análisis

Real Zaragoza: una derrota de libro

Análisis de las claves del tropiezo (0-2) del Real Zaragoza contra el Leganés en el estadio de La Romareda.

Foto del partido Real Zaragoza-Leganés, de la 17ª jornada de Segunda División, en La Romareda
Foto del partido Real Zaragoza-Leganés, de la 17ª jornada de Segunda División, en La Romareda
Guillermo Mestre

1. Jim esconde a Francho

Desde el principio, se observó que no sería un partido sencillo para el Zaragoza. Intervenían las fuerzas externas, un Leganés bien organizado y con el rival bien fichado, y las autolimitaciones del equipo aragonés, con su capacidad creativa cercenada en la configuración del plan de partido. Jim no acertó. O acertó menos que Nafti. El Zaragoza introdujo, una semana más, varios cambios, con Francés en el lateral derecho, la entrada de Nieto en el flanco defensivo opuesto y los regresos de Nano Mesa y Francho. Jim continuó con el 4-3-3, aunque esta vez, la posición de Francho, alejado de la zona de interiores, dibujo al equipo con un artificioso mediapunta. Este matiz articuló al Zaragoza en un aproximado 4-2-1-3 que no digirió. La insistencia de Jim en reunir a Zapater y Francho en la composición del centro del campo -más un mediocentro posicional, Eguaras- no ha funcionado en toda la temporada, ni funcionó contra el Leganés. El peaje lo paga Francho, a quien la entrada de Zapater con volante interior intermedio, lo aleja de su zona y sus funciones de mayor influencia, condenado a un escalón demasiado alto, fijado a la posición y a aparecer de espaldas y no rompiendo desde atrás y a fijar su posición. El resultado fue un Zaragoza inofensivo, previsible, de circulación densa, confuso en la creación y embotellado por dentro. Solo su sistema de presión, buscando alto al Leganés, representó un argumento prometedor.

2. Le telaraña de Nafti

Enfrente, el Leganés planteó un partido de mínimos. Nafti tejió una membrana de dos líneas de cuatro jugadores bien comprimidas y sincronizadas. Un 4-4-2 en fase defensiva y de presión que con la pelota liberaba a Rubén Pardo, enlace con Borja Garcés. La intención era dejar al Zaragoza que se atragantara con la pelota, esperarlo y narcotizarlo. Al equipo aragonés le cuesta en estas situaciones de partido y recordó, en gran medida, su duelo contra la Ponferradina. Bruno y Sergio González atrapaban a Álvaro. Recio y Gaku cerraban compuertas. Javi Hernández y Palencia eran agresivos en los costados y ataban a Nano y Bermejo, Pardo trabajaba sobre Eguaras… El Zaragoza no encontró grietas en ese tupido tejido. Francés es muy bueno en lo suyo, pero no es Fran Gámez abriendo cerraduras en el lateral derecho, punto habitual de creación de Jim. Al Zaragoza le quedó el balón largo como recurso para progresar, pero los centrales pepineros dominaron los saltos de Álvaro y las carreras de Nano.

Real Zaragoza vs Away team - Football tactics and formations

3. El tren del horror de Nieto

El Leganés no tenía prisa. Lo tenía claro: atraer al Zaragoza, atraparlo y descoserlo en una transición. O aguardar al detalle. Y ese detalle tomó cuerpo de fallo en una cesión improcedente de un Nieto superado por el fútbol de este tamaño, en una noche en el tren del horror. El desliz tuvo nombres y apellidos, pero se enmarcó en un contexto colectivo: ante sus problemas para progresar con la pelota, el Zaragoza abusó como nunca del pase de seguridad, del pase atrás. Y así, en una secuencia de ese tipo, el Zaragoza se disparó al pie y le sirvió en bandeja el triunfo al Leganés. Si a los madrileños el plan les funcionaba, con un 0-1 en el minuto 15 se les abrieron las puertas del paraíso. Un Zaragoza en desventaja era el deseo dorado de Nafti.

4. Gaku silencia la respuesta

El Zaragoza se estiró en el tramo final de la primera parte y Jim agitó el banquillo. Reorganizó el centro del campo devolviendo a Francho a la parcela a la derecha de Eguaras en la que había crecido en el último mes. Vada entró como conector. Y Narvaéz debía afilar al equipo. La teoría era buena. Entraban jugadores que deberían acercar al Zaragoza al área. No tardó en reanimarse el equipo de Jim, cuajando sus mejores minutos del partido. Dinamizado por Eguaras, Vada y Francho, comenzó a sumar llegadas y ocasiones. El Zaragoza fue tramando superioridades y desentrañando al Leganés. En cinco minutos, remató más que en toda la primera mitad. Pero un sartenazo de Gaku, oceánico toda la noche, silenció la respuesta. Más aire para el Leganés, enfocado ya en descontarle minutos al reloj de todos los modos permitidos y afianzando su trabajo posicional: presión precisa, cuidada distancia entre líneas, vigilancia de zonas peligrosas, coberturas coordinadas... Y Arnaiz, trepidante y potente, amenazando.

5. Una derrota para aprender

Al Zaragoza no le quedó otra que jugar al abordaje, con más corazón que cabeza, signo también de la impotencia padecida durante todo el partido. Jim optó por Borja Sainz y Petrovic, pero formalmente no varió nada. Lo haría con la entrada de Azón, pero el Leganés durmió el partido y protegió el área con la entrada del poderío aéreo de Luis Perea. Así llegó la derrota del Zaragoza, una derrota incontestable, tan clara que fue como un libro abierto. Páginas de las que extraer un aprendizaje. El partido enseñó cosas que funcionan y cosas que no. Ahora, hay que leerlas y construir. 

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