El Real Zaragoza ha aterrizado este domingo por la mañana radiante de felicidad en la capital aragonesa. El triunfo de este sábado por la noche en Las Palmas de Gran Canaria le ha dado un aire nuevo a la temporada, unas coordenadas diferentes a la vividas en las 15 primeras jornadas de liga. Por primera vez desde agosto, la plantilla respira sin agobios y disfruta de un merecido momento de tranquilidad.

Este es el resultado inmediato de encadenar tres victorias consecutivas, un registro que hace solo unos días parecía una quimera y que el Real Zaragoza ha logrado conquistar en apenas semana y media venciendo en Burgos (0-1), ante el Sporting de Gijón (2-0) y en la noche del sábado en Las Palmas de Gran Canaria (2-3). Meritazo sin discusión para Juan Ignacio Martínez y para una plantilla que decidió no bajar los brazos cuando los empates (hasta nueve seguidos y diez en trece jornadas) erosionaron poco a poco la confianza externa en el grupo.

El equipo aragonés ha agarrado con firmeza la puerta buena de salida a su serie de empates y ahora, con nueve puntos capturados de forma seguida, ha marcado un terreno más que respetable con la zona de descenso y ya mira, con cierto optimismo, su distancia con el ‘play off’ de ascenso. En cualquier caso, el sentir de la expedición zaragocista desplazada a Las Palmas era de obligada prudencia mezclada con ciertas dosis de ambición. Ni hace diez días la temporada iba a ser un fracaso rotundo ni ahora se quiere hacer pensar que ya está todo hecho. Dentro de la alegría generalizada, el discurso del club y del vestuario es de tranquilidad y mesura.

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El trabajo diario, que viene defendiendo Jim en los días grises y también en las victorias de prestigio como la del sábado, marcará el futuro de un grupo que, eso sí, se ha quitado toneladas de presión y de asfixiante autoexigencia en los últimos diez días. Especialmente reforzada ha salido de esta serie triunfante la delantera, con la figura de Álvaro Giménez como principal bandera y referencia. El artillero valenciano ha anotado tres goles en las últimas tres jornadas, todos ellos fundamentales y decisivos para los triunfos zaragocistas. Marcó el 0-1 victorioso en Burgos y los dos últimos tantos del 2-3 en Las Palmas. Álvaro Giménez ha sido determinante y resolutivo en el área, justo lo que se le demandaba. Sus goles han sido de ‘9’ puro y su figura, cuestionada por su falta de pegada en las jornadas iniciales, ha ganado enteros con rotundidad. Ya hay poco debate a estas alturas sobre quién es el delantero centro principal del Real Zaragoza.

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También sus compañeros del tercio final del campo han dado un paso adelante. La falta de puntería y olfato desarrollada en los meses de septiembre y octubre han quedado, al menos por el momento, atrás. A ello han contribuido, además de Álvaro, futbolistas como Nano Mesa, Borja Sainz y Sergio Bermejo. Todos ellos han anotado tantos decisivos en las últimas jornadas, repartiendo la tarea del gol en un grupo que dependía en exceso de la inspiración de Narváez y de Vada. En su ausencia por lesión (ambos regresaron al verde el sábado), el Real Zaragoza ha democratizado el gol. Otra feliz noticia para Jim.

Y es precisamente Jim, por encima de todos los futbolistas, el que ha salido más reforzado de esta serie triunfante de partidos. El crédito del entrenador alicantino, ganado a pulso tras su milagrosa salvación de la temporada pasada, se situó en entredicho desde ciertos sectores tras el empate del Mirandés en el tiempo de descuento en La Romareda. Era el noveno seguido de un equipo que, en esa dinámica, se podía enredar peligrosamente en los fondos del descenso.

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Pero Jim no perdió los nervios ni el talante. Tampoco cambió el discurso sobre su defensa a ultranza del vestuario. El entrenador, veterano y sabedor de lo volátil del fútbol profesional, respiró hondo y siguió trabajando para sacar el máximo rendimiento a la plantilla. Preparó un partido de pura supervivencia en Burgos y le salió bien. Desde ahí, con el equipo más liberado, recuperó la versión más atrevida y competitiva del Zaragoza. La que ganó 2-0 al Sporting de Gijón en La Romareda y 2-3 en Las Palmas. Cinco goles en dos partidos en los que su dirección de campo, a pesar de las numerosas bajas, ha sido valiente y certera. Notable a todas luces. En Gran Canaria, su doble cambio de Vada y Narváez al descanso, sumado a la gran interpretación de los espacios que dejaba Las Palmas a la espalda de los mediocentros, fue ganador. Decisivo. También ante el Sporting supo leer de forma correcta los tiempos para gobernar el partido y la victoria. Cuenta, además, con más de una quincena de futbolistas en dinámica competitiva. Así, las bajas son menos dañinas. Jim cuenta con casi todos y casi todos le responden sobre el césped.