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Real Zaragoza: así se rompen los moldes

En una noche de máxima exigencia, el Real Zaragoza rompió para bien varios de los clichés negativos que arrastraba desde agosto y que tantas dudas le han generado.

Álvaro Giménez acaba de marcar el 2-3 de cabeza ante Raúl Fernández, en el minuto 75.
Álvaro Giménez acaba de marcar el 2-3 de cabeza ante Raúl Fernández, en el minuto 75.
Sabrina Ceballos/LOF

En la noche de este sábado en Las Palmas el Real Zaragoza pasaba una prueba de control de calidad de alta exigencia. Y, para felicidad de su ingente masa de seguidores, lo hizo con el certificado ISO Aenor en sus manos con un sobresaliente de tamaño insuperable. Tumbó al rival canario en su estadio, un inmenso terreno de juego en el que no habían caído aún los amarillos (no lo hacían desde mayo, en la pasada liga, cuando precisamente el mismo Real Zaragoza les ganó 0-2 para, casi, culminar su salvación milagrosa del descenso a Segunda B). Y, además, a diferencia del anterior triunfo fuera de casa en Burgos, donde primó la racanería y la fortuna con aquel 0-1 postrero, ayer el cuadro zaragocista tuvo que poner muchas más cosas en el asador, debió enseñar diferentes registros futbolísticos que hasta ahora estaban ocultos, eran inexistentes en los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ semana a semana. Ganar 2-3 fuera de casa, siempre y más ahora, en el medido y constreñido fútbol moderno, exige repertorio.

En la velada del sábado en Gran Canaria el Real Zaragoza rompió moldes. Los reventó, a fuer de ser sinceros. Ha sido durante el primer tercio del torneo el equipo aragonés el peor atacante de la categoría, un bloque sin gol, con un índice de acierto ante las porterías rivales muy deficiente. Pues bien, ayer metió tres tantos como tres soles. Y tres goles fuera de casa, desde siempre, son ya considerados el umbral de la goleada.

En sentido contrario, también les saltaron las tuercas a los zaragocistas. Del mismo modo que desde agosto no veían puerta como era menester, eran, asimismo, el equipo menos goleado de Segunda, efecto paradójico derivado de su vicio de empatar durante 10 partidos, nueve concatenados, siempre a cero o, a lo sumo, a uno. Claro, con Las Palmas enfrente –la delantera con mayor calidad del fútbol de plata español, con Jesé y Viera luciendo galones europeos en sus hombreras–, recibieron dos y estuvieron cerca, un ramillete de veces, de encajar alguno más. El duelo tenía el colmillo afilado, con mil riesgos. La única manera de solventar la previsión de encajar esta vez más de un gol –como así fue– pasaba, por fuerza, por hacer algo extraordinario en la portería rival. Ahí radica el éxito de la tarea: se hizo.

Otro troquel zaragocista que saltó por los aires del Roque Nublo en la noche grancanaria fue el de la alarmante sequía anotadora de sus delanteros. Si –el ayer ausente– Nano ya ha ido abriendo el tape de su esencia poco a poco en las últimas semanas con dos dianas importantes y Álvaro Giménez se estrenó hace 10 días en Burgos, lo acontecido ayer es lo más natural en el mundo del fútbol, es una secuencia goleadora que se viene reclamando desde agosto (realmente, desde hace año y medio). Y esto no es otra cosa que ver un gol de un jugador de la segunda línea, el hasta ahora inerte Bermejo, y ¡un doblete! del delantero centro senior de la plantilla, Giménez. Es la primera vez en esta temporada que hay un bigoleador en un partido, 16 jornadas hemos tardado en ver esta figura, otrora tan habitual. Y, además, con el primer gol de cabeza de este año.

Y qué decir del engarce de tres victorias seguidas. Nueve puntos de nueve, pleno en las tres jornadas últimas. Burgos, Sporting y Las Palmas han claudicado ante el, hasta ahora, dubitativo Real Zaragoza. De menos a más. Progresando adecuadamente. Con suerte en El Plantío. Con méritos sobrados ante los gijoneses en La Romareda. Y con enorme oficio, variedad de cambios de marchas, velocidades diversas, movimientos tácticos desde el banquillo, capacidad anímica para superar dominios del rival y marcadores en contra o pérdida de ventaja momentánea... que de todo esto dio muestras, muy en positivo, anoche el Zaragoza en Las Palmas.

Hace 10 días, cuando nació el partido de Burgos, el Zaragoza vivía en los puestos de descenso. Hasta el minuto 82 de ese duelo, así fue. Ahora, en semana y media, el equipo ha saltado con pértiga a la 7ª plaza. Con solo dos derrotas en 16 partidos, es el menos abatido de la liga. Únicamente con victorias, poco a poco, los nocivos empates pierden radiactividad.

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