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El momento clave para hacerse fuertes por fin en La Romareda

El Real Zaragoza, desequilibrado en exceso entre su deficiente solvencia como local y su excelente rendimiento como visitante, obligado a sumar mañana ante el Leganés su segundo triunfo en casa.

Juan Ignacio Martínez ‘Jim da la charla inicial del entrenamiento en el estadio de La Romareda. toni galán
Juan Ignacio Martínez ‘Jim da la charla inicial del entrenamiento en el estadio de La Romareda. toni galán
Oliver Duch

A nadie escapa, a estas alturas ya avanzadas del torneo, transcurrido el primer tercio de la competición 21-22, que el Real Zaragoza es hasta ahora un equipo desequilibrado en sus prestaciones, según juegue en La Romareda o bien lo haga a domicilio. Es evidente que su rendimiento viene, desde el primer partido en agosto, confundido, contra natura: es sobresaliente su renta como visitante pero es peligrosamente escasa la obtenida como local.

El Real Zaragoza, si se computan solo los partidos jugados en su estadio, es de los peores de la liga. En este parcial, los blanquillos están en la cola de la clasificación, en puntos de descenso: solo han sumado 9 de los 24 disputados ante su entusiasta afición. Solo hay tres peores: el colista Alcorcón, con 5; la bisoña Real Sociedad B, con 6; y el rival de turno, el Leganés, que únicamente ha logrado 7 puntos en su campo de Butarque. Después, de la mano, vienen ya los otros ‘torpes’ en el papel de locales, con 9 puntos, el Huesca, el Amorebieta y... el Real Zaragoza.

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Esta mala praxis futbolística de los zaragocistas en su santuario de La Romareda duele más cuando se observa que el equipo de Juan Ignacio Martínez 'Jim' ha llegado a esta jornada 17 en la 8ª posición en la tabla, un buen lugar pese a sus negativos números jugando en su feudo. De haber sido capaces de aplicar en La Romareda unas dotaciones mínimamente normales, con el magnífico trabajo que está obrando el Zaragoza cuando se desplaza a otros campos, su posición en la tabla sería brillante, estaría en lo más alto.

Porque el otro parcial, el del Real Zaragoza visitante, es todo lo contrario. Ahí, el cuadro aragonés es 3º en el ranquin con 13 puntos adicionados de 24 dirimidos, solo superado por el líder Almería (con 18) y el Tenerife, con 16. Y esto, teniendo en cuenta el importante dato de que estos dos rivales han jugado un partido más que los zaragocistas, que la semana que viene podría ponerse por lo tanto 2º en este apartado de análisis. El contraste es tremendo, llamativo.

Segundo éxito seguido en casa

Juan Ignacio Martínez y la plantilla, en pleno momento de crecimiento en la autoestima tras lograr eludir el atasco de aquellos nueve empates concatenados a base de tres victorias consecutivas, saben que están justo en el momento clave de la temporada para hacerse fuertes en casa. Este lunes ante el Leganés es el día D y la hora H para mutar tendencias y ganar seguridad como equipo y colectivo, de la mano de una afición que nunca va a fallar.

Esto es así porque, precisamente, este Real Zaragoza que caminó entre dudas y defectos durante dos meses y medio de desorientación –que lo llevaron a pisar la zona de descenso entre alarmas–, viene de ganar su primer y único partido en La Romareda, el sitio que hay que convertir en un baluarte inexpugnable: hace 14 días ante el Sporting de Gijón (2-0). Antes de esta efeméride, hubo siete patinazos seguidos en el estadio municipal, ante Ibiza, Cartagena, Real Sociedad B, Oviedo, Huesca, Ponferradina y Mirandés. Ahí volaron 15 puntos muy dañinos, que ya no volverán jamás. Y no hay espacio para demasiados patinazos más. Es el hito preciso para enlazar otra victoria en La Romareda tras la felizmente celebrada ante el Sporting en la última presencia ante la hinchada blanquilla. Es otra compuerta a derribar para ir reparando poco a poco el mal inicio de temporada.

La Romareda no puede ser un padecimiento. Y, hasta el otro día ante los gijoneses, lo ha venido siendo indefectiblemente. Darle un repaso a la clasificación como visitantes y ver al Real Zaragoza en el grupo de los mejores ha de ser un estímulo para los futbolistas. Ese buen papel lejos de casa no cae del cielo ni es gratis. Responde a algo que se está haciendo bien y cubica. En casa eso no pasa. Ahora, es cuestión de saber trasladar esas formas y ademanes a los partidos en La Romareda. No se puede estar con un solo partido ganado ya casi en diciembre.

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