciones creativas. Al Zaragoza le faltan fuentes de talento en el último tercio del campo, entre sus extremos, mediapuntas y delanteros. Posee un puñado de futbolistas con ciertas buenas condiciones, pero a menudo poco determinantes, irregulares en la toma de decisiones, en su influencia final. Esta falta de soluciones creativas hace del Zaragoza el tercer equipo con menos regates de la categoría (19,36 de promedio), solo empeorado por Burgos (18,2) y Amorebieta (16,12) y el sexto que menos duelos ofensivos ganas. El desequilibrio individual apenas aflora entre los atacantes del equipo.

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